?Un Nobel para Hirschman?
Quienes deseen conocer a uno de los economistas m¨¢s creativos y originales del presente siglo, deben aprestarse a leer las obras de Albert O. Hirschman. Les auguro un rato reconfortante porque es caracter¨ªstico de los escritos de Hirschman el tratar de asuntos relevantes de la econom¨ªa concebida como ciencia social y que tales asuntos son presentados de forma asequible para el ciudadano culto, lejos de la ret¨®rica intragable o del exceso de formalizaci¨®n de algunos especialistas. No estoy seguro de que la no concesi¨®n hasta el momento del premio Nobel de econom¨ªa, a pesar de estar varias veces propuesto, tenga su origen en esas caracter¨ªsticas. Pero quiz¨¢ una ret¨®rica m¨¢s rimbombante y academicista y un mayor grado de innecesaria formalizaci¨®n matem¨¢tica le hubiera concedido mayores posibilidades de obtener el codiciado galard¨®n. Esperemos que en un futuro pr¨®ximo se corrija la situaci¨®n. Que se corrijan -?claro est¨¢!- los criterios de tal Academia y no el estilo limpio, directo y relevante de Hirschman que a sus 84 a?os sigue publicando sin parar. Otro aspecto que tambi¨¦n puede haber dificultado la concesi¨®n de la famosa distinci¨®n radica en que Hirschman se ha dedicado conscientemente a saltarse las estrechas fronteras de la econom¨ªa como disciplina acad¨¦mica convencional, concibi¨¦ndola m¨¢s bien como ciencia social abierta y en estrecho contacto con otras ramas del saber como la pol¨ªtica, la filosof¨ªa, la sociolog¨ªa, la geograf¨ªa, la psicolog¨ªa, la historia, etc.El reformismo optimista o la "pasi¨®n por lo posible" constituye uno de los rasgos b¨¢sicos del pensamiento del autor. Ese rasgo posibilista se caracteriza por un tipo de enfoque que parte de considerar al mundo social como el reino de la libertad y de la creatividad, en el que se debe respetar la relativa autonom¨ªa de unos actores que no son marionetas predeterminadas por l¨²gubres leyes hist¨®ricas o por teor¨ªas generales omnicomprensivas, sino m¨¢s bien sujetos que poseen un derecho inalienable a un futuro no proyectado de antemano.
La "pasi¨®n por lo posible" de este economista nacido en una familia hebrea berlinesa en 1915, resistente antifascista, miembro de las brigadas internacionales, y despu¨¦s emigrante radicado desde 1940 en los Estados Unidos, con numerosas estancias en pa¨ªses sudamaricanos y europeos, y actualmente profesor em¨¦rito del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, le conduce a subrayar el estudio de la multiplicidad y el desorden creador de la aventura humana. A intentar ampliar los l¨ªmites de lo que es o se percibe como posible, encontrando nuevos caminos o nuevos senderos que conducen a un resultado que parece imposible sobre la base del an¨¢lisis probabil¨ªstico de los factores iniciales. Su pasi¨®n posibilista y reformadora va siempre acompa?ada por su inclinaci¨®n hacia el optimismo, hacia la posibilidad de que los economistas, pol¨ªticos e intelectuales de diversos mundos aprendan algo de las amargas experiencias de los dem¨¢s. Y as¨ª los elementos ¨²tiles de los descontentos que siempre aparecen, puedan sobreponerse a las perjudiciales y enga?osas fantas¨ªas, o a las desalentadoras fracasoman¨ªas que a menudo tambi¨¦n los acompa?an.
El presente comentario trata de ser m¨¢s que una reivindicaci¨®n a secas una invitaci¨®n a la lectura de Hirschman. Una invitaci¨®n que pretende dirigirse con preferencia a aquellos que est¨¢n aferrados a unas reiteradas e inperturbables ideas, y que pueden tener la tentaci¨®n de reducir el mundo a una lucha entre el Bien y el Mal. Para que esa invitaci¨®n pueda ser m¨¢s efectiva, me referir¨¦ a dos aportaciones recientes del autor.
