M¨¢s democracia para la pol¨ªtica vasca
La actual situaci¨®n del camino hacia la paz en el Pa¨ªs Vasco requiere un proceso de devoluci¨®n de la pol¨ªtica vasca al marco estricto de la comunidad aut¨®noma. Son las fuerzas sociales y pol¨ªticas del Pa¨ªs Vasco, de conformidad con el camino recorrido en Irlanda del Norte, las que deben encontrar el camino para la paz. Y en este proceso, el Gobierno central no puede ir mucho m¨¢s all¨¢ de la creaci¨®n de circunstancias favorables, dentro del marco constitucional, para alcanzar ese objetivo. Este diagn¨®stico se encuentra alejado, sin embargo, de la concesi¨®n de un protagonismo poco menos que exclusivo a las fuerzas pol¨ªticas nacionalistas. La tarea fundamental para conseguir la paz pasa por el fortalecimiento del pluralismo pol¨ªtico en la sociedad vasca y por la aceptaci¨®n que en el mismo juega el reforzamiento de las opciones pol¨ªticas no nacionalistas, de signo constitucionalista, leales al Estado y la naci¨®n espa?oles sin menoscabo de su lealtad a las instituciones pol¨ªticas vascas.El PNV debe ser respetado como un interlocutor importante de la arena pol¨ªtica vasca, pero sin buscar su protagonismo artificial en la misma. Lo que los partidos estatales tienen que intentar en el Pa¨ªs Vasco, como tarea prioritaria, es mejorar sus posiciones electorales. De ah¨ª se derivar¨¢ una mayor representatividad del subsistema pol¨ªtico vasco y un aumento de la eficacia negociadora en la b¨²squeda de la paz. Se tratar¨ªa de un camino inverso al propugnado por aquellos que, sin duda con la mejor intenci¨®n, defienden la concesi¨®n de un protagonismo pol¨ªtico al nacionalismo moderado como parte de una "pol¨ªtica innovadora" ante la cuesti¨®n. Es, precisamente, este protagonismo el que debe ser cuestionado, dando expresi¨®n pol¨ªtica a amplios sectores de la sociedad vasca que no se sienten amparados por su vigencia.
La confianza en el buen sentido de la sociedad vasca para salir de su crisis, no solamente una crisis de violencia, sino tambi¨¦n una crisis pol¨ªtica, no se va a materializar hasta que se decida superar el papel del nacionalismo como intermediario pol¨ªtico. Digo como intermediario y no como coprotagonisa de una parte importante de la vida pol¨ªtica vasca. La que debe ser superada es la idea de la concesi¨®n de un plus de legitimidad a las opciones nacionalistas y en especial a las opciones nacionalistas moderadas, como representantes genuinas de la opini¨®n vasca. Todo el consenso requerido por la pol¨ªtica vasca no impide aceptar la necesidad de incrementar la confrontaci¨®n pol¨ªtica democr¨¢tica a la b¨²squeda de una mayor representatividad de las instituciones de Vitoria. Es necesario reducir la abstenci¨®n hasta l¨ªmites normales y acabar con el pr¨¦stamo de votos a favor de los presuntamente mejor situados ante el proceso de paz. Hay que rearmar, pol¨ªticamente se entiende, a la derecha y a la izquierda constitucionalistas para que se produzca el equilibrio pol¨ªtico indispensable para la paz. Una pol¨ªtica de concesiones al nacionalismo dificulta este proceso y aleja la soluci¨®n del contencioso vasco de su marco natural.
En este sentido, no me parece inoportuno el planteamiento de una abierta contraposici¨®n pol¨ªtica del PP con las posiciones del PNV. ?ste debe ser el inicio de un saludable combate democr¨¢tico en el que los votos son perseguidos no en el sur, como dec¨ªa estos d¨ªas un dirigente nacionalista, sino precisamente en el Pa¨ªs Vasco. No se trata de una opci¨®n a favor de la satanizaci¨®n del PNV, sino de una opci¨®n en contra de sus planteamientos pol¨ªticos radicales, que est¨¢n lejos de representar a su complejo soporte electoral. En este sentido, el PNV debe acostumbrarse a descender a la arena pol¨ªtica sin privilegios, sometido a la cr¨ªtica de sus rivales pol¨ªticos que, sin menoscabo de la b¨²squeda del acuerdo siempre que ¨¦ste sea posible, deben hacer expl¨ªcita su voluntad de sustituirlo en el apoyo del electorado. El objetivo final debe ser la normalizaci¨®n de la vida pol¨ªtica vasca, que no puede constituirse en un coto cerrado para la direcci¨®n peneuvista como garante hipot¨¦tico de la paz. En este sentido, me parece discutible la opci¨®n del PSOE a favor de un trato privilegiado al PNV en la pol¨ªtica vasca y espa?ola. Las pr¨®ximas elecciones legislativas estatales, enfrentadas con la "abstenci¨®n activa" del nacionalismo radical, deben ser un experimento a favor de la movilizaci¨®n pol¨ªtica del Pa¨ªs Vasco, que debe pasar por una recuperaci¨®n del tercio hist¨®rico representado por una derecha espa?ola y el reforzamiento del otro tercio representativo de una izquierda constitucionalista. El resultado de este reequilibrio de la pol¨ªtica vasca har¨¢ m¨¢s f¨¢cil el proceso de paz asentado en la voz y el protagonismo de la gran mayor¨ªa de su sociedad. Y facilitar¨¢ el hallazgo de las f¨®rmulas pol¨ªticas que permitan sacar al Pa¨ªs Vasco del atolladero al que le conducen las f¨®rmulas soberanistas adoptadas por el nacionalismo.
La pol¨ªtica vasca requiere clarificaci¨®n. La f¨®rmula de pluralidad de jurisdicciones caracterizada por la triple lealtad al Estado nacional, la comunidad aut¨®noma y la integraci¨®n europea necesita ser reforzada y defendida en el escenario vasco. Es indispensable para ello la confrontaci¨®n pol¨ªtica con unas fuerzas pol¨ªticas nacionalistas que no est¨¢n por este camino. El Pacto de Lizarra y la declaraci¨®n de Barcelona apuntan por una direcci¨®n contraria, una direcci¨®n presidida por el signo de la aventura y la huida hacia adelante so pretexto de la b¨²squeda de la paz. Ante ella es necesario volver la mirada al sentir de la sociedad vasca y restablecer una l¨®gica democr¨¢tica que no ceda a la presi¨®n los violentos. De grado o por fuerza, el PNV est¨¢ embarcado en esta pol¨ªtica de cesi¨®n. La ¨²nica respuesta oportuna a esta estrategia es pasarle el recibo de las elecciones y permanecer en guardia respecto a la sucesi¨®n de arbitrios (esquemas confederales, asamblea de ayuntamientos, amenaza de retraimiento electoral, convocatoria de unas elecciones imposibles en el marco de Euskal Herria, etc¨¦tera) puestos en juego por el frente nacionalista. Hay que aceptar, en definitiva, que la divisi¨®n del Pa¨ªs Vasco no afecta solamente a la que enfrenta a pac¨ªficos y violentos, sino que existe tambi¨¦n una divisi¨®n entre vascos empe?ados en forzar y respetar el marco constitucional. Las fuerzas pol¨ªticas estatales no deben tener duda respecto a su alineaci¨®n ante ambas divisiones.
Andr¨¦s de Blas Guerrero es catedr¨¢tico de Teor¨ªa del Estado de la UNED.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.