A un paso del siglo XIV
Una roca monumental recuerda al autor del Libro de buen amor, que cruz¨® el puerto de Tablada en 1329
Ahora que todo el mundo est¨¢ elaborando listas de libros, canciones, cuadros, pensamientos y creaciones humanas en general que merecer¨ªa la pena salvar de una hipot¨¦tica quema milenarista, nosotros nos atrevemos a subrayar con tinta ign¨ªfuga el Libro de buen amor. Esta elecci¨®n puede dejar tibio a un paraguayo o a un kazajo, pero a un madrile?o no, pues se trata de la primera referencia literaria de nuestra regi¨®n, y en particular de la sierra de Guadarrama; una sierra que, antes de 1330, era una difusa noci¨®n, s¨®lo mencionada de refil¨®n en privilegios reales y libros de caza, textos tan vibrantes y legibles como el prospecto de un gargarismo.El Libro de buen amor cuenta, entre otras cosas, la andadura que su autor, Juan Ruiz, arcipreste de Hita, hizo por la sierra hacia 1329. En su viaje pasa por lugares tan queridos para los excursionistas de hoga?o como el puerto de Malagosto, o como el de Tablada, que ven¨ªa a caer por lo que hoy es el puerto de Guadarrama. Aqu¨ª, en un tris de morir congelado, se topa con Aldara, una atroz serrana ("sus tetas", informa, "d¨¢banle en la cintura porque estaban dobladas, / que, de no estar sujetas, di¨¦ranle en las ijadas") que le ofrece yantar, posar y cohabitar. Todo lo cual era a la cursi pastorela provenzal del medievo lo que un manga er¨®tico a Heidi.
En 1930, al cumplirse 600 a?os de la aparici¨®n del libro, un roquedo se?ero de Tablada fue declarado monumento natural de inter¨¦s nacional en un acto al que asistieron ministros, acad¨¦micos, poetas y la masa coral femenina del instituto-escuela, que probablemente no cant¨® todas las verdades sobre Aldara. En cancho bien visible, se cincel¨®: "Al arcipreste de Hita, cantor de esta sierra, do gust¨® las aguas del r¨ªo de bueno amor". A sus pies se deposit¨® el famoso libro con la consigna: "Ande de mano en mano a quien quier quel pidiere". El libro suele faltar, pero la emoci¨®n de acercarse a este santuario del excursionismo madrile?o sigue intacta siete d¨¦cadas despu¨¦s.
El camino m¨¢s bello hasta la pe?a del Arcipreste es el que parte de la estaci¨®n de Cercedilla. Hay que salir de ella a mano izquierda por la calle que baja y cruza las v¨ªas por un t¨²nel, atravesar el puente del Molino y doblar enseguida a la derecha por el paseo de Canalejas para, tras salvar de nuevo las v¨ªas, proseguir por la calle Collado del Hoyo y por la del Faro. Casi al final de esta calle, que aparentemente no tiene salida, rodearemos por la parte de atr¨¢s unos chal¨¦s y luegos unos prados hasta desembocar en un camino que conduce otra vez a la v¨ªa, y all¨ª conectaremos con una amplia pista que, alej¨¢ndose definitivamente de la l¨ªnea f¨¦rrea, nos va a llevar en prolongado ascenso por la ladera de la riscosa pe?ota, entre pinos solitarios y majestuosos como los que pintaba Beruete.
Despu¨¦s de mucho caminar -dando vistas a toda la llanura, y desde la Maliciosa hasta el Abantos-, la pista se allana y se adentra en un espeso pinar. Habr¨¢ que andar entonces ojo avizor para descubrir, como a tres horas del inicio -ocho kil¨®metros-, el sendero se?alizado con gran moj¨®n y r¨®tulo tallado que trepa en un periquete a la fuente de Aldara, y poco m¨¢s arriba, a la pe?a con sus inscripciones y su ejemplar del Libro de buen amor, all¨ª dejado en una caja por el grupo de monta?a de la Casa Vasca de Madrid, que ya dura desde enero de 1998, todo un r¨¦cord teniendo en cuenta la cantidad de buitres que hay en la sierra, de los que vuelan y de los otros.
Para concluir la marcha, en lugar de bajar al cercano apeadero de Tablada -donde s¨®lo paran dos trenes al d¨ªa-, proponemos descender a la estaci¨®n de Los Molinos. A tal efecto, volveremos a la pista y avanzaremos unos minutos m¨¢s hasta topar con un cortafuegos por el que discurre una l¨ªnea de alta tensi¨®n. Por ¨¦l descenderemos culebreando entre matorrales y, tras cruzar la v¨ªa del ferrocarril por una tajea, seguiremos bajando hasta salir a un camino rural que, a mano izquierda, conduce sin p¨¦rdida posible a Los Molinos.
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