G¨¦nero y salud p¨²blica
Las mujeres vivimos m¨¢s, pero nuestro estado de salud es peor que el de los hombres. ?sta es la paradoja a la que nos enfrentamos al analizar las diferencias de salud entre hombres y mujeres. La menor esperanza de vida de ellos puede explicarse por las conductas relacionadas con la salud -en los hombres la prevalencia de tabaquismo o el consumo de alcohol son m¨¢s altos que en las mujeres y la dieta m¨¢s insalubre-, que son las responsables de que hacia la mitad de la vida comiencen a sufrir trastornos de salud, como c¨¢nceres o problemas cardiovasculares, potencialmente mortales. Nosotras padecemos a lo largo de toda la vida trastornos de salud, fundamentalmente musculoesquel¨¦ticos o problemas menores de salud mental, que no nos matan, pero que no nos dejan vivir, relacionados con los roles sociales adjudicados a cada sexo, m¨¢s desfavorables en las mujeres.Los y las profesionales de salud p¨²blica llevamos mucho tiempo constatando esta paradoja, pero nos hemos esforzado poco para identificar las causas de esta aparente contradicci¨®n. Analizar la salud de las mujeres ha sido casi sin¨®nimo de hablar de salud reproductiva, sin considerar las desigualdades sociales derivadas del sexo que, como las de clase, son determinantes de las diferencias en salud. Y es que las prioridades en investigaci¨®n y acci¨®n se han decidido desde n¨²cleos de poder ocupados por hombres, asumiendo que su visi¨®n y sus preocupaciones son las mismas que las de las mujeres.
Resulta ilustrativo un art¨ªculo publicado a principios de 1999 en la revista Social Science and Medicine (Avotri, Y. J., Walters. V.: "You just look at our work and see if you have any freedom on earth": Ghanaian women"s accounts of their work and their health. Soc Sci Med 1999; 48: 1123-1133). Se pon¨ªan en tela de juicio las pol¨ªticas de salud dirigidas a las mujeres en los pa¨ªses en desarrollo, definidas habitualmente por expertos, que suelen ser profesionales de la salud y pol¨ªticos, y limitadas, de forma casi exclusiva, a la salud reproductiva.
Las autoras se planteaban como objetivo conocer la visi¨®n de las propias mujeres sobre sus problemas de salud y sus causas. Parad¨®jicamente, los trastornos de salud reproductiva no fueron pr¨¢cticamente mencionados. Alrededor del 75% de las entrevistadas identificaron como problemas m¨¢s importantes los de car¨¢cter psicosocial: "Pensar demasiado" o "preocuparse demasiado". Los relacionaban con su fatiga cr¨®nica o sus dificultades para dormir. Los dolores de cabeza y los dolores en general tambi¨¦n fueron repetidamente mencionados. Las mujeres atribu¨ªan estos trastornos a la divisi¨®n sexual del trabajo, su alta carga de trabajo, su inseguridad econ¨®mica y su responsabilidad en el cuidado de las criaturas.
Esta situaci¨®n de Ghana, un pa¨ªs con una realidad social aparentemente tan lejana, se da tambi¨¦n en nuestro entorno. En Espa?a las pol¨ªticas de salud p¨²blica, en general, y las de salud laboral, en particular, ignoran que hombres y mujeres vivimos de forma diferente, que nuestros problemas de salud, y sobre todo sus determinantes, son distintos. El abordaje de g¨¦nero se reduce a programas de salud reproductiva. Pero probablemente ¨¦stos no son los problemas m¨¢s importante para las propias mujeres.
Tambi¨¦n en nuestro pa¨ªs las desigualdades sociales entre hombres y mujeres determinan nuestras diferencias en salud. Y quiz¨¢ algunas de las desigualdades m¨¢s marcadas y menos abordadas en las pol¨ªticas de salud p¨²blica son las relacionadas con el trabajo.
Hoy todav¨ªa el papel de ama de casa, repetidamente asociado a mal estado de salud, contin¨²a siendo pr¨¢cticamente exclusivo de las mujeres, que adem¨¢s, cuando se incorporan al mercado laboral, ocupan, con mayor frecuencia que los hombres, empleos por debajo de su cualificaci¨®n, trabajan en condiciones de mayor precariedad (en muchos casos dentro de la econom¨ªa sumergida), contin¨²an poco representadas en los ¨®rganos de decisi¨®n, chocan contra el "techo de cristal" -esa barrera invisible e infinita que limita su promoci¨®n profesional- y tienen que hacer dif¨ªciles equilibrios para compatibilizar la vida profesional y la privada renunciando, con frecuencia, a una en beneficio de la otra. Estas situaciones, y otras desigualdades sociales relacionadas con el g¨¦nero, son factores de riesgo para la salud pero no son abordadas en las pol¨ªticas de salud p¨²blica.
Por esta raz¨®n, se ha creado recientemente en el seno de la Sociedad Espa?ola de Salud P¨²blica y Administraci¨®n Sanitaria (SESPAS) el grupo de trabajo G¨¦nero y Salud P¨²blica. Sus objetivos son la reducci¨®n de las desigualdades de g¨¦nero en salud desde nuestra actividad profesional, pero tambi¨¦n el abordaje de las desigualdades de g¨¦nero en la propia SESPAS y en nuestra actividad profesional. Cualquier persona, hombre o mujer, que desee formar parte de este grupo queda cordialmente invitada.
Luc¨ªa Artazcoz Lazcano (Grupo de Trabajo G¨¦nero y Salud P¨²blica - SESPAS). Correo electr¨®nico:
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