El Papa inaugura el Jubileo del 2000 con una ceremonia pensada para la televisi¨®n
Juan Pablo II pide m¨¢s empe?o "contra el aborto, las guerras, el racismo y las falsas ideolog¨ªas"
El Gran Jubileo del 2000 ha comenzado. Con una ceremonia pensada sobre todo para la televisi¨®n, que transmiti¨® el evento a 59 pa¨ªses, el Papa Juan Pablo II abri¨® la noche del viernes la Puerta Santa de la bas¨ªlica de San Pedro del Vaticano, dando inicio a un a?o de celebraciones. La mayor catedral del mundo reluc¨ªa como una joya cuando el Papa, envuelto en una llamativa capa dorada y multicolor, empuj¨® las dos hojas de la puerta simb¨®lica. "?sta es la Puerta del Se?or, por la que entrar¨¢n los justos", dijo con un ritual que se remonta al siglo XV: "Abridme la Puerta de la justicia".
En el interior de la bas¨ªlica de San Pedro, que brillaba como un ascua de luz, unas ocho mil personas siguieron la ceremonia, mientras otras 50.000 contemplaban el evento en la plaza del mismo nombre, a trav¨¦s de pantallas gigantes de v¨ªdeo. Cifras rid¨ªculas si se comparan con el n¨²mero potencial de telespectadores, unos 2.000 millones, que pudieron seguir en todo el mundo el inicio de un Jubileo especial, en la medida que coincide con el 2.000 aniversario del nacimiento de Cristo y el final de un siglo y un milenio. El solemne inicio del A?o Santo, que concluir¨¢ el 6 de enero del 2001, continu¨® ayer con el discurso navide?o del Pont¨ªfice, la bendici¨®n Urbi et Orbe y la apertura por Juan Pablo II de la Puerta Santa de la bas¨ªlica de San Juan de Letr¨¢n, la m¨¢s antigua sede papal de Roma.Wojtyla no ha querido iniciar el Jubileo sin mencionar, siquiera de pasada, los grandes temas de su pontificado, que se resumen en una encendida, casi beligerante, defensa de la vida. En su mensaje navide?o al mundo, el Papa hizo ayer un llamamiento a "los legisladores y a los gobernantes, a los hombres y a las mujeres, para que pongan todo su empe?o en el respeto a la vida, desterrando el aborto, las guerras, los campos de exterminio, el racismo y las falsas ideolog¨ªas".
Ofrendas ex¨®ticas
Visiblemente agotado por la fiesta de Nochebuena, el Papa fue capaz de pronunciar la tradicional felicitaci¨®n navide?a, desde la Logia de las Bendiciones, en el balc¨®n central de la catedral de San Pedro, en 58 idiomas. La noche anterior, Wojtyla hab¨ªa sido protagonista absoluto de una velada espectacular con la que la Iglesia cat¨®lica remozaba la antigua liturgia jubilar. Ofrendas de flores ex¨®ticas a cargo de no menos ex¨®ticos fieles procedentes de los cinco continentes, vestidos todos con ropas tradicionales, con un fondo musical japon¨¦s, reforzaron ante espectadores y telespectadores la imagen de una iglesia internacional.
Fuera, en la plaza de San Pedro, la primera remesa de peregrinos dispuestos a obtener las indulgencias plenarias que ofrece la Iglesia cada 25 a?os, -periodicidad con la que se celebra el Jubileo- segu¨ªan absortos la ceremonia. Un ritual sencillo, la lectura de un fragmento del evangelio, las palabras de rigor pronunciadas por el Papa, y el leve empuj¨®n a la puerta de doble hoja, desprovista ya del muro de ladrillos tras el que queda tapiada entre un jubileo y otro. Aun as¨ª, lo visto el viernes representa un gran cambio en relaci¨®n al primer A?o Santo, instituido por Bonifacio VIII en el a?o 1300, heredero directo del A?o Sab¨¢tico jud¨ªo, en el que se dejaba de arar la tierra y se perdonaban las deudas. Pero la base sigue siendo la misma: el Jubileo es un periodo de tiempo en el que se ofrece a los cristianos la posibilidad de obtener indulgencias que descuenten el tiempo eventual de permanencia en el purgatorio. La base est¨¢ en la peregrinaci¨®n a alguno de los lugares jubilares (Jerusal¨¦n y Roma), en cuyas catedrales (San Pedro, San Pablo, San Juan de Letr¨¢n y Santa Mar¨ªa la Mayor, en Roma), se puede obtener ese beneficio. Aunque en esta ocasi¨®n el Papa ha establecido que sea posible conseguir las indulgencias en las iglesias indicadas por el obispo de cada di¨®cesis.
Doble reclamo
Pero el Jubileo tiene otra vertiente. Los peregrinos hoy m¨¢s que nunca intentan combinar la experiencia religiosa con la tur¨ªstica. De ah¨ª la dualidad de las conmemoraciones previstas para el A?o Santo, puesta de manifiesto la misma noche del 24 de diciembre con la misa oficiada por el Papa, y con el concierto de Navidad, transmitido por televisi¨®n, con actuaciones de Tom Jones y la m¨²sica africana de Miriam Makeba.
Este doble reclamo sacro y profano atraer¨¢ (o al menos eso esperan los angustiados hoteleros) a unos 26 millones de peregrinos-turistas a la Ciudad Eterna. Una cifra abrumadora que los organizadores del Jubileo esperan poder controlar gracias a una serie de centros de acogida, gestionados por voluntarios. El reto es lo bastante grande como para haber movilizado a las mayores empresas italianas. Empezando por Telecom Italia, que ha invertido cerca de 15.000 millones de pesetas en una red de voz, datos y v¨ªdeo, que comunicar¨¢ on line 120 pa¨ªses y conectar¨¢ las nunciaturas apost¨®licas y las conferencias episcopales de todo el mundo.
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