El PP pidi¨® a sus cargos que pasaran fuera de Euskadi el fin de la tregua
Pintadas contra populares y socialistas en varias localidades vascas
O fuera de aqu¨ª o sin salir de casa. El consejo a sus cargos p¨²blicos -una mezcla de orden y ruego- fue emitido oficiosamente desde la direcci¨®n del PP en Euskadi unas horas despu¨¦s de que ETA anunciara, el domingo 28 de noviembre, el fin de la tregua. El PP contrat¨® autobuses y reserv¨® plazas de hotel en Castilla-La Mancha para que sus concejales vascos pasaran fuera de Euskadi el puente de la Constituci¨®n. Otros se fueron por sus propios medios a Valencia o Andaluc¨ªa. Quienes se quedaron, como Mar¨ªa San Gil, madre reciente de su segundo hijo, disfrut¨® del largo y soleado fin de semana desde detr¨¢s de sus ventanas.
Se trata de otro tipo de bomba, la que no necesita mecha porque va explotando diariamente, minando la moral de los cargos p¨²blicos y sus familias. Desde su casa, Mar¨ªa San Gil, portavoz del PP en el Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n, pudo observar durante varios d¨ªas una pancarta colocada en la carretera: "San Gil, vas a conocer el sufrimiento de nuestros presos". El d¨ªa que por fin una patrulla de la Ertzaintza -la polic¨ªa vasca- retir¨® el cartel, la concejala y su familia ya sab¨ªan dos cosas: que segu¨ªan estando en el punto de mira y que el entorno de ETA conoc¨ªa a la perfecci¨®n d¨®nde viv¨ªan, a d¨®nde daban sus ventanas.El PP sospech¨® desde el primer momento que la ruptura de la tregua no era un farol de los terroristas. Y quiso amortiguar la primera impresi¨®n que ello produjo en sus concejales y diputados sac¨¢ndolos de Euskadi. Para ello cont¨® con la complicidad de sus afiliados y cargos p¨²blicos en el resto de Espa?a. Muchos de ellos se ofrecieron para albergar en sus casas de Sevilla, Valencia o Madrid a sus colegas vascos. Otros se acercaron a los hoteles donde hab¨ªan sido alojados por el partido para tomarse un caf¨¦, dar un paseo, ense?arles su ciudad. Sab¨ªan que s¨®lo se trataba de un remiendo. Que la vuelta a casa ser¨ªa dura, igual o peor que antes de la tregua.
De nuevo las instrucciones muy precisas, una colecci¨®n de prohibiciones asfixiante: no pasear solo, avisar siempre al escolta de cualquier movimiento, no entrar en seg¨²n qu¨¦ bar, en determinados restaurantes; no ir por la parte vieja de las ciudades -reducto habitual de los radicales-; no sacar a pasear -y aqu¨ª viene lo m¨¢s duro- a sus propios hijos. Un concejal del PP explic¨® lo inc¨®modo que resulta ir por la calle, encontrarse con un conocido y pararse a saludar: "Notas la incomodidad de la gente, c¨®mo te mira a ti y al escolta, sin saber si hace bien en pararse, si no estar¨¢ ¨¦l tambi¨¦n en peligro. As¨ª que optas por pasar la mayor parte del tiempo en tu despacho o en tu casa, utilizando la calle lo menos posible".
Una calle que, de pronto, el d¨ªa de Nochebuena, apareci¨® sucia de pintura negra y fresca, amenazante. La palabra "asesinos" junto a las siglas del PP y del PSOE dentro de una diana. Un grupo de proetarras se dedic¨® en v¨ªsperas de Navidad a realizar m¨¢s de 40 pintadas en las paredes y comercios de la c¨¦ntrica Plaza del Buen Pastor de San Sebasti¨¢n. Una forma muy gr¨¢fica de responsabilizar a los partidos nacionales de la situaci¨®n de los presos de ETA, informa Aurora Intxausti. Los populares vascos consideran "parad¨®jico" y a la vez "bochornoso" que se les tache precisamente a ellos de "asesinos", justo unos d¨ªas despu¨¦s de que la Guardia Civil localizara las dos furgonetas, cargadas en total con 1.700 kilos de explosivos, que ETA pretend¨ªa hacer estallar en Madrid.
Varios de los autores de las pintadas fueron identificados por la Ertzaintza cuando se encontraban realiz¨¢ndolas con aerosol de color negro. Los agentes de la polic¨ªa vasca se limitaron a anotar la identidad de los j¨®venes "por si hubiera que depurar alguna responsabilidad en el futuro". El presidente del PP de Vizcaya, Leopoldo Barreda, declar¨®, en relaci¨®n con las pintadas, que su partido "no va a permitir que la intolerancia se haga un hueco en la sociedad vasca", y a?adi¨®: "Los vascos no podemos terminar acostumbr¨¢ndonos a las amenazas".
No s¨®lo fue San Sebasti¨¢n la ciudad que amaneci¨® sucia de pintadas. Una docena de pueblos de todo el Pa¨ªs Vasco tambi¨¦n sufrieron en sus paredes la amenaza terrorista. En Getxo, por ejemplo, las pintadas estaban dirigidas contra Marisa Arrue, portavoz del Partido Popular en ese municipio. En una de las ellas se pod¨ªan apreciar las siglas del PP en una diana y la frase "Arrue, vas a pillar fuego".
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