Fumar: ?transgresi¨®n adolescente? JOAN SUBIRATS
Transito con relativa frecuencia por delante de ciertos centros docentes de la ciudad. No dejo de sorprenderme por la muy notable presencia de adolescentes que cual posesos meten mano a una cajetilla de cigarrillos, propia o ajena, procediendo de inmediato a encender un pitillo. La escena se produce en muchas ocasiones literalmente en los mismos l¨ªmites de separaci¨®n entre el edificio y el mundo exterior. Mientras sueltan el humo, parecen decir "al fin libres". Es dif¨ªcil apreciar con exactitud las edades de los pitilloliberados, pero en algunos casos parecen situarse en los 12 o 13 a?os. La situaci¨®n, dicen las encuestas realizadas sobre los h¨¢bitos de los adolescentes, no muestra diferencias significativas entre alumnos que asistan a centros p¨²blicos, privados o concertados.Impelido por la curiosidad, he ido recogiendo conversaciones, im¨¢genes y situaciones que me han llevado a la conclusi¨®n de que existe una especie de confabulaci¨®n para que ello ocurra. Un bar. Entran tres chicas. No aparentan m¨¢s de 14 a?os. Se dirigen a la barra. Una de las adolescentes: "Me das un Nobel". El camarero: "?Eres mayor de edad?". La interpelada responde: "Me he dejado el carnet, pero aqu¨ª tampoco hay nadie que controle". El camarero: "Bueno, toma, pero no me busqu¨¦is l¨ªos, yo no os he vendido nada". Un quiosco. Mientras compro un peri¨®dico observo c¨®mo la m¨¢quina expendedora de tabaco est¨¢ situada de tal forma que es imposible que el responsable del puesto de venta controle qui¨¦n accede a la misma. Un estanco. Venden cajetillas de diez cigarrillos e incluso, me han dicho, que en alg¨²n caso ciertos establecimientos han regresado a la costumbre que cre¨ªa desaparecida de vender "al detalle" cigarrillo por cigarrillo. Una casa de chuches, imprenta y dem¨¢s, llena de clientela infantil y juvenil: venden tabaco. Personajes variopintos vendiendo en ciertas esquinas cajetillas underground. Anuncios. Tabaco y sexo, tabaco solidario con el 0,7%, tabaco vinculado a deporte, tabaco vinculado a aventura y riesgo, tabaco vinculado a m¨²sica, tabaco vinculado a tejanos y gafas de sol. Cine. Artista guaperas fumando a destajo, los personajes m¨¢s inconformistas y modernos son los que m¨¢s fuman.
En el fondo, el problema que tenemos es el de una presi¨®n intolerable sobre un grupo social que pienso que no tiene capacidad para decidir con plena conciencia sobre los efectos de sus decisiones. Y esa presi¨®n est¨¢ estrat¨¦gicamente planeada por parte de las grandes compa?¨ªas tabaqueras, que gastan millones para incidir en ese preciso grupo de potenciales adictos. La informaci¨®n que existe sobre el tema es significativa. El h¨¢bito se adquiere normalmente antes de los 18 a?os. Despu¨¦s la dependencia hace dif¨ªcil dejarlo. La mayor¨ªa de personas que no fuman a los 18 ya no fuman despu¨¦s (no es ¨¦se mi caso, ya que me convert¨ª en fumador ocasional de puros despu¨¦s de los veintitantos). Si en 1994 la edad de iniciaci¨®n al tabaquismo se situaba casi en los 14 a?os, ahora ha bajado a los 13 a?os. Las cifras de fumadores entre 14 y 18 a?os son en Espa?a superiores a las del resto de pa¨ªses de la Uni¨®n Europea. El aumento del consumo se ha concentrado sobre todo en las chicas, que superan ampliamente a sus colegas masculinos en esa iniciaci¨®n precoz. Es evidente que si yo fuera una gran-compa?¨ªa tabaquera me dedicar¨ªa al segmento pipiolo para fidelizar clientelas. Pero, si yo fuera autoridad sanitaria me dedicar¨ªa esencialmente a impedir que ello ocurriera. Como es sabido, el consumo de tabaco contin¨²a siendo la principal causa aislada de muerte evitable en Espa?a. No es un problema de tolerancia o intolerancia. No soy en absoluto partidario del prohibicionismo. M¨¢s bien creo que buena parte de los problemas actuales en el tema de las drogas se plantean por una pol¨ªtica err¨®neamente prohibicionista. Es probable que cuanto m¨¢s se usen las t¨¢cticas prohibicionistas cl¨¢sicas, m¨¢s se aumenten los incentivos a la transgresi¨®n. En el mundo de los adultos, fumar resulta a¨²n normal. Dos de cada tres espa?oles no fuman. Pero, es probable que los que s¨ª lo hacen recriminen a sus hijos o hijas sus inicios como fumadores. Entre el mundo excitante con el que se pretende vincular al tabaco -sexo, m¨²sica, deporte y cine- y la reconvenci¨®n adulta (muchas veces con el cigarrillo en la mano), las opciones transgresoras de muchos adolescentes parecen casi l¨®gicas.
Necesitamos otras estrategias, que sin aumentar el morbo y la excitaci¨®n por lo prohibido, hicieran m¨¢s controlable el acceso al tabaco y permitieran una mejor informaci¨®n de los adolescentes al respecto. Desde la Generalitat se deber¨ªa empezar por intentar hacer cumplir las leyes. Desde 1991, en Catalu?a, la mayor¨ªa de edad legal es la m¨ªnima exigible para poder comprar tabaco, pero las estad¨ªsticas indican que despu¨¦s de aprobar la ley, esa medida no ha tenido incidencia alguna. Lo mismo ocurre con la normativa sobre publicidad. Convendr¨ªa evitar el uso subliminal de las marcas de tabaco en la vestimenta y en las carrocer¨ªas de tantos campeones deportivos. Podr¨ªamos plantearnos eliminar o limitar much¨ªsimo la difusi¨®n de m¨¢quinas expendedoras, y concentrar la venta en los estancos. Se podr¨ªa aumentar el precio de la cajetilla. Una directiva comunitaria que est¨¢ en preparaci¨®n puede obligar a reducir la presencia de alquitr¨¢n y nicotina en todos los cigarrillos, y se habla de no permitir el uso de las denominaciones light, ya que incentivan el consumo o disuaden a los que quieren dejar el h¨¢bito considerando que su peligrosidad es menor. Y, asimismo, trazar estrategias de comunicaci¨®n e informaci¨®n planteadas y concebidas desde los propios colectivos de j¨®venes y adolescentes. No s¨¦ si con todo ello conseguir¨ªamos reducir el consumo o aumentar¨ªamos los incentivos para introducirse en el h¨¢bito, pero lo que me molesta m¨¢s es esa especie de pasividad general ante la bien orquestada y calculada estrategia mercantil que tiene en el sector adolescente su objetivo m¨¢s vulnerable e indefenso, y tambi¨¦n el potencialmente m¨¢s rentable. Que fumen si quieren cuando puedan decidirlo por s¨ª solos, pero no les demos nicotina y alquitr¨¢n por liebre.
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