El Madrid se hunde en el caos
El Zaragoza arrasa en el Bernab¨¦u, que la emprende contra todos los sectores del club, directiva incluida
El Madrid ha entrado en coma profundo, pero a su alrededor se ha levantado un mot¨ªn de enormes proporciones. La derrota frente al Zaragoza rompe los diques de la crisis y la traslada a la direcci¨®n del club, seg¨²n el dictado del p¨²blico, que no aguanta m¨¢s. Se respet¨® la figura de Vicente del Bosque, por el trabajo circunstancial que se le atribuye en estos momentos. Los dem¨¢s quedaron expuestos a la ira de los aficionados. Como ya se hab¨ªa puesto en solfa al equipo, s¨®lo quedaba el ataque a la directiva, que escuch¨® de todo. Si el Madrid ven¨ªa de un periodo turbulento, ahora la marea alcanza a todo el mundo, en un desplome que tiene un car¨¢cter institucional. As¨ª lo interpret¨® la hinchada, presa de la irritaci¨®n y de la fatiga.De la l¨®gica del partido se concluy¨® la reacci¨®n de los aficionados madridistas. Reacci¨®n intempestiva por la derrota, por la diferencia abismal entre el juego del Zaragoza y del Madrid, por la muy distinta actitud que mostraron ambos conjuntos. El Zaragoza funcion¨® como equipo adulto, profesional, equilibrado. Se impuso en todos los aspectos, con una naturalidad que s¨®lo resultaba explicable por la dejadez del Madrid. Algunos partidos se resuelven a trav¨¦s de la t¨¢ctica, o de la categor¨ªa de los jugadores, o del azar. La autoridad del Zaragoza fue de otro calibre. No se sinti¨® exigido en ning¨²n momento. Eso no le quita ning¨²n m¨¦rito: jug¨® con clase, paciencia y precisi¨®n. Uno por uno, sus futbolistas ofrecieron su mejor versi¨®n. S¨®lo Juanmi emborron¨® la impecable actuaci¨®n del equipo. Se comi¨® el gol en el primer remate que recibi¨®. Juanmi ten¨ªa motivos para excusarse: pag¨® toda la inactividad del primer tiempo. El portero se qued¨® helado y no pudo atrapar un d¨¦bil tiro de Ra¨²l. Pero el Zaragoza hab¨ªa marcado tres goles y respondi¨® contundentemente al fallo de su portero. En la siguiente jugada, Garitano aprovech¨® una llegada por la izquierda para sorprender a Bizzarri. La acci¨®n de Garitano no supuso ninguna novedad con respecto a lo que hab¨ªa ocurrido en el primer tiempo. Karembeu termin¨® aturdido frente a Vellisca y Garitano. Le tendieron todas las emboscadas posibles, con la colaboraci¨®n de Seedorf, que nunca se dign¨® a ayudar al lateral.
REAL MADRID 1
ZARAGOZA 5Real Madrid: Bizzarri; Karembeu, Julio C¨¦sar (Ognjenovic, m. 46), Karanka, Roberto Carlos; Seedorf, Helguera, Savio, Guti; Ra¨²l y Morientes. Zaragoza: Juanmi; Cuartero, Aguado, Paco (Solana, m. 22), Pablo; Acu?a, Arag¨®n, Garitano, Vellisca; Juanele y Milosevic. Goles: 0-1. M. 30. Milosevic cabecea con comodidady al poste derecho de Bizzarri un centro de falta de Arag¨®n. 0-2. M. 40. Centro de Vellisca desde la izquierda, y Juanele se anticipa a la defensa con un toque de derecha. 0-3. M. 45. Juanele cabecea solo y sin marcaje un centro de Milosevic. 1-3. M. 53. Ra¨²l, desde el borde del ¨¢rea, con la colaboraci¨®n de Juanmi. 1-4. M. 55. Garitano, desde el ¨¢rea peque?a, tras combinaci¨®n con Vellisca. 1-5. M. 68. Milosevic se deshace de Helguera y marca de tiro cruzado ante Bizzarri. ?rbitro: Carmona. Amonest¨® a Karanka, Garitano y Guti. Santiago Bernab¨¦u, 60.000 personas. Un espectador salt¨® al campo en la segunda parte y fue desalojado.
El Zaragoza sac¨® ventaja en ese sector y en todos los dem¨¢s. Utiliz¨® el centro del campo como r¨¢pida zona de paso. Arag¨®n, Acu?a y Garitano mov¨ªan la pelota con tranquilidad. Mov¨ªan la pelota y se mov¨ªan ellos. El Madrid, no. Su partido fue un monumento a la inmovilidad, como si todos se hubieran tomado un sedante. Todos quietos y la pelota al pie, en plan jubilados. Para los defensas del Zaragoza fue sencill¨ªsimo desbaratar el ingenuo f¨²tbol del Madrid. Hab¨ªa que ver a Acu?a convertido en un emperador. Iba de un sitio a otro sin ninguna prisa. Conectaba con todo el mundo, y cuando lo hac¨ªa con la delantera, el gol se volv¨ªa inminente.
Milosevic tambi¨¦n contribuy¨® en grandes dosis. Se volv¨ªa hacia el medio campo, arrastraba a los centrales, se aprovechaba de su corpulencia para dejarles tirados, abr¨ªa el juego hacia los lados y regresaba al ¨¢rea. Lo hizo una y mil veces, sin respuesta de los defensas madridistas. Mientras Milosevic destrozaba al Madrid, Juanele actuaba de chico listo. Sali¨® casi siempre de derecha a izquierda para aprovechar los espacios de Milosevic. Interpret¨® tan bien su papel que marc¨® dos tantos.
Todos los jugadores del Zaragoza estuvieron irreprochables. Jugaron el partido perfecto. Eso no se discute. Del Madrid tampoco se discuti¨® nada. Fue una ruina. Nada molest¨® tanto a su hinchada que el entreguismo. Si el encuentro le pintaba mal, podr¨ªa esperarse una reacci¨®n de puro coraje. Tambi¨¦n as¨ª se ganan los partidos. O se pierden con honor. El Madrid prefiri¨® hundirse de forma deshonrosa, sin atender al clamor que se escuchaba en el Bernab¨¦u. ? la gente le importaba poco el mal juego, las deficiencias t¨¢cticas, los errores de los jugadores. El p¨²blico se indignaba por el abandono general, la molicie de un equipo que ha tocado fondo. Con una particularidad a?adida. Hasta ahora, los problemas estaban circunscritos al equipo y al entrenador. Frente al Zaragoza se traspas¨® ese ¨¢mbito para entrar de lleno en el terreno institucional. Una goleada de esta magnitud, la mayor desde el c¨¦lebre estrago que provoc¨® el Bar?a de Cruyff en 1974, rompe todos los diques y sube la marea hasta el cuello de Lorenzo Sanz y la directiva. Tal y como se han desarrollado los acontecimientos durante los dos ¨²ltimos a?os, este se¨ªsmo pod¨ªa producirse en cualquier momento. Ocurri¨® ayer, en un partido que traer¨¢ consecuencias incalculables.
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