El referente n¨®rdico ?NGEL CASTI?EIRA / JOSEP M. LOZANO

En los balances que se han hecho de los 20 a?os de autonom¨ªa, ha sido un lugar com¨²n recordar, con un deje de nostalgia o de iron¨ªa, c¨®mo en el pasado los pa¨ªses n¨®rdicos eran un referente, al menos ret¨®rico, para algunos proyectos pol¨ªticos. Hoy, simplemente, han desaparecido de nuestro mapa mental y, tras la marcha de Laudrup, parece que nada nos une a ellos. Sin embargo, que haya deca¨ªdo nuestro inter¨¦s no significa que all¨ª no se est¨¦ cociendo nada interesante. Al contrario. Existen m¨²ltiples experiencias innovadoras tanto en el ¨¢mbito pol¨ªtico como en el econ¨®mico y el social.

Un ejemplo a seguir de cerca es The Copenhagen Centre. El origen de su existencia es el reconocimiento de que una de las constantes de los procesos de cambio que est¨¢n viviendo los pa¨ªses desarrollados, en el marco de la reformulaci¨®n del Estado de bienestar, es la consolidaci¨®n de la exclusi¨®n social de una parte de la poblaci¨®n. Hasta aqu¨ª nada nuevo. Lo que resulta innovador es la concepci¨®n que justifica la creaci¨®n de dicho centro y las iniciativas que promueve. El punto de partida es, por una parte, que la exclusi¨®n social y los problemas relacionados con ella hoy ya no pueden resolverse ¨²nicamente con actuaciones gubernamentales; y, por otra, que la cohesi¨®n social es un bien com¨²n que est¨¢ en el trasfondo, como condici¨®n de posibilidad, del desarrollo exitoso de muchas iniciativas econ¨®micas, democr¨¢ticas, educativas o asociativas.

Lo que se ha planteado en Dinamarca es crear un espacio de encuentro en el que todas las partes implicadas (Gobierno, empresas, sindicatos, asociaciones, corporaciones locales, universidades) puedan reflexionar conjuntamente sobre los problemas, discutir proyectos, hacer propuestas e intercambiar experiencias. No se trata, pues, simplemente de negociar intereses, sino de compartir responsabilidades. El reto es crear un espacio de di¨¢logo y de aprendizaje compartido que permita explorar y contrastar las iniciativas que se pueden llevar a cabo, tanto conjuntamente como desde cada ¨¢mbito de actuaci¨®n.

Este planteamiento tendente a la configuraci¨®n de un nuevo contrato social no implica que nadie haga dejaci¨®n de sus responsabilidades, y mucho menos el Gobierno. Ni tampoco de que nadie ocupe terrenos que no le corresponden. Lo que se plantea aqu¨ª es pensar de manera diferente sobre los problemas sociales y, sobre todo, abordarlos como un reto com¨²n. Se trata de aprender a dialogar, de ampliar las propias perspectivas, de compartir esfuerzos e iniciativas, de replantear las l¨ªneas de actuaci¨®n, de desarrollar iniciativas conjuntas entre todos los sectores. De ah¨ª pueden nacer cambios legislativos, proyectos empresariales, propuestas educativas, etc¨¦tera. Pero, sobre todo, nace una nueva manera de entender y de impulsar la involucraci¨®n, el di¨¢logo y la colaboraci¨®n de todos los actores cuando se trata de afrontar retos sociales. En este contexto, se est¨¢n experimentando iniciativas como, por ejemplo, el impulso de pol¨ªticas empresariales de recursos humanos que incorporan a personas en situaci¨®n de exclusi¨®n, la creaci¨®n de una red de directivos empresariales comprometidos con la responsabilidad social, la involucraci¨®n de los sindicatos en el tratamiento de los grupos m¨¢s vulnerables del mercado de trabajo, la incentivaci¨®n de proyectos de cooperaci¨®n muy ligados a las comunidades locales, o el desarrollo de nuevas metodolog¨ªas para evaluar los resultados y la transparencia de las actuaciones de todo tipo de organizaciones desde una perspectiva ¨¦tica y social, y no s¨®lo econ¨®mica. El centro, creado por iniciativa del Gobierno pero que funciona como instituci¨®n aut¨®noma, act¨²a como facilitador para promover el intercambio, el an¨¢lisis, la investigaci¨®n y el desarrollo de experiencias.

Resulta sugestivo contrastar experiencias de este tipo desde Catalu?a, donde hoy parece que el instrumento m¨¢s necesario para desarrollar la acci¨®n o el comentario pol¨ªticos sea la calculadora. Vale la pena preguntarse si todo a lo que