La costa de Breta?a es la m¨¢s castigada del mundo por las mareas negras
En 32 a?os se han vertido accidentalmente 400.000 toneladas de petr¨®leo
Las fr¨ªas aguas de la costa francesa de Breta?a se han vuelto a vestir de luto estos d¨ªas con el petr¨®leo vertido por el buque Erika. Como una maldici¨®n, la historia se repite, y van ocho en apenas 32 a?os. En esta ocasi¨®n han sido 8.000 toneladas de crudo, pero en conjunto la cifra se acerca a las 400.000. Cantidades que permiten considerar a Breta?a como la zona con peor historial mundial en este apartado, tanto en n¨²mero de cat¨¢strofes como en cantidades derramadas. Otro triste r¨¦cord lo ostenta A Coru?a, por ser la ¨²nica ciudad que ha sufrido dos derrames en su litoral.
El 18 de marzo de 1967, el petrolero de bandera liberiana Torrey Canyon naufrag¨® a la entrada del canal de La Mancha. Las 119.000 toneladas de petr¨®leo que llevaba formaron una marea negra, la primera de la historia, que apenas roz¨® las cercanas costas brit¨¢nicas para desplazarse a lo largo de las siguientes semanas hacia el norte de Breta?a, cuyo litoral recibi¨® la mayor parte de la negra descarga.Pero fue el 16 de marzo de 1978 cuando se produjo la mayor cat¨¢strofe del mundo, a ra¨ªz del hundimiento del Amoco-C¨¢diz, un buque de construcci¨®n espa?ola, bandera liberiana, tripulaci¨®n italiana y propiedad indirecta de la Standard Oil de Chicago, que descarga 221.000 toneladas de crudo a unos dos kil¨®metros de la costa bretona. En pocas horas m¨¢s de 300 kil¨®metros de litoral quedan embadurnados. Los da?os se eval¨²an en 25.000 millones de pesetas.
Breta?a no ha olvidado. A ra¨ªz de la cat¨¢strofe se cre¨® Cedre, un organismo privado pero con apoyo gubernamental para el estudio, la recogida de documentaci¨®n y la experimentaci¨®n en torno a las contaminaciones accidentales del mar. Entre sus trabajos, una permanente vigilancia de la evoluci¨®n sufrida por el paisaje debido al impacto del accidente. Seg¨²n sus datos, la marea negra redujo la masa de animales marinos de la zona en 260.000 toneladas en el primer mes tras el vertido, mientras que las aves muertas por el petr¨®leo se calculan entre 19.000 y 37.000. Durante los siguientes a?os se produjo una colonizaci¨®n en la costa de especies oportunistas, resistentes a la acci¨®n de los hidrocarburos. Se recuper¨® el equilibrio original en unos siete a?os.
Con todo, seg¨²n se puso de manifiesto en un simposio celebrado en Brest en 1998, todav¨ªa se pueden encontrar trazas del desequilibrio producido en especies del fondo de las bah¨ªas. Tambi¨¦n persisten efectos a largo plazo como el incremento del n¨²mero de casos de c¨¢ncer en animales.
Fuera de Breta?a, la huella de las mareas negras ha ido marcando las rutas del petr¨®leo mundial. Entre las principales, hay dos que abastecen a Europa desde el Golfo P¨¦rsico, una a trav¨¦s de Suez y otra que bordea ?frica. En la primera se recuerdan los desastres del Independentza, que derram¨® unas 120.000 toneladas de crudo en Turqu¨ªa en 1979 y el Irenes Serenade, que dej¨® unas 150.000 en Grecia en 1980.
Y ya en el tramo europeo, entre Galicia y el Mar de Norte, A Coru?a ostenta el poco envidiable r¨¦cord de haber sufrido dos grandes derrames en el litoral de la ciudad, el del Urquiola, con 108.000 toneladas en 1976 y el del Mar Egeo, con 80.000, en 1992.
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