MICAELA NAVARRO Por lo ¨¢spero, a las estrellas
H
asta los 10 o 12 a?os, Micaela Navarro Garz¨®n, la primog¨¦nita de una familia de jornaleros de And¨²jar (Ja¨¦n), se pateaba 12 kil¨®metros a diario entre idas y venidas a la escuela rural. "Por lo ¨¢spero a las estrellas", proclama una medalla de la que no se ha separado jam¨¢s desde la noche de las elecciones generales de 1996, cuando su candidatura por Ja¨¦n recibi¨® el respaldo suficiente para franquearle las puertas del Senado por vez primera.
Lo ¨¢spero, en la vida de Micaela Navarro, fue bregar a jornal con la aceituna y el algod¨®n para arrimar el hombro en casa, suplir de adulta su escasa formaci¨®n acad¨¦mica con un tes¨®n inquebrantable o sustituir el roce diario familiar por la comunicaci¨®n por sat¨¦lite.
Algunas estrellas llegaron solas, como un nombramiento como secretaria federal de Participaci¨®n de la Mujer del PSOE. Una carambola del azar, las cuotas territoriales, la cuesti¨®n de g¨¦nero y el consejero de la Presidencia, Gaspar Zarr¨ªas, su mu?idor pol¨ªtico. Lo que diferencia a Navarro de otras carambolas son la sensatez, que le permite conocer sus limitaciones, y la coherencia, que la empuja a salvarlas.
Micaela Navarro (And¨²jar, Ja¨¦n, 1956) dej¨® la escuela, y sus largas caminatas, antes de los 12 a?os. Ella y sus dos hermanas maduraron en un hogar matriarcal, donde no exist¨ªan apuros ni excesos. Hasta esos paisajes de la infancia huye la senadora socialista siempre que desea evadirse o relajarse. Un escape que tambi¨¦n encuentra en su entorno familiar, donde casi siempre se elude hablar de la actividad pol¨ªtica por una suerte de acuerdo t¨¢cito.
El despegue de la mujer que peg¨® un respingo por las listas del PSOE de Sevilla ha sido r¨¢pido. No ha pasado una d¨¦cada desde que asumi¨® su primera responsabilidad institucional como concejal en el Ayuntamiento de And¨²jar, donde comenz¨® a trabajar en la ¨¢rea de la mujer, a la que tambi¨¦n se dedic¨® como integrante de la ejecutiva del PSOE de Ja¨¦n. Y en los pr¨®ximos comicios generales Navarro encabezar¨¢ la candidatura socialista al Congreso por su provincia. En And¨²jar, m¨¢s de un caso de malos tratos la sac¨® entonces de la cama de madrugada. Navarro desembarc¨® en pol¨ªtica desde el movimiento vecinal, a trav¨¦s de la asociaci¨®n Atalaya.
Hab¨ªa dejado atr¨¢s su etapa de absoluta dedicaci¨®n familiar. El vuelco hacia sus dos hijas, Marta y ?ngela, fue absoluto. Renunci¨® a trabajar fuera de casa y vivi¨® el ingreso de la mayor en una guarder¨ªa casi como un desgarro. Durante d¨ªas se parapetaba junto a una ventana pr¨®xima porque cre¨ªa o¨ªr sus lloros. Junto al desgarro tambi¨¦n aflorar¨ªa la inquietud por s¨ª misma.
Super¨® las pruebas de acceso a la Universidad para mayores de 25 a?os a trav¨¦s de un centro de educaci¨®n de adultos en And¨²jar, se matricul¨® en la escuela de Graduado Social y se lanz¨® al movimiento vecinal en su barrio que la llevar¨ªa a la pol¨ªtica, la primera activista de una familia de izquierdas sin antecedentes de militancia. Salva sus carencias con una habilidad innata para relacionarse con los dem¨¢s y una tenacidad para trabajar hasta la sobredosis.
Su capacidad para conectar, en el ¨¢mbito que sea, se nota hasta en el mercado de And¨²jar, al que Micaela Navarro escapa cada vez que acude a su pueblo y del que regresa con la bolsa de la compra vac¨ªa porque no ha cesado de hablar y hablar con sus vecinos. Con la misma naturalidad ha sido capaz de conectar con Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, diputada por Ja¨¦n, o su secretario general, Joaqu¨ªn Almunia.
Su vida, desde que trabaja en Ferraz, la sede del PSOE en Madrid, ha virado por completo. La lejan¨ªa de su familia es el precio m¨¢s alto que est¨¢ pagando por el arranque de su carrera: sus visitas a And¨²jar son menos frecuentes de lo que desear¨ªa. Pero sigue conservando su compulsiva afici¨®n por la historia y la literatura -Antonio Gala en especial-, su ternura de madraza, cierto complejo de pobre y su sensibilidad. Alguien muy cercano la defina como un ser muy fr¨¢gil, pero irrompible. Sigue llevando a todas partes sus medallas, una con vers¨ªculos del Cor¨¢n y otra que le recuerda "Por lo ¨¢spero, a las estrellas". Jam¨¢s menciona la carta astral que le hicieron con 16 a?os escasos, donde le auguraban ¨¦xito en lo p¨²blico. Pero la conserva.
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