Woody Allen considera que la m¨²sica es el arte que llega m¨¢s directamente al coraz¨®n
El cineasta present¨® en Barcelona "Sweet and lowdown", un homenaje a los or¨ªgenes del jazz
Sweet and lowdown, o sea, Dulce y canalla. Con estos dispares t¨¦rminos suelen definir los iniciados el car¨¢cter h¨ªbrido del jazz. Y as¨ª ha titulado su ¨²ltimo filme un apasionado de dicha m¨²sica, el neoyorquino Woody Allen, clarinetista en horas libres. El cineasta ha recreado en este personal homenaje al jazz la vida de un guitarrista, Emmet Ray (Sean Penn), que supuestamente vivi¨® y toc¨® en los a?os treinta. Allen present¨® su cinta ayer en Barcelona, donde ofreci¨® una rueda de prensa en la que sostuvo que, de todas las artes, la m¨²sica es sin duda la que llega m¨¢s directamente al coraz¨®n.
Allen fue a¨²n m¨¢s all¨¢ y, en un alarde de entrega absoluta al g¨¦nero, a?adi¨® que, de todas las m¨²sicas, el jazz "es la m¨¢s dulce, sensual y emotiva, pero tambi¨¦n la m¨¢s sexual y canalla". Confes¨® el director su amor por ¨¦l -"sobre todo por el primer jazz"-, revel¨® su "obsesi¨®n" por el guitarrista Django Reinhardt -fijaci¨®n que comparte con el protagonista de la pel¨ªcula- y defendi¨® que este m¨²sico "es uno de los tres monstruos del g¨¦nero junto a Louis Armstrong y Sidney Bechet".El cineasta compar¨® la dicotom¨ªa del t¨ªtulo del filme, que describe el alma del jazz, con el modo de ser de los protagonistas: dulce, como Hattie (Samantha Morton), la novia de Emmet Ray, y canalla, como el guitarrista.
Sweet and lowdown -que se estrenar¨¢ en Espa?a en febrero- imita el modelo de un documental televisivo sobre la biograf¨ªa de un personaje. En este caso, el protagonista del falso reportaje es Emmet Ray, sobre el que van vertiendo opiniones cr¨ªticos y colegas -a uno de ellos da vida el propio Allen-, que tambi¨¦n cuentan jugosas an¨¦cdotas acerca de la vida del m¨²sico, algunas divertidamente contradictorias.
El director, que ya us¨® el documental como recurso en Zelig, justific¨® as¨ª el empleo en este nuevo caso: "En Estados Unidos, los primeros m¨²sicos de jazz han sido construidos como personajes. Si Emmet Ray viviera ahora, le har¨ªan una entrevista en televisi¨®n y, a los cinco minutos, ya lo conocer¨ªa todo el mundo, pero en los a?os veinte y treinta la ¨²nica manera de conocer a estos artistas era la tradici¨®n oral. Nunca se sab¨ªa si las historias que circulaban sobre ellos eran verdaderas o no".
Alcoh¨®lico y proxeneta
El p¨²blico de Sweet and lowdown va construyendo un retrato del protagonista a trav¨¦s de las pinceladas, a veces ir¨®nicas, a veces tr¨¢gicas, que trazan los entrevistados. Allen presenta un Emmet Ray un tanto repulsivo. Es eg¨®latra, soberbio, infantil y machista. Jugador, alcoh¨®lico y proxeneta, sus principales aficiones -el jazz aparte- se reducen a ver pasar trenes, sentado junto a la v¨ªa, y disparar a las ratas del vertedero. Pese a ello, el cineasta -con la ayuda de Sean Penn- dibuja un personaje entra?able.
Allen atribuy¨® todo el m¨¦rito de eso al int¨¦rprete: "Escog¨ª a Sean Penn porque hay ahora pocos actores en Estados Unidos que consigan que un personaje vanidoso, cruel y hasta rid¨ªculo sea aceptado por el p¨²blico". En este contexto, traz¨® un paralelismo entre Penn y Marlon Brando. ?ste, vino a decir el director, consigui¨® el mismo efecto que Penn en Un tranv¨ªa llamado deseo, donde llega al extremo de violar a la hermana de su mujer y, aun as¨ª, obtiene la simpat¨ªa del patio de butacas.
Allen, de paso que rinde homenaje en la cinta a los or¨ªgenes del jazz, reitera su simpat¨ªa por otros principios, los del cine. Ejemplo: uno de los dos personajes femeninos, Hattie -el otro, Blanche, es Uma Thurman-, es mudo. El director habl¨® de lo mucho que le han influido Charles Chaplin y Buster Keaton. "Ya en El dormil¨®n", record¨®, "quise homenajear al cine mudo despert¨¢ndome en un mundo donde nadie hablaba". Ahora, recupera esa intenci¨®n gracias a Morton, "que hubiera sido una de las caras m¨¢s perfectas del cine mudo".
No eludi¨® Allen ninguna pregunta. Ni las personales. Respecto a la posibilidad de que su ¨²nico hijo biol¨®gico, Satchel, de 12 a?os, ingrese pronto en la Universidad, el director se mostr¨® m¨¢s partidario de que siga compartiendo estudios con los de su edad. El inter¨¦s period¨ªstico le dio pie, sin embargo, a elogiar a su hijo con simpat¨ªa: "No s¨®lo es inteligente, es guap¨ªsimo. Tiene el cerebro y el f¨ªsico de Mia Farrow. No se parece en nada a mi familia".
Babelia
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