Talo, chistorra y la cerda Kattalin
Kattalin rompi¨® ayer los canones de la belleza. No preocup¨® la est¨¦tica, sino la cantidad de grasa y carne que pod¨ªa convertirse en una suculenta cena de Noche Vieja para un batall¨®n. La gruesa cerda de Santo Tom¨¢s exhibi¨® ayer en la plaza de la Constituci¨®n de San Sebasti¨¢n casi 400 kilos de peso en vivo. Ajena al murmullo y a la obsesi¨®n por la delgadez, ella practicaba el tumbing, no en el sof¨¢, sino en un corralito en el que mostraba sus prominentes atributos. Hoy, con las bolas de los ni?os de San Idelfonso, un afortunado podr¨¢ llevarse a casa una cerda o lo que es lo mismo, jamones y chorizos. Kattalin es la reina de esta fiesta que antecede al anuncio del invierno y renueva la tradici¨®n de los caseros que cada 21 de diciembre se acercaban a la capital para vender sus productos de la granja y de la huerta. Ayer, San Sebasti¨¢n cambi¨® su habitual aspecto y se transform¨® en un amplio mercado en el que sus gentes cambiaron sus ropajes y sacaron del ba¨²l las boinas, albarcas y dem¨¢s elementos del t¨ªpico traje de casero.
La Parte Vieja y el centro de San Sebasti¨¢n se inundaron de olor a chorizo; las calles, de restos de recipientes de pl¨¢stico y otros desperdicios, propios de toda fiesta. Y eso, a pesar de que el Ayuntamiento se empe?¨® en convertir esta edici¨®n de la feria en la m¨¢s ecol¨®gica de todas. Bolsas de material biodegradable y un n¨²mero elevado de contenedores invitaban a la limpieza y el reciclaje.
Pocos fueron los que no cumplieron la tradici¨®n de comer un pincho de chistorra o un talo, con un buen trago de sidra, vino o txakol¨ª. Toda la ciudad particip¨® de la fiesta; unos, para sacarse unos dineritos y financiar as¨ª el viaje de fin de curso, otros, para mostrar los productos que fabrican durante el a?o, y la mayor¨ªa, simplemente para divertirse.
En San Sebasti¨¢n se instalaron m¨¢s de 150 puestos en los que se pod¨ªan adquirir todo tipo de productos artesanales y alimentarios y en la capital vizca¨ªna se dobl¨® esta cifra. En los puntos de venta se pod¨ªan hacer transacciones directas productor-consumidor de variedades hortofrut¨ªcolas, artesan¨ªa y diversos animales, sobre todo, aves de corral. M¨¢s de 100.000 personas se sumaron a la 52 edici¨®n del mercado de Santo Tom¨¢s bilba¨ªno. La tradici¨®n se remonta a finales del siglo XIX, cuando los arrendatarios de los caser¨ªos de Vizcaya acud¨ªan a la ciudad para pagar las rentas a los propietarios de sus viviendas. Los baserritarras obsequiaban a los due?os con los mejores productos que consegu¨ªan de sus huertas.
La costumbre es similar en estas dos capitales vascas: rifas, concursos, mercados, m¨²sica, y sobre todo fiesta. Y hasta se complementan. Los bilba¨ªnos exhibieron a Tiberio VIII, un hermoso ejemplar porcino de m¨¢s de 450 kilos de peso, criado a capricho en un caser¨ªo de Mungia, para participar en la rifa del cerdo, que surgi¨® con fines ben¨¦ficos en 1831. A partir de hoy la exhibici¨®n de Kattalin y Tiberio VIII ser¨¢ en una mesa.
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