Ventajista o justiciero
A primera vista, Rivaldo se ha equivocado. La suya es una actitud ego¨ªsta, ventajista y mercantilista, puesto que se sabe de su cabreo porque no le pagan lo prometido. El jugador ha utilizado el Bal¨®n de Oro para plantarse ante Van Gaal y decirle que quiere jugar en su puesto y no en la posici¨®n que le pone el entrenador. Puede que, afectado por los pitos de la hinchada, o por la sustituci¨®n del domingo, o porque la situaci¨®n se ha ido deteriorando, o porque est¨¢ harto de que cada a?o el t¨¦cnico busque un extremo izquierdo, Rivaldo ha oficializado algo que era oficioso desde hace tres temporadas, y pide que le juzguen por lo que es y no por lo que el t¨¦cnico pretende que sea.O al menos as¨ª lo ha desvelado el entrenador, porque podr¨ªa ser que lo que Van Gaal cont¨® ayer no sea nuevo en el vestuario y s¨ª para la opini¨®n p¨²blica. A Van Gaal, que ha hecho valer su principio de autoridad, podr¨ªa haberle convenido que se supiera que Rivaldo est¨¢ en su contra, un s¨ªntoma de debilidad, de que habr¨ªa perdido ascendiente sobre el futbolista m¨¢s determinante del equipo, y respecto a la plantilla, plantel cansado de que las victorias se expliquen por el sistema y el proyecto y las derrotas obedezcan a la actitud de los jugadores.
Rivaldo, al fin y al cabo, no ha hecho otra cosa que antes no hicieran otros. La diferencia es que cuando act¨²a el bal¨®n de oro suena a declaraci¨®n de guerra, y en donde unos ven un acto de insolidaridad -Guardiola, por ejemplo, asume la suplencia por respeto a sus compa?eros- otros aprecian un ejercicio de representatividad. Nadie mejor que Rivaldo para decirle a Van Gaal que se avenga a razones porque si se sienta donde se sienta es porque la plantilla le dio cuerda hace un a?o.
Ni herido, ni envalentonado, ni cargado de razones, Rivaldo puede hacer lo que ha hecho, pero hay una sospechosa previsi¨®n en la actuaci¨®n de Van Gaal: primero se aventur¨® que se deshar¨ªa de la Quinta del Mini; luego que sentar¨ªa a Sergi; m¨¢s tarde, que prescindir¨ªa de Guardiola y despu¨¦s que tendr¨ªa problemas con Rivaldo. Hoy, y por muy imprescindible que se sienta, nadie apuesta que se jugar¨¢ la Liga con el equipo que gan¨® al Atl¨¦tico. El drama de Van Gaal es que no ha podido evitar que vuelva el viejo Bar?a, el de Schuster, el de Maradona, el de Ronaldo, el de Rivaldo.
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