Por vuestra m¨²sica os conocer¨¢n
?Qu¨¦ hace un chico como t¨² en un sitio como este? La pregunta que se hac¨ªa el grupo Burning en una de sus canciones m¨¢s famosas se la debieron hacer tambi¨¦n los catedr¨¢ticos de Historia de la Universidad de Alicante cuando Carlos J. R¨ªos les present¨® su proyecto de tesina. Realizar un retrato sociol¨®gico e hist¨®rico de la primera generaci¨®n de j¨®venes que se divirti¨® sin censura tras la dictadura franquista, con 1.205 canciones de pop y rock como base documental, sonaba a chino en el ambiente acad¨¦mico. 2.500 horas de trabajo m¨¢s tarde, el autor de la tesina puede darse por satisfecho: Las letras de la juventud espa?ola. M¨²sica y movida entre 1978-1986 consigui¨® un sobresaliente por unanimidad.La conclusi¨®n principal a la que llega R¨ªos es sorprendente: "si dentro de 200 a?os un historiador s¨®lo tuviera las canciones como referencia para conocer a los j¨®venes espa?oles del 78 al 86, podr¨ªa hacerse una idea muy fiel de c¨®mo vest¨ªan, c¨®mo se divert¨ªan, c¨®mo hablaban, qu¨¦ sustancias consum¨ªan y c¨®mo se relacionaban entre ellos". Es decir, que el estudio de R¨ªos consigue abono para sus tesis: que las letras de las canciones de pop y rock sirven como documento de la ¨¦poca en la que fueron compuestas.
"A finales de los setenta y principios de los ochenta los j¨®venes reaccionaban contra los valores establecidos porque ol¨ªan a dictadura y necesitaban sus propias se?as", expone R¨ªos. Se?as encontraron muchas, en gran parte en la nueva ola londinense, inspiradora de lo que se dio en llamar movida, y tambi¨¦n en las diferentes formas de vestir de las tribus urbanas, en los grupos, en los h¨¢bitos de ocio y en su propio lenguaje, el cheli, que tuvo su correspondiente reflejo en las canciones. Su presencia nunca baj¨® del 11,5% del repertorio de los grupos de la ¨¦poca, y R¨ªos ha contabilizado hasta 166 t¨¦rminos como guay o enrollarse.
El com¨²n denominador de las canciones es la noche. Nuestro historiador creer¨ªa haber hallado un testimonio sobre una generaci¨®n de vampiros. El escenario de las canciones es siempre nocturno y urbano y el resto de los temas se subordina a estas dos premisas: "el joven de los ochenta viv¨ªa de noche y en la ciudad, era un animal de ne¨®n y asfalto. Como dec¨ªa Ramonc¨ªn en Marica de terciopelo, era un urbanita enamorado", dice R¨ªos.
1978 es el a?o de inicio de la movida porque es el a?o en que se permite la posesi¨®n de drogas para consumo propio, se suprime el horario de cierre de los bares, nacen las discogr¨¢ficas independientes que publican todo lo que cae en sus manos y las radios se hacen eco de las nuevas bandas, como Kaka de Luxe, La Mode, o Golpes Bajos. Los j¨®venes buscan sus propias f¨®rmulas para inventar sus nuevas formas de divertirse a deshoras y conforman un tri¨¢ngulo: alcohol, fiesta y drogas ilegales, que a su vez son los tres pilares de la l¨ªrica de nuevo cu?o. Las referencias al alcohol aparecen durante toda la movida, si bien cambiaron a medida que cambiaban las pautas de consumo. Seg¨²n datos del Ministerio de Sanidad y Consumo, a finales de los setenta un 60% de los j¨®venes beb¨ªa a diario, cifra que aumentaba hasta el 78% los fines de semana. En 1985 s¨®lo beb¨ªa a diario un 26% de la juventud. Las letras que antes hablaban de beber por beber se limitaban a consignar la actividad como festiva.
Lo mismo sucedi¨® con las drogas ilegales, cuya presencia en las canciones fluctuaba en raz¨®n de su popularidad entre los j¨®venes. Es significativo el caso de la hero¨ªna, alabada- como el resto de las sustancias- hasta que comienzan a producirse las primeras muertes por sobredosis y a sentirse los efectos de la adicci¨®n severa. En 1983 desaparecen radicalmente las referencias a este opi¨¢ceo, suplantado por la coca¨ªna.
Por las descripciones sobre la forma de divertirse -ellos lo llamaban irse de marcha- de los grupos de la ¨¦poca, el futuro historiador puede llegar a la conclusi¨®n de que era una juventud que sal¨ªa a por todas "y por desamor m¨¢s que por amor", apunta R¨ªos, "ya que quien encontraba una chica se quedaba en casa". R¨ªos defiende a la juventud de aquella ¨¦poca como "muy vital y muy contestataria" frente a la de los noventa, que considera "m¨¢s d¨®cil y tranquila, pero al mismo tiempo m¨¢s agresiva". El adolescente actual es, en pocas palabras, m¨¢s sumiso: "a nadie se le habr¨ªa ocurrido en aquellos a?os cerrar un bar a las tres y media o prohibir el consumo de alcohol y drogas en la calle. Ahora se hace y no pasa nada", se?ala. Todo estriba en que la situaci¨®n ha cambiado. "La movida fue un colch¨®n que ofertaba ocio a la gente joven en un momento dif¨ªcil", sentencia. Un momento que no es el de ahora.
Tesis m¨¢s conservadoras se empe?an en denostar la movida. Como refleja un reportaje publicado el pasado domingo en El PA?S, el actual alcalde de Madrid, ?lvarez del Manzano, niega dr¨¢sticamente los ¨²ltimos honeres a la movida. "No hay que enterrarla porque se ha evanescido, ni tan siquiera tiene cuerpo para enterrar. Era algo et¨¦reo, una propaganda pol¨ªtica, no ha dejado un solo poso. Yo no recuerdo un solo libro, un solo cuadro, un solo disco; nada, de la movida no ha quedado nada".
?Qu¨¦ es entonces la tesina sobresaliente de Carlos J. R¨ªos?
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