La amenaza del cemento

Si las urbanizaciones son la mayor amenaza para los humedales (sobre todo los costeros, muy golosos para ubicar bloques de apartamentos tur¨ªsticos), tambi¨¦n es verdad que estos enclaves constituyen un obst¨¢culo para los promotores. Y dos actitudes del Consell han favorecido la p¨¦rdida paulatina de superficie h¨²meda. En primer lugar, el retraso en la aprobaci¨®n de un cat¨¢logo de zonas h¨²medas que, por ley, deber¨ªa protegerlas desde diciembre de 1995. Tras a?os de espera, cuando finalmente Medio Ambiente sac¨® una lista con 32 enclaves, la Generalitat retras¨® hasta finales de este a?o su aprobaci¨®n. Y cuando se cumple el plazo, el Consell vuelve a demorarlo hasta finales del 2000. Eso s¨ª, por primera vez se ha dado protecci¨®n cautelar a los enclaves. Pero en este tiempo el acoso a algunos de estos espacios se ha intensificado mientras que otros, nunca incluidos en la lista, casi han desaparecido, como la albufera de Oropesa.En segundo lugar, la tesis del Consell de no proteger zonas clasificadas como suelo urbanizable. Es decir, por miedo a tener que afrontar indemnizaciones, un enclave que se mantenga natural est¨¢ condenado al cemento si el plan urbano as¨ª lo estima. Los ecologistas ya han denunciado que este criterio no cumple la ley. Y que la indemnizaci¨®n tampoco est¨¢ clara.