Rotaciones a destiempo
?ltimamente se est¨¢ extendiendo en el Bar?a una explicaci¨®n oficial muy simplista a los resultados cambiantes: cuando se gana se habla de proyecto y en el momento en que se pierde, las preguntas se dirigen a los futbolistas. As¨ª las cosas, el marcador depende de la apetencia, actitud, estado de forma o situaci¨®n contractual del jugador. El entrenador queda a resguardo. Frente a las veleidades que se le reprochaban a Cruyff, Van Gaal presume de anteponer honestidad y una competitividad basada en su peculiar manera de entender el juego.Van Gaal no es ciertamente el ¨²nico responsable de lo ocurrido en noviembre, pero tampoco es justo que intente salirse de la crisis sin una mancha. Al t¨¦cnico hay que responsabilizarle de un intervencionismo mal entendido. Meti¨® mano a las alineaciones cuando no era necesario, con cambios que no ven¨ªan a cuento, dando la chapa con las rotaciones, y en el momento en que el equipo se qued¨® tieso y requiri¨® de la mano del entrenador, ya no hab¨ªa revulsivo. Fundi¨® a los 22 titulares de manera que ahora hay tal l¨ªo que ya no se sabe ni qui¨¦n es el portero, se cuestiona la titularidad de Guardiola -atacado como mito y como futbolista- y se hacen chistes de mal gusto con los gemelos De Boer, dos grandes futbolistas a los que el Barcelona empuj¨® a abandonar el Ajax de mala manera.
Las rotaciones se impon¨ªan en noviembre y no en septiembre cuando el equipo azulgrana iba solo. Lo que pasa es que Van Gaal siempre se distingi¨® por advertir los problemas, pero pocas veces aport¨® soluciones. Su suerte desde que lleg¨® al Camp Nou es que nunca ha sentido la presi¨®n del Madrid.
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