El Gobierno intenta ocultar que la cifra de muertos y desaparecidos puede llegar a 25.000
El presidente Hugo Ch¨¢vez encabeza la mayor operaci¨®n de rescate acometida en Venezuela desde hace un siglo, y todo parece insuficiente para aliviar un desastre de proporciones gigantescas, unas inundaciones que redujeron a escombros todo un Estado, el de Vargas, lim¨ªtrofe con el mar Caribe. "Estamos en medio de la batalla, estamos en medio de la tragedia", declar¨® el jefe del Gobierno, vestido con traje militar de campa?a y boina roja. Encabeza una fuerza de 12.000 hombres. "Lo m¨¢s importante ahora es salvar el mayor n¨²mero de vidas".
El Ejecutivo intenta no magnificar el n¨²mero de muertos para no alarmar, aunque ayer el canciller Jos¨¦ Vicente Rangel admiti¨® que la suma puede superar los 5.000 muertos. Las dimensiones de la destrucci¨®n son dram¨¢ticamente visibles y su contemplaci¨®n acredita la relaci¨®n de v¨ªctimas aventurada por el alcalde de La Guaira: 25.000 muertos y desaparecidos.Todo el aparato del Estado venezolano contin¨²a volcado en la superaci¨®n de los da?os causados por una depresi¨®n tropical estacionada en las estribaciones del ?vila que descarg¨® un diluvio sobre sus cerros y lomas. Trombas de agua imparables, cortinas de agua, troncos y piedras de 12 metros se abatieron sobre un Estado habitado por cerca de medio mill¨®n de personas, sobre un litoral convertido en un lodazal, habitado ahora por almas en pena, venezolanos que aceleradamente son transportados a lugares seguros en helic¨®peros o buques de guerra. Otros se aventuraron a pie, incapaces de soportar la espera.
Ch¨¢vez y sus colaboradores m¨¢s cercanos durmieron en una de las salas del aeropuerto internacional de Caracas, a 40 kil¨®metros de la capital, y ayer proced¨ªan a la supervisi¨®n de una operaci¨®n de rescate que se desarrolla por tierra, mar y aire, y sufre imponderables de todo tipo: geograf¨ªa adversa, desorganizaci¨®n en algunas operaciones, saqueos y el apremio de los m¨¢s de 200.000 damnificados. Paracaidistas con mochilas, alimentos y agua para cinco d¨ªas descendieron sobre los lugares m¨¢s aislados del litoral y asistieron a quienes huyeron de las 11 principales poblaciones de Vargas perseguidos por los aludes y el p¨¢nico. "Siento en mi coraz¨®n y en mi alma el dolor m¨¢s intenso de mi vida", admiti¨® Ch¨¢vez. Legiones de voluntarios partieron hacia el litoral; entre ellos, 1.000 j¨®venes con motos todoterreno y trialeras, capaces de alcanzar las escarpadas elevaciones donde familias enteras esperan ser salvadas de la muerte.
Los diferentes ministerios, mientras tanto, coordinan los flancos de una movilizaci¨®n nacional sin precedentes. Sanidad convoca a no ingerir alimentos ni agua en mal estado para impedir la llegada de las enfermedades contagiosas, al haber entrado el litoral en una fase de riesgo epidemiol¨®gico. Exteriores y otras carteras se ocupan de la ayuda internacional, y los ministerios econ¨®micos instan a los empresarios, firmas farmac¨¦uticas, compa?¨ªas de transporte o cadenas de supermercados a que aseguren el abastecimiento de medicinas y v¨ªveres. Los generales de las diferentes armas desplegaron a toda prisa las tropas y la militarizada Guardia Nacional, todos sus integrantes en servicio activo, y tratan de ordenar el caos y las m¨²ltiples necesidades surgidas en los barrios marginales de Caracas, Vargas y el vecino Estado de Miranda, sin luz, agua potable ni comunicaciones telef¨®nicas. M¨¢s de 150.000 personas perdieron sus hogares y Venezuela tardar¨¢ a?os en superar un drama que condujo a la suspensi¨®n de todos los vuelos nacionales e internacionales, al colapso de centros sanitarios y albergues, al derrumbe de autopistas, al aislamiento todav¨ªa de miles de ciudadanos y al olvido de las disputas pol¨ªticas que dividieron a la sociedad durante la campa?a previa al refer¨¦ndum del pasado d¨ªa 15.
"Venezuela no ser¨¢ la misma por mucho tiempo. Confiamos en que tampoco lo ser¨¢ el Gobierno", se?ala la analista Marta Colomina, destacada cr¨ªtica de Ch¨¢vez. "Confiamos en que, a partir de esta dolorosa lecci¨®n, el presidente entienda que el disenso ideol¨®gico que expresamos muchos venezolanos no nos impide trabajar con ¨¦l, unidos por Venezuela". Las rogativas pretenden colaborar con los equipos de rescate y el Nazareno de San Pablo sali¨® en procesi¨®n clamando al cielo. "?Qu¨¦ podemos hacer sino dirigir plegarias cuando la naturaleza se desata de improviso?", se preguntaba en un oficio el arzobispo de Caracas, Ignacio Velasco. Atribuy¨® parte de las culpas al discurso de Ch¨¢vez en el refer¨¦ndum constitucional. "Hay pecados nuestros que atraen la ira de Dios. As¨ª ocurre con nuestras contiendas pol¨ªticas, en las que no tratamos con nobleza y respeto al otro. Es el caso de ese se?or que dice cosas con soberbia. Vamos a pedirle a Dios que perdone sus pecados".
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