El loco Anthony Wayne
JAVIER UGARTE
En 1794, el general "loco Anthony" Wayne, llamado as¨ª por su temeridad y falta de escr¨²pulos en la guerra, derrotaba a los indios norteamericanos en la batalla de Fallen Timbers. Fue el primero de una larga serie de militares que no tuvieron reparos a la hora de emplear su maquinaria de guerra frente al enemigo. As¨ª, la conocida matanza de mujeres y ni?os indios en el Mississippi durante la Guerra de Halc¨®n Negro (1832), o las "haza?as" del coronel Custer (1875-6) ilustradas en la pel¨ªcula El peque?o gran hombre. De este modo fue como se forj¨® cierta cultura militar yankee, resumida en la doctrina del destino manifiesto (1845) seg¨²n la cual el sino de EEUU ser¨ªa su expansi¨®n por todo el continente y la disposici¨®n de los militares la de situarse en la primera l¨ªnea de defensa de la patria sin reparar en medios. De aquellos polvos vinieron los lodos de Filipinas (1898-1902) o Vietnam (1961-1974), y las secuelas de las intervenciones en el continente americano, de Cuba a Chile o de Panam¨¢ a Granada. De esa tradici¨®n militar dio cuenta Aaron Sorkin en su novela llevada al cine con el t¨ªtulo de Algunos hombres buenos (1992).
La actitud mantenida por el general Rodr¨ªguez Galindo el pasado mi¨¦rcoles, d¨ªa 15, record¨® a m¨¢s de uno a la representada por el coronel de marines personificado en la pel¨ªcula por Jack Nicholson. Llamado a declarar en un proceso por homicidio en Guant¨¢namo (Cuba), el coronel hac¨ªa un alegato de los hombres que se encontraban en primera l¨ªnea (en "el muro") para que el americano medio viviera tranquilo. All¨ª se impon¨ªan los valores del honor, el sacrificio y la eficacia de hombres curtidos. La defensa del mundo libre justificaba la p¨¦rdida de libertad en esa primera l¨ªnea, hasta aceptar el homicidio.
Si alg¨²n ej¨¦rcito ha tenido una cultura militar contraria a los valores de libertad, ¨¦se ha sido el espa?ol. Forjado en un siglo XIX plagado de guerras civiles que le hicieron perder su originario entronque liberal, el ej¨¦rcito espa?ol adquiri¨® la fisonom¨ªa que tuvo hasta anteayer tras la derrota de 1898. Desde entonces primaron los valores castrenses e intervencionistas, y una pr¨¢ctica agresiva con los derechos del hombre. Tal vez quienes mejor encarnaron aquellos valores fueron los fundadores de la Legi¨®n (Mill¨¢n Astray y Franco) y el grupo de militares africanistas que alentaron la guerra civil. Con el franquismo aquellos valores se consolidaron hasta impregnar a todo el ej¨¦rcito.
Con la llegada de la democracia, muy lentamente, el ej¨¦rcito ha ido depur¨¢ndose. La parodia golpista de Tejero el 23-F de 1983 dio ocasi¨®n a que las pr¨¢cticas intervencionistas fueran deslegitimadas dentro del propio ej¨¦rcito. Las ¨²ltimas misiones de la ONU parecen alentar un ej¨¦rcito m¨¢s profesional y respetuoso con los derechos humanos. Sin embargo, en aquellos sectores ligados a la actividad policial (y en la propia polic¨ªa), se perpetuaron los peores valores del r¨¦gimen anterior. Fue un error pol¨ªtico de los socialistas el no poner empe?o en extirparlos. Resulta ya una evidencia que los GAL, herederos de la Triple A, de Antiterrorismo ETA, etc., practicaron el terrorismo de estado de la forma espantosa en que lo hicieron con J.A. Lasa y J.I. Zabala.
El general Rodr¨ªguez Galindo, personifica los valores m¨¢s rancios del ej¨¦rcito espa?ol. A uno se le ponen los pelos de punta al escucharle decir que "con seis hombres como ellos , se hubiera podido conquistar Am¨¦rica del Sur". Pat¨¦tico.
Por terminar. S¨®lo la sistem¨¢tica aplicaci¨®n del estado de derecho y la defensa de sus valores de libertad permite depurar responsabilidades y adecentar la casa. Unos valores que son por cierto universales. Ni espa?oles ni estadounidenses ni vascos. De modo que est¨¢n de m¨¢s las referencias de los Permach a la justicia espa?ola. ?Acaso la justicia vasca de HB fue capaz de depurar a los militaristas que mataron a Yoyes? En fin, usted entiende por qu¨¦ uno prefiere estar al amparo de una constituci¨®n que protege los derechos de las personas, sean ¨¦stas vascas, espa?olas o gitanas.
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