La novedad m¨¢s notable que plantea Hirschman en la Revisi¨®n de la estrategia del desarrollo econ¨®mico es la introducci¨®n del concepto de "crecimiento antag¨®nico". Al respecto insiste en que los procesos de desarrollo desequilibrado pueden implicar retrocesos para algunos agentes econ¨®micos. As¨ª abandona la representaci¨®n del crecimiento por medio de una l¨ªnes escalonada en donde las alternativas expansiones de un sector se produc¨ªan manteniendo al otro constante, por una senda en forma de zig-zag -que con una precisa met¨¢fora denomina "navegaci¨®n contra el viento"- en donde las ganancias de longitud siempre son a costa de perder algo de latitud y viceversa. No se trata de un juego de suma cero sino de suma potencialmente positiva, y en el que si represent¨¢ramos en las coordenadas objetivos sociales importantes como estabilidad econ¨®mica y crecimiento, o crecimiento y equidad, o equidad y estabilidad, nos percatar¨ªamos de que en realidad "navegar contra el viento" es como la mayor parte de las sociedades occidentales han viajado, cuando avanzaban algo. El proceso tiene importantes consecuencias pol¨ªticas: por una parte, la pauta de navegaci¨®n contra el viento est¨¢ en armon¨ªa con la forma democr¨¢tica de gobierno pues cabr¨ªa esperar que la alternancia de partidos en el poder con distintos objetivos sociales condujera al final a un avance en la sociedad; pero podr¨ªa ocurrir tambi¨¦n un naufragio o infeliz desenlace si se invirtiera la direcci¨®n de la senda dando pie a que la omnipresente tentaci¨®n autoritaria pusiera fin a la destructiva lucha de los partidos y recondujera a la sociedad a una pretendida soluci¨®n equilibrada con vanas promesas de progresos simult¨¢neos en todos los campos.
Otro elemento destacable de Hirschman es el an¨¢lisis corrosivo de los fundamentos te¨®ricos de la "escuela del Public Choice" en su libro sobre los virajes entre inter¨¦s privado y acci¨®n p¨²blica y las m¨²ltiples decepciones a que dan lugar y a su vez los originan. Tras argumentar con iron¨ªa que el gran ¨¦xito del libro de Mancur Olson sobre la L¨®gica de la acci¨®n colectiva adem¨¢s de por sus cualidades intr¨ªnsecas se produjo tambi¨¦n por haber sido inmediatamente refutado por los acontecimientos, se introduce en el an¨¢lisis del enigma de la acci¨®n colectiva. Es decir, en las razones por las que los hombres siguen participando en ella, aunque con compromisos oscilantes en el tiempo, si tal acci¨®n es un bien p¨²blico del que pueden despu¨¦s disfrutar todos independientemente de su participaci¨®n directa. Para explicar por qu¨¦ se desde?an los viajes gratuitos distingue entre actividades instrumentales -en las que es clara la separaci¨®n entre costes y beneficios- de aquellas como la acci¨®n p¨²blica o la b¨²squeda de la belleza o del conocimiento que llevan consigo su propia recompensa, pues el propio esfuerzo realizado se convierte en una parte del beneficio. En tales circustancias, la elecci¨®n de un viaje gratuito equivaldr¨ªa a declinar una comida deliciosa y engullir en su lugar una pastilla productora de saciedad que ni siquiera ser¨ªa particularmente efectiva.
Por todo ello, y por otras razones Albert O. Hirschman se merece el mayor reconocimiento de la profesi¨®n. Existen otros economistas que tienen tambi¨¦n muchos m¨¦ritos, pero estoy convencido que al menos desde el punto de vista de los pa¨ªses cient¨ªficamente perif¨¦ricos ninguno excede a Hirschman. Quien dice el Nobel, puede referirse tambi¨¦n a otros premios como el Pr¨ªncipe de Asturias que reconoce el esfuerzo creador y relevante en el cultivo de las Ciencias Sociales para encontrar un mundo mejor. Ese es el caso de Albert O. Hirschman.
Vicent Llombart es profesor de la Facultad de Econ¨®micas de la Universidad de Valencia.
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