Caridad 99
JUVENAL SOTO
Con la Navidad llegan los rastrillos para pobres. Viudas de toda la vida, arist¨®cratas parapl¨¦jicas, antig¨¹edades rubias que se quedaron sin el pase¨ªllo nupcial, agentes de la propiedad inmobiliaria y un ex zagalote que lleg¨® a director de sucursal bancaria organizan el tinglado de la venta pro caridad: dos azucareros que fueron de mam¨¢, aquella pelliza de zorro que padeci¨® la confusi¨®n con la pieza durante una batida alima?era por los pagos de Jerez, tres orinales de porcelana blanca, una dentadura de la falsa duquesa Anastasia de C¨¢rtama y varias pitilleras de plata sobredorada, entre otros restos del naufragio, salvar¨¢n del hambre a los pobres durante la Navidad de 1999.
"La caridad, hijas m¨ªas, todo lo salva", proclam¨® el ordinario del lugar, sembrando consternaci¨®n entre los inmobiliarios y el ex zagalote, cuando esta corte de aquel Seraf¨ªn -el de La Codorniz- se present¨® en el palacio obispal a pedir los parabienes de la santa madre iglesia. Ellas, seguidas por la cuota del elemento masculino -un 25%-, dispusieron las bandejas de mantecados de Estepa, los tacos de carne de membrillo de Puente Genil, las algarrobas garrapi?adas de Cortes de la Frontera, las chirlas de Almer¨ªa, la compota de mangos de Motril y docena y media de langostinos de Sanl¨²car.
A 5.000 duros el cubierto inaugural, multiplicados por 15 o 20 comensales, el rastrillo daba -contando tambi¨¦n las ventas de chatarra y vejestorios- para organizar un guisote de mucho pavo con huevo hilado para los pobres, beneficiarios exclusivos del tinglado anual. Pero "la cena del 24 se la zampan los tronados de este a?o al mediod¨ªa del 23 de diciembre, que yo tengo tute subastado en la sobremesa de Nochebuena", propuso, sin contestaci¨®n posible, una terrible baronesa lisiada.
Durante la semana del tingladillo la labor consistir¨ªa en un v¨¦rtigo de ventas ben¨¦ficas y desayuno de trabajo, ventas ben¨¦ficas y aperitivo de trabajo, ventas ben¨¦ficas y almuerzo de trabajo, ventas ben¨¦ficas y merienda de trabajo, m¨¢s ventas ben¨¦ficas y, por fin, cena de trabajo. Ah¨ªtas de pesti?os y cebonas de yemas de Ronda, las comadres de la caridad -y el 35% de cuota masculina- llegar¨¢n al sarao navide?o propiamente dicho habiendo reventado el coraz¨®n de un Pepito que se fue de contable a Buenos Aires -"ya vez, vuelve soltero, tan mono y tifo de d¨®lares"-, tres fajas de ballena reforzada, un par de cucos per c¨¢pita y toda la remesa de JB para Espa?a. Pasado el d¨ªa de Reyes, se impondr¨¢ una dieta sever¨ªsima.
Terminada la venta, reventa, subasta y resubasta de los tratos del rastrillo para los pobres de 1999, el saldo final quiz¨¢s d¨¦, ya descontados los gastos de los convites, para una pava en pepitoria, medio kilo de huevo hilado y un tonel de arenques en salmuera. A ese banquete acudir¨¢n 15 pobres con carn¨¦ municipal que ser¨¢n entrevistados en directo por la COPE. "?Arriba los corazones!" ha de ser el lema del almuerzo caritativo del d¨ªa 23, que, en realidad, es la cena del 24 de diciembre. Al fondo del barrac¨®n desolado que hace las veces de merendero, los pobres reg¨¹eldan feroces bajo una pancarta tejida a mano por una concejala de este t¨¦rmino municipal: "M¨¢laga, la primera en el peligro de la caridad".
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