S¨®lo el 1,5% de los venezolanos ha le¨ªdo la Constituci¨®n que se votar¨¢ el mi¨¦rcoles
ENVIADO ESPECIALS¨®lo el 1,5% de los 11 millones de electores que el pr¨®ximo mi¨¦rcoles votar¨¢n la nueva Constituci¨®n de Venezuela ha le¨ªdo el texto de la Carta Magna, seg¨²n el peri¨®dico El Nacional. Unos la consideran el punto de arranque de la salvaci¨®n nacional; otros, el camino hacia el precipicio, y el escepticismo la tiene como las anteriores: por papel mojado. El oficialismo pretende triunfar con cerca del 70% de los sufragios, aunque los sondeos reducen esa victoria a un margen situado en torno al 57%.
Mientras tanto, el presidente venezolano, Hugo Ch¨¢vez, que arras¨® electoralmente arremetiendo contra la corrupci¨®n, la registra en sus filas. Tres jefes del plan Bol¨ªvar 2000, programa castrense de obras sociales, libraron facturas falsas por 100 millones de pesetas, seg¨²n el Tribunal de Cuentas. Aunque la corrupci¨®n fue cultura en el pasado, queda por ver si con Ch¨¢vez quedar¨¢ tambi¨¦n impune. El fraude fue divulgado en v¨ªsperas del refer¨¦ndum constitucional del mi¨¦rcoles, que, de hecho, es un plebiscito sobre el propio Ch¨¢vez.No se ha escrutado la incidencia que haya podido tener la corrupci¨®n registrada entre los administradores militares. "La victoria es casi una cuesti¨®n matem¨¢tica", se?ala un observador. Las clases alta y media representan el 21% del censo (3% ricos y 17% clase media), y promueven casi en bloque el no. Los sectores populares constituyen el 79% restante (38,7%, pobre y 40,3% marginal), y est¨¢n mayoritariamente por el s¨ª.
La jerarqu¨ªa cat¨®lica, los partidos socialdem¨®crata y democristiano, que gobernaron durante 40 a?os, la mayor¨ªa de los profesionales, medios de comunicaci¨®n, empresarios y sindicalistas agrupados con los partidos argumentan abiertamente contra el proyecto constitucional del chavismo, al que atribuy¨¦ndo un contenido militarista, estatista, autoritario o alejado de los nuevos tiempos. Esa cerrada descarga del sector m¨¢s poderoso no parece haber hecho mella entre el conglomerado social que apoya a Ch¨¢vez, ese 80% de los 22 millones de venezolanos sumido en diferentes grados de pobreza. Son aparentamente impermeables o indiferentes a los ataques lanzados desde la prensa contra el pol¨¦mico jefe de Gobierno que les prometi¨® sacarlos de la indigencia con los mecanismos aportados por el contrato social que sustituir¨¢ a la Constituci¨®n de 1961.
Las invectivas encajadas por Ch¨¢vez, a quien se ha llamado tirano, Hitler en potencia o enajenado; los an¨¢lisis cr¨ªticos sobre su proyecto, no llegan a la poblaci¨®n de ingresos m¨¢s bajos, seg¨²n varios soci¨®logos, porque los programas de opini¨®n o columnas donde se vierten no se escuchan o leen por aburridos, alejados de sus intereses inmediatos o emtidos por portavoces con los que no sintonizan pol¨ªticamente. En el caso de que ese sector no llegue a cambiar de canal para entregarse al culebr¨®n de turno, agregan, su precaria formaci¨®n les impide comprender los elaborados razonamientos empleados por economistas, pol¨ªticos o acad¨¦micos invitados a desarrollar su posici¨®n favorable al no. Ch¨¢vez penetra eficazmente con un discurso antisistema y elemental, que intercala chistes, jugadas de b¨¦isbol, jerga y modismos, con un lenguaje provocador que los sectores dominantes califican de vulgar y ordinario, impropio de un presidente. "Chillan como cochinos arrastrados al cami¨®n", fue una de sus ¨²ltimas im¨¢genes. Las masas, que compran muy pocos peri¨®dicos, entienden una oratoria que, de todas formas, pierde capacidad de arrastre por la frecuencia de su exposici¨®in p¨²blica. La reflexi¨®n popular "claro, no le dejan hacer los corruptos de siempre" juega tambi¨¦n a su favor.
"Les hemos venido dando palos desde el a?o pasado y ahora les vamos a dar el nokaut definitivo", anim¨® el militar devenido en jefe de Estado. Y hace pocos d¨ªas, despu¨¦s de disparar "plomo parejo" en la tribuna, se marc¨® con su esposa, Marisabel de Ch¨¢vez, unos pasos al ritmo del pasadoble espa?ol que reza: "No hay en el mundo dinero para comprar el querer, el cari?o verdadero ni se compra ni se vende".
El grueso de sus votos radica en los pueblos y barrios marginales de las ciudades. Los sondeos anticipan que el voto de "cantidad" se impondr¨¢ al voto de "calidad". Ch¨¢vez no tiene oposici¨®n articulada desde que los dos partidos tradicionales, Acci¨®n Democr¨¢tica (AD) y Copei fueran barridos en cinco elecciones consecutivas. "Ojal¨¢ aparezcan liderazgos nuevos, el pa¨ªs los necesita", manifest¨® Jos¨¦ Vicente Rangel, ministro de Relaciones Exteriores. La inclinaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n por el no, seg¨²n los seguimientos efectuados, es notoria, como lo fue en la campa?a previa a la victoria presidencial del 6 de diciembre de 1998. En aquella ocasi¨®n gan¨® con el 56% de los sufragios. De acuerdo con el canal privado Venevisi¨®n, el espacio concedido al no en la prensa escrita o audivisual ha sido de ocho, contra dos en el caso del s¨ª. "Casi no puedo encontrar un art¨ªculo favorable al s¨ª para equilibrar la cr¨®nica", exageraba un corresponsal extranjero. Frente a esa agrupaci¨®n medi¨¢tica, el jefe de Gobierno utiliz¨® profusamente las cadenas nacionales de radio y relevisi¨®n, obligadas a conectarse en cadena.
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