El fiscal eleva a 690 a?os de c¨¢rcel su petici¨®n para el "violador de Pir¨¢mides"
En la ¨²ltima sesi¨®n del juicio a Arlindo Carbalho, conocido como el violador de Pir¨¢mides, el fiscal de la causa modific¨® la petici¨®n de pena para el presunto delincuente: en lugar de los 20 a?os que figuran en sus conclusiones provisionales, ayer solicit¨® al tribunal que el reo sea condenado a 690 a?os de prisi¨®n. La nueva conclusi¨®n del ministerio p¨²blico est¨¢ fundada en la individualizaci¨®n de los delitos -en total, m¨¢s de 11 abusos sexuales, 30 privaciones ileg¨ªtimas de la libertad en concurso con agresi¨®n sexual y 31 robos- y la suma de la pena que corresponde a cada uno de ellos.
El fiscal explic¨® que la suma de las condenas que se aplicar¨ªan por separado a estos delitos, presuntamente cometidos por Carbalho y denunciados por 43 v¨ªctimas en el marco de la causa, arroja una cifra cercana a los siete siglos, un castigo casi 35 veces mayor que el solicitado en su informe provisional inicial.Por su parte, la acusaci¨®n particular, que ejerce la Asociaci¨®n de Asistencia a Mujeres Violadas en representaci¨®n de 18 v¨ªctimas, mantuvo su petici¨®n de 400 a?os de castigo. El juicio contra el llamado violador de Pir¨¢mides qued¨® ayer visto visto para sentencia tras nueve d¨ªas de sesiones.
En caso de condena, y de acuerdo con lo establecido en el C¨®digo Penal, el plazo m¨¢ximo de permanencia efectiva en la prisi¨®n ser¨ªa de 20 a?os. Con sus peticiones de penas, el ministerio fiscal y los letrados particulares pretenden que, en caso de que el implicado se vea favorecido por reducciones de pena y otros beneficios penitenciarios, de todos modos permanezca privado de la libertad por el plazo m¨¢ximo que estipula la ley. Si el tribunal responde favorablemente a estas peticiones, las redenciones extraordinarias tendr¨ªan efecto sobre las penas de 690 o 400 a?os, con lo cual resulta dif¨ªcil que el acusado salga de la prisi¨®n antes de cumplir 20 a?os de privaci¨®n de libertad.
Para la elaboraci¨®n de un detallado informe final, le¨ªdo ayer durante una vista p¨²blica en la Secci¨®n Cuarta de la Audiencia de Madrid, el representante de la fiscal¨ªa aport¨® un conjunto de elementos "suficientes para dictar sentencia condenatoria", seg¨²n expres¨®. Entre ellas se cuentan las pruebas de ADN, "de seriedad incuestionable", las 33 diligencias positivas en ruedas de reconocimiento del acusado y las coincidencias de los peritos psiquiatras, tanto de los forenses de la Audiencia como los de car¨¢cter privado aportados por la defensa, que identificaron rasgos obsesivos compulsivos en la personalidad de Carbalho. Pero determinaron que el acusado no es un enfermo mental inimputable.
El fiscal destac¨® las coincidencias en el modus operandi del agresor en los casos denunciados. De acuerdo con su an¨¢lisis, la mayor¨ªa de ellos se cometi¨® en un determinado horario, en una misma zona -de hecho, la recurrente persecuci¨®n de mujeres en zonas aleda?as al metro de Pir¨¢mides le vali¨® a Carbalho el apodo por el que se lo conoce- y con v¨ªctimas de caracter¨ªsticas f¨ªsicas similares.
Absoluci¨®n
Por su lado, el abogado defensor Carlos de la Cruz, nombrado de oficio para la causa, pidi¨® la absoluci¨®n del acusado, puesto que ¨¦ste no ha reconocido su culpabilidad. En segundo t¨¦rmino, el letrado inst¨® al tribunal a considerar un atenuante o eximente incompleta por trastornos mentales y, por oposici¨®n al planteamiento de la fiscal¨ªa, puso de relieve el valor relativo de las pruebas de identificaci¨®n gen¨¦tica, se?al¨® ciertas fallas metodol¨®gicas en las ruedas de reconocimiento y marc¨® las contradicciones que se desprenden de las declaraciones de las v¨ªctimas respecto de las se?as particulares del atacante. Esto, a su juicio, es motivo suficiente para considerar que su defendido no es el autor de todas las agresiones de las que se le acusa.
"Jam¨¢s me he considerado un loco o un psic¨®pata, pero tuve muchos problemas en mi vida que han podido desencadenar los hechos que aqu¨ª se relataron. Lo que tengo claro es que yo jam¨¢s he cometido todas esas violaciones", expres¨® Arlindo Carbalho una vez que la acusaci¨®n y la defensa concluyeron con la exposici¨®n de sus informes. Fue la intervenci¨®n final del procesado ante los magistrados, haciendo uso del "derecho a la ¨²ltima palabra".
Durante m¨¢s de 45 minutos, el acusado realiz¨® una exhaustiva narraci¨®n de sus estados de ¨¢nimo y sus temores ante la reconocida compulsi¨®n por perseguir a mujeres en la v¨ªa p¨²blica. Luego, con la ayuda de las notas apuntadas sin descanso desde el comienzo del juicio, intent¨® profundizar en cuestiones legales derivadas de los peritajes.
Cuando la presidenta del tribunal, Pilar Oliv¨¢n, le interrumpi¨® por considerar que estaba excedi¨¦ndose en el ejercicio de su derecho, Carbalho protest¨® por el trato de la justicia y de la prensa. "Ten¨ªa muchas ganas de hablar y pens¨¦ que esta sala era el sitio adecuado, pero me equivoqu¨¦", expres¨®. Y continu¨® mascullando quejas mientras dos polic¨ªas lo escoltaban hacia la puerta de salida.
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