Una lecci¨®n de civismo
La vida de Ximo, Juan, Antonio y Ricardo ha dado un vuelco en los ¨²ltimos tres meses. Los nombres son ficticios para respetar su intimidad en este reportaje. Tienen entre 30 y 49 a?os, y comparten una enfermedad mental cr¨®nica, que se traduce en problemas de apat¨ªa social, falta de comunicaci¨®n y dificultades en las relaciones personales. Desde el pasado mes de octubre forman parte de un proyecto experimental y conviven en un piso tutelado ubicado en Gandia. Hasta entonces no se conoc¨ªan entre s¨ª. Su situaci¨®n y procedencia tambi¨¦n eran diferentes. Dos de ellos viv¨ªan en una residencia de la tercera edad, un lugar nada adecuado para personas menores de 50 a?os, ni el entorno m¨¢s apropiado para avanzar en su recuperaci¨®n e integraci¨®n social. Ximo y Juan, por su parte, conviv¨ªan con su madre.Ahora aprenden a compartir inquietudes y a realizar las tareas dom¨¦sticas diarias bajo la tutela de Silvia Frasquet, que hace las veces de educadora social, de asesora en las labores de limpieza de la vivienda y las compras, y de cheff en algunas ocasiones, d¨¢ndoles consejos sobre la preparaci¨®n de las comidas. "A m¨ª tambi¨¦n me sirve para practicar la receta del arroz al horno con ellos", bromea Silvia.
La idea surgi¨® de la Asociaci¨®n de la Safor de Ayuda a Enfermos Mentales (ASAEM), una organizaci¨®n que aglutina a cerca de 70 familiares de personas con problemas ps¨ªquicos, aunque la experiencia ya se hab¨ªa desarrollado en otros municipios como Godella y Sagunto. La reforma de la atenci¨®n psiqui¨¢trica entendi¨® que los psqui¨¢tricos no era el lugar m¨¢s adecuado para asistir a enfermos con problemas mentales menores. La atenci¨®n se traslad¨® a los centros de salud mental en los hospitales, donde se realiza un seguimiento de los casos con profesionales m¨¦dicos y tratamientos farmacol¨®gicos. La reestructuraci¨®n psiqui¨¢trica propugnaba tambi¨¦n una mejora de la atenci¨®n "comunitaria", dirigida a la integraci¨®n social. "Pero la reforma se cerr¨® sin presentar recursos alternativos", comenta Nuria Ib¨¢?ez, trabajadora social y t¨¦cnico de ASAEM. La falta de medios econ¨®micos y recursos p¨²blicos deja muy pocas alternativas a las personas que padecen este tipo de enfermedades ps¨ªquicas menores para poder reintegrarse con normalidad en la sociedad. La mayor¨ªa acaban en geri¨¢tricos porque no existen ayudas para residencias particulares, o bajo el cuidado de sus familiares, en muchas ocasiones de avanzada edad y para los cuales suponen una carga, a?ade la t¨¦cnico social. Este hueco es el que ha querido suplir la asociaci¨®n con la puesta en marcha del apartamento tutelado, con la ayuda de una subvenci¨®n de tres millones de pesetas de la Consejer¨ªa de Bienestar Social que, a duras penas, alcanza para los gastos de alquiler, manutenci¨®n y el sueldo de la educadora social.
Nuria Ib¨¢?ez lamenta el rechazo, a priori, que muestra la sociedad hacia las personas que sufren alg¨²n trastorno ps¨