Lo que oculta la guerra
Iniciada el 5 de septiembre, la guerra de Chechenia entra, seg¨²n los militares rusos, en su tercera y ¨²ltima fase. Tras haber ocupado m¨¢s de la mitad del pa¨ªs, quieren expulsar de la capital, Grozni, a sus defensores, someti¨¦ndoles a incesantes bombardeos. La potencia de fuego del Ej¨¦rcito ruso es tal que ya no lanza a la infanter¨ªa para conquistar las ciudades, evitando las bajas que lo debilitaron durante la guerra precedente. Esta vez s¨®lo ha tenido, seg¨²n sus datos oficiales, 304 muertos y 837 heridos.Evidentemente, la agencia Kazkav Press rebate estas cifras y acusa a los rusos de causar sobre todo v¨ªctimas entre las mujeres, los ni?os y los ancianos que todav¨ªa se esconden en los s¨®tanos. La mayor parte de la poblaci¨®n ya ha abandonado la ciudad y se pudre en los campos de refugiados en Ingushetia. Los destacamentos m¨®viles de combatientes saben protegerse de los bombardeos, y seg¨²n la agencia, se preparan para una guerra de larga duraci¨®n.
Pero supongamos que los rusos toman Grozni. Ya lo hicieron en 1995, y no lograron resolver el problema checheno. Tambi¨¦n ocup¨® el Ej¨¦rcito ruso Afganist¨¢n durante 10 a?os y termin¨® por marcharse sin sufrir una derrota importante. La ocupaci¨®n militar de la rep¨²blica rebelde s¨®lo ser¨ªa una victoria p¨ªrrica que conducir¨ªa a una interminable guerra de guerrillas, y con el tiempo, ser¨ªa susceptible de convulsionar al conjunto del C¨¢ucaso. En Ingushetia, el asesinato de una joven de 21 a?os a cargo de tres soldados ebrios ya ha provocado una agitaci¨®n sin precedentes que las disculpas de los jefes militares rusos no han bastado para calmar. Tras visitar los campos de los chechenos en Ingushetia, Ogata, alta comisaria de Naciones Unidas para los refugiados, no ha querido hablar de "cat¨¢strofe humanitaria" porque hab¨ªa visto situaciones peores en las que la gente mor¨ªa de hambre. Pero los caucasianos son menos indulgentes cuando ven por televisi¨®n a sus primos de Chechenia hacinados bajo tiendas de campa?a y en vagones sin calefacci¨®n en pleno invierno, muy riguroso en esta regi¨®n. A pesar de ello, no se solidarizan con los wahab¨ªes de Sh¨¢mil Bas¨¢yev, pero tambi¨¦n saben que estos ¨²ltimos son s¨®lo una ¨ªnfima minor¨ªa de los chechenos. En una entrevista con un peri¨®dico polaco, el propio Bas¨¢yev reconoci¨® que el wahabismo a¨²n no ha echado ra¨ªces en el C¨¢ucaso. Apuesta por los errores de los rusos para poder volver a encender un foco de guerra santa en la regi¨®n.
Los estrategas de Mosc¨² comprenden que necesitan una soluci¨®n pol¨ªtica para el conflicto. Han rodeado de una enorme publicidad la toma de Gudermes, realizada sin necesidad de luchar porque los habitantes pidieron a los combatientes que abandonaran la ciudad. M¨¢s tarde, el restablecimiento de la electricidad en Gudermes se present¨® como una nueva victoria, preludio del establecimiento de la capital de Chechenia en esta ciudad en lugar de Grozni. Sin embargo, el toque de queda sigue en vigor, y ning¨²n responsable de Gudermes ha aceptado colaborar a nivel nacional con los rusos.
El primer ministro Vlad¨ªmir Putin, tras haber nombrado sucesivamente a tres presidentes interinos de Chechenia, termin¨® por comprender que se trataba de un ejercicio est¨¦ril. As¨ª pues, reuni¨® en Mosc¨² al Congreso de la di¨¢spora chechena para que eligiera democr¨¢ticamente al dirigente de su pa¨ªs. Pero los congresistas declararon sin ambajes que Chechenia ya tiene un presidente, Asl¨¢n Masj¨¢dov, y no tiene necesidad de otro. Putin no acepta a este interlocutor. No dispone de un margen de maniobra suficiente para hablar de la paz. El Ej¨¦rcito le ha advirtido que no se detendr¨¢ a medio camino y no permitir¨¢ que le roben la victoria. Por otro lado, este primer ministro ca¨ªdo del cielo en agosto sabe bien navegar en las aguas del "nacionalismo imperial", engendrado por la guerra del C¨¢ucaso, e incluso espera ser elegido el a?o que viene como presidente de Rusia. Tras lo cual tal vez piense en la paz.
