Las navieras se declaran dispuestas a sufragar la repatriaci¨®n de polizones
Las autoridades multaron con m¨¢s de 600 millones a 20 buques con inmigrantes en 1998
El Gobierno y los representantes de la asociaci¨®n de los navieros espa?oles (Anave) buscan una salida al problema de los polizones. Los armadores est¨¢n dispuestos a sufragar los gastos de alojamiento, asistencia sanitaria y repatriaci¨®n de los inmigrantes que se cuelan clandestinamente en los grandes buques desde los puertos de ?frica y, a cambio, esperan que el Gobierno les permita desembarcarlos en los puertos nacionales. La Direcci¨®n General de la Marina Mercante mult¨® el pasado a?o con m¨¢s de 600 millones de pesetas a 20 buques con inmigrantes que incumplieron la ley.
La presi¨®n de los trabajadores clandestinos que intentan llegar a Occidente ocultos en los recovecos de los gigantescos buques mercantes va en aumento: 832 en 1997; 936 en 1998, y 536 en los primeros meses de 1999, seg¨²n datos provisionales del Ministerio del Interior.Mientras tanto, el Gobierno y los responsables de las navieras tratan de llegar a un acuerdo para reducir un conflicto al que, por el momento, ni unos ni otros ven salida. Los armadores est¨¢n dispuestos a contratar vigilantes privados de seguridad aunque encarezca el precio del transporte. Tambi¨¦n ofrecen correr con los gastos de alojamiento, asistencia y repatriaci¨®n de los polizones. Como contrapartida esperan que el Gobierno les permita dejar en tierra a los pasajeros indeseados hallados en toneles, contenedores o agarrados al ancla.
Muchos mueren en estas inciertas traves¨ªas. La tripulaci¨®n les detecta en ocasiones por el fuerte olor que desprenden los cad¨¢veres; otros son descubiertos en las cocinas, cuando el hambre les obliga a abandonar sus escondrijos tras haber agotado el agua y las galletas para un viaje que preve¨ªan de d¨ªas y que se prolonga a veces meses.
En entonces cuando, seg¨²n testimonios de los navieros y de representantes de la ONG Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR), se crea una situaci¨®n l¨ªmite. "Nos obligan a convertirnos en polic¨ªas, y ni queremos ni estamos preparados", comenta Manuel Carlier, director general de Anave. Tienen que vigilar a los polizones para evitar disturbios, impedir que se autolesionen o que salten por la borda a escasos metros del puerto. Cualquiera de estos comportamientos implica problemas con las autoridades portuarias y fuertes sanciones econ¨®micas. Un poliz¨®n evadido o una comunicaci¨®n a puerto sin la debida antelaci¨®n suponen un desembolso de 30 millones de pesetas. La Direcci¨®n General de la Marina Mercante impuso en 1998 una veintena de multas a otros tantos buques -ninguno espa?ol- con 98 polizones a bordo. La mayor¨ªa fueron obligados a continuar viaje hacia otros puertos europeos, aunque portaran documentaci¨®n de la Cruz Roja avalando su condici¨®n de refugiados de guerra. Otros, quienes consiguieron llegar nadando hasta la costa, han sido repatriados. Unos pocos contin¨²an en los centros de acogida en espera de destino. La Administraci¨®n espa?ola ha recaudado con estas sanciones m¨¢s de 600 millones.
Viaje a ninguna parte
El Gobierno se muestra reacio a la propuesta de los armadores porque no acepta m¨¢s inmigrantes que los irremediables, los miles que se cuelan clandestinamente por las fronteras terrestres. As¨ª se han batido r¨¦cords de polizonaje: hasta tres a?os permaneci¨® un centroafricano vagando de puerto en puerto en viaje a ninguna parte.Algunos armadores vigilan ya los mercantes con perros y gases lacrim¨®genos antes de zarpar de los puertos africanos cuyos pa¨ªses est¨¢n en guerra o azotados por la miseria. Combaten de esta forma una peque?a parte del problema. Pero saben que ni ellos ni nadie puede frenar a quienes huyen para salvar sus vidas. Seguir¨¢n encontrando polizones en los agujeros m¨¢s insospechados de sus barcos. La negociaci¨®n con el Gobierno contin¨²a.
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