L¨ªder y protagonista
Me sorprendi¨® un eslogan de la todav¨ªa reciente campa?a de las municipales que se compromet¨ªa a seguir luchando por la Valencia l¨ªder y protagonista. Me conmovi¨® pensar que con esas palabras alguien creyera que se estaba hablando de alguna mejora ciudadana. Si otros esl¨®ganes de la campa?a hac¨ªan referencia a medidas para un futuro de bienestar ciudadano, la publicidad que comento se marcaba objetivos que parec¨ªan m¨¢s propios de un deporte o un espect¨¢culo, tal y como quiz¨¢ es hoy la pol¨ªtica. Si en principio no le di m¨¢s importancia, la posterior insistencia de la alcaldesa elegida en hacer "una Valencia que sea la envidia de todos los espa?oles" me convenci¨® de que la cuesti¨®n quiz¨¢ no era tan trivial.He dicho deporte pero debiera haber escrito competici¨®n deportiva, pues se trata de eso, de un tipo de carrera entre ciudades para ver qui¨¦n llega antes. ?A d¨®nde? Chi lo sa. O s¨ª se sabe: se trata de atraer capitales y eventos, demostrar que se tiene el mayor edificio o canal televisivo, la m¨¢s brillante escuder¨ªa o, quiz¨¢s, una cosecha de ideas salvadoras para la humanidad. En fin, la competencia entre ciudades es un hecho sin que haga falta insistir en esa corrida. Pero, ?por qu¨¦ no hablar de la cooperaci¨®n entre municipios? En la metr¨®polis har¨ªa mucha falta que Valencia colaborase y, aqu¨ª s¨ª, jugase un papel positivo y determinante en la planificaci¨®n urban¨ªstica, en la resoluci¨®n del acuciante problema de los residuos, en la ampliaci¨®n de las redes de transporte p¨²blico, en el funcionamiento de un ente de necesidad obvia como es el Consell Metropolit¨¤ de l"Horta... Los objetivos del eslogan parecen m¨¢s propios de rivales agresivos o entidades hambrientas que de quien tiene planteamientos ambiciosos. Resulta conmovedor pensar que desde la provincia se llama al liderazgo, cuando la cuesti¨®n quiz¨¢ deber¨ªa quedarse en tener capacidad para competir y para cooperar.
Valencia si debe liderar algo es su propia ¨¢rea metropolitana, reconocer la metr¨®polis que es la comarca de l"Horta y que ella misma tan decisivamente ha contribuido a crear. Se trata de una realidad tan palpable y necesitada de direcciones mancomunadas de desarrollo que un organismo como el Consell Metropolit¨¤ se queda corto en atribuciones. Y, sin embargo, el municipio capitalino otorga su disoluci¨®n, una pirueta quiz¨¢ de protagonismo pero no de liderazgo. Es decir, en vez de tratar de tirar del Consell Metropolit¨¤ de l"Horta, como producto de intereses de cort¨ªsimo vuelo, lo disuelve. Tampoco son cosas nuevas: en una competici¨®n absurda, Valencia siempre ha procurado evitar, en la elaboraci¨®n urban¨ªstica, que otros municipios de la comarca pudiesen ser sede de equipamientos metropolitanos. Y si vemos la cuesti¨®n a escala de la comunidad aut¨®noma, la funci¨®n de la ciudad como cap i casal est¨¢ llena de m¨²ltiples sombras.
Resulta a¨²n m¨¢s embarazoso que se lancen esl¨®ganes competitivos en vez de poner por delante valores para la ciudad. Porque, claro, no estamos en el reino de los cielos: no dir¨ªamos que esta capital es un para¨ªso para la cultura, no es particularmente solidaria y, desde luego, no tiene nada que ver con los nuevos criterios de sostenibilidad que se impulsan desde otras atalayas municipales. Digamos que hay mucho que rascar. Que, por ejemplo, debido al ruido, la falta de verde y la contaminaci¨®n hay ciudadanos que prefieren irse a vivir fuera de Valencia, es decir, no est¨¢n satisfechos con ella y pierde habitantes. En estas condiciones, esl¨®ganes de protagonismo parecen m¨¢s un salto adelante que el producto de una reflexi¨®n. Protagonizar no es ni una cualidad ni un valor urbano, cuando valores ¨¦ticos y est¨¦ticos deber¨ªan ser condici¨®n de la ciudad. Uno de los criterios que se derivar¨ªa ser¨ªa una mejor atenci¨®n al espacio p¨²blico y a su calidad, consecuencia de un urbanismo dirigido por el municipio que orientase, en beneficio colectivo, las inversiones privadas: todo lo contrario de la Valencia actual cuyo crecimiento urbano es dirigido por los intereses de las promotoras. Otro criterio podr¨ªa ser el de una ciudad que, en vez de entrar en competencia con la naturaleza, establece con ella relaciones de colaboraci¨®n en esa perspectiva de sostenibilidad. O al ser una Valencia cuyos poderes municipales se caracterizasen por su combate al racismo y la acogida a la poblaci¨®n inmigrante de fuera de la Uni¨®n Europea. En fin, deber¨ªamos orientarnos, entre otros, hacia los valores de ciudad saludable, l¨²dica, igualitaria, segura y pac¨ªfica, solidaria, en equilibrio con el campo circundante o participativa para todas sus generaciones.
Quiz¨¢, pens¨¦, sea s¨®lo que el inconsciente de la alcaldesa le traiciona, deseoso de protagonismo, cuando la ciudad tiene otras prioridades, valores y criterios. Pero me acab¨¦ de convencer de que esos esl¨®ganes iban totalmente en serio cuando la vi en un veh¨ªculo, de pie, al frente del pelot¨®n ciclista de la Vuelta a Espa?a. Creo que lider¨¢ndolo. A pesar de este ¨¦xito, dudo mucho que se recupere la humanidad de nuestras ciudades a base de liderazgo y protagonismo.
Carles Dol? es arquitecto-urbanista.
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