El casco en los ciclistas: promover antes de legislar
La aprobaci¨®n por el Congreso de la ley que hace obligatorio el uso del casco en los ciclistas cuando circulen por carretera est¨¢ provocando manifestaciones de abierto desacuerdo entre los propios ciclistas y algunas asociaciones de simpatizantes de la bicicleta. Para muchos t¨¦cnicos y responsables de seguridad vial, y quiz¨¢ para los propios legisladores, estas reacciones podr¨¢n parecer poco reflexivas o incluso irracionales, a la luz de los beneficios claramente documentados en la literatura cient¨ªfica internacional del uso del casco. As¨ª, por ejemplo, se sabe que las lesiones craneales son la principal causa de lesiones graves y de muerte en los ciclistas y que el uso del casco se acompa?a de una reducci¨®n de dichas lesiones en los ciclistas de todas las edades implicados en cualquier tipo de accidente, incluidas las colisiones con veh¨ªculos de motor. Por otra parte, es evidente que en Espa?a en los ¨²ltimos a?os ha ido creciendo la preocupaci¨®n por el incremento de v¨ªctimas de accidentes de tr¨¢fico entre los ciclistas, preocupaci¨®n que ha movilizado en numerosas ocasiones a los propios ciclistas y que ha logrado que el Senado y el Congreso le presten la debida atenci¨®n, resultando en la ley que es ahora objeto de debate. Entonces, ante el amplio reconocimiento del problema y la aprobaci¨®n de una soluci¨®n que ha demostrado ser efectiva en muchos pa¨ªses, ?por qu¨¦ parecen o¨ªrse m¨¢s los pitos y los abucheos que los aplausos y las felicitaciones?Desde la experiencia de la introducci¨®n de pol¨ªticas de prevenci¨®n y promoci¨®n de la salud -y utilizar el casco es, sin duda, un h¨¢bito saludable-, la situaci¨®n actual no tiene nada de parad¨®jica, sino que, desgraciadamente, ilustra lo que puede suceder cuando se "pone la carreta delante de los bueyes"; en el caso que nos ocupa, cuando se promulga una ley antes que difundir la informaci¨®n sobre los beneficios del casco, antes que promover actitudes positivas ante su uso, antes que facilitar un acceso amplio por parte de todas las edades y grupos sociales y antes que favorecer alianzas entre los sectores implicados, en particular entre las asociaciones de usuarios.
En ausencia de estos necesarios pasos previos, la promulgaci¨®n de una ley orientada a la protecci¨®n de las personas acaba siendo recibida por amplios sectores de la poblaci¨®n -sobre todo por aquellos que m¨¢s podr¨ªan beneficiarse de su aplicaci¨®n- como una actuaci¨®n del Estado paternalista y persecutoria, que coarta la libertad individual y desincentiva el uso y disfrute de la bicicleta.
?Qu¨¦ hace falta, pues, para que el paso legislativo que ahora se da no se convierta en un traspi¨¦? En primer lugar, son necesarias campa?as intensas y peri¨®dicas en los medios de comunicaci¨®n, informando sobre las lesiones en la cabeza como la causa m¨¢s frecuente de muerte en los ciclistas, con o sin implicaci¨®n de otro veh¨ªculo, y tanto en carretera como en zona urbana, as¨ª como del papel del casco para prevenir muchas de estas muertes. En segundo lugar, las campa?as, por s¨ª mismas, ser¨¢n insuficientes si no se acompa?an de programas educativos desde distintos ¨¢mbitos sociales, como escuelas y universidades, consultas m¨¦dicas y asociaciones deportivas y de ocio. En tercer lugar, dado que promover el uso del casco no est¨¢ re?ido con promover el uso de la bicicleta, estos programas podr¨ªan reforzarse con iniciativas de subsidio total o parcial del coste del casco, contando con la colaboraci¨®n de fabricantes y comerciantes del sector de la bicicleta, asociaciones de usuarios, federaciones deportivas, compa?¨ªas de seguros e instituciones p¨²blicas. En cuarto lugar, implica que deben dedicarse m¨¢s esfuerzos a promover el debate y las alianzas en la sociedad civil, utilizando la informaci¨®n cient¨ªfica como evidencia para el consenso y la acci¨®n. Finalmente, ser¨ªa deseable que se financiaran los estudios epidemiol¨®gicos que permitan evaluar la contribuci¨®n resultante de este conjunto de acciones a la disminuci¨®n de las muertes y lesiones graves en los ciclistas.
S¨®lo cuando estas condiciones -informaci¨®n, educaci¨®n, subsidio, pacto social e investigaci¨®n- se hayan cumplido tendr¨¢ pleno sentido y aceptaci¨®n una ley que obligue a usar el casco, sin que ello suponga dejar a un lado otras estrategias necesarias de prevenci¨®n de los accidentes en los ciclistas, como los carriles bici o la educaci¨®n de los conductores. Como para otros problemas de salud p¨²blica, la promoci¨®n de h¨¢bitos saludables es una condici¨®n necesaria, aunque en ocasiones insuficiente si no va acompa?ada posteriormente de iniciativas legislativas para reforzar su adopci¨®n. Con una adecuada promoci¨®n del uso del casco tenemos una excelente oportunidad de salvar vidas, prevenir graves discapacidades y disfrutar saludablemente de la bicicleta.
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