Hasta ese hipot¨¦tico desenlace, este ambicioso primer ministro no es m¨¢s que un reh¨¦n de los militares y de los "megaserbistas" del Kremlin. As¨ª es como se ha bautizado el entorno de Bor¨ªs Yeltsin que pretende reconstruir la Gran Rusia, imitando el intento de Slobodan Milosevic de fundar la Gran Serbia. Los "megaserbistas" rusos no tienen la intenci¨®n de invadir pa¨ªses vecinos, pese a que se muestran un tanto amenazadores con Georgia por su supuesta complicidad con los chechenos. En realidad, simplemente apuestan por el desconcierto de los rusos, sumidos en la miseria y a quienes al menos les gustar¨ªa creer que su pa¨ªs puede volver a ser grande y respetado. Detr¨¢s de toda esta ret¨®rica "patri¨®tica e imperial" se ocultan intereses muy sospechosos.
Tras la ca¨ªda financiera de agosto de 1998, la ¨¦lite yeltsiniana se encuentra en el punto de mira de la justicia occidental, en Suiza, en EE UU y ma?ana en Alemania. Por eso, el d¨®cil Vlad¨ªmir Putin ha hablado incluso de la utilidad de una "pausa" en las relaciones con Occidente. Sin embargo, el verdadero inspirador de esta pol¨ªtica "aislacionista" es Bor¨ªs Berezovski, gran amigo de la "familia" del Kremlin. Ya en 1996, la revista Forbes le acus¨® de ser el padrino de la mafia rusa. Berezovski amenaz¨® con denunciarla por difamaci¨®n ante un tribunal brit¨¢nico con la posibilidad de concederle enormes compensaciones por da?os y perjuicios. Amenaza a la que no ha seguido ninguna acci¨®n y con raz¨®n: este gran oligarca, que tiene prohibida la entrada en Suiza, tendr¨ªa dificultades para justificar el origen de su enorme fortuna.
Prefiere concentrarse en manipular las elecciones en Rusia apoyando la candidatura de Vlad¨ªmir Putin y poniendo en liza la lista electoral Unidad para las legislativas a la Duma. Todos los medios, incluido el antisemitismo, son v¨¢lidos en esta batalla sin principios: la cadena ORT, de Bor¨ªs Berezovski, lleg¨® a acusar a su rival Gusinski, de la cadena NTV, y a la comunidad jud¨ªa que este ¨²ltimo preside, de ser la quinta columna de Occidente que apoya a los "terroristas chechenos".
Yevgueni Primakov, l¨ªder de la oposici¨®n no comunista, se desplaz¨® a Par¨ªs para informar a Jacques Chirac y a Lionel Jospin de lo que pasa en segundo plano en la guerra de Chechenia, y del conflicto, menos sangriento, que tiene lugar en Mosc¨². Los dirigentes franceses lo recibieron con gran pompa, como si fuera el jefe del Estado y no estuviera en visita privada. Saben que "Rusia no es ni Irak ni Kosovo", como dijo el ministro de Defensa, el mariscal Sergu¨¦iev. Por otro lado, para los franceses, la guerra de Chechenia es intolerable y revela tendencias imperialistas rusas que se cre¨ªan desaparecidas. Primakov explic¨® que la destrucci¨®n de las bases de los wahab¨ªes de Sh¨¢mil Bas¨¢yev es una necesidad porque son un foco de fanatismo isl¨¢mico intolerable. Pero durante la conferencia de prensa reconoci¨® que los bombardeos a boleo podr¨ªan fortalecer a Bas¨¢yev, del mismo modo que los bombardeos sobre Yugoslavia fortalecieron a Milosevic. Pero pide a los occidentales que no tomen medidas que puedan dar argumentos a los aislacionistas rusos. Dicho de otro modo, seg¨²n Primakov, las fuerzas internas de su pa¨ªs deben poner fin al intento de los "megaserbistas" rusos de mantener en el poder a una ¨¦lite criminal que no le ofrece ninguna perspectiva de futuro. Queda esperar que estas fuerzas, reducidas al silencio debido a la guerra "nacional imperial" en el C¨¢ucaso, se manifiesten abiertamente.
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