Un viaje a la tradici¨®n china
Par¨ªs ha vivido con intensidad su primer fin de semana dedicado a la ¨®pera china de estilo kunju El pabell¨®n de las peon¨ªas (1598), sobre un bello texto de Tang Xianzu. Ovaciones y bravos interminables de un p¨²blico entregado, despu¨¦s de un ritual de 18 horas distribuidas en tres jornadas, pusieron la r¨²brica final a un espect¨¢culo ins¨®lito.El director de escena Chen Shi-Zheng ha perseguido con tenacidad un concepto de autenticidad a lo occidental en la recreaci¨®n de una forma art¨ªstica de tradici¨®n oral, como es el teatro-¨®pera chino. De El pabell¨®n existe, en cualquier caso, una versi¨®n musical escrita de 1792.
La ilusi¨®n de autenticidad vendr¨ªa dada en primer t¨¦rmino por la cuidada ambientaci¨®n: un escenario de madera que evoca un pabell¨®n del periodo Ming, construido sobre un estanque de agua por donde se deslizan varios patos o peces de colores, y en el que hay plantas flotantes; telas de fondo inspiradas en pinturas de la dinast¨ªa Song; dos quioscos laterales tambi¨¦n sobre el agua, de los que cuelgan jaulas de madera con p¨¢jaros, uno para los 12 m¨²sicos y otro como escenario secundario en el que se realizan, adem¨¢s, algunos complejos maquillajes. En el vest¨ªbulo se ha instalado asimismo un restaurante chino.
Si la ambientaci¨®n contribuye poderosamente a fijar la atenci¨®n hacia el espect¨¢culo, no menos lo hace la sobretitulaci¨®n al franc¨¦s de las 55 escenas del texto, una historia de amor a lo Romeo y Julieta (curiosamente del mismo a?o, 1598), con una estructura de relato-r¨ªo en el que intervienen m¨¢s de cien personajes de todo tipo, reales o infernales, de la corte o del campesinado, encarnados por una compa?¨ªa de 23 actores.
En la realizaci¨®n esc¨¦nica se utilizan recursos muy variados, desde el teatro de marionetas hasta la narraci¨®n al estilo pingtan, con especialistas sin maquillar vestidos de calle y el acompa?amiento musical de sanxian y pipa (la¨²des de tres y cuatro cuerdas). M¨¢scaras, danzas, una exhibici¨®n portentosa de m¨¢s de 500 trajes bordados a mano en la capital de la seda, Suzhou, dan la nota de color y vistosidad al espect¨¢culo, pero el hechizo irresistible procede de los int¨¦rpretes.
Qian Yi, la protagonista femenina, de 23 a?os, posee un magnetismo asombroso: en la declamaci¨®n, en el canto, en sus movimientos milagrosamente et¨¦reos y ligeros, en la graciosa expresividad de dedos y manos, en las inclinaciones de su cuerpo. Y no se queda atr¨¢s Wen Yuhang, un actor especializado en papeles xiaosheng, con un falsete agudo que recuerda a los contratenores occidentales.
Babelia
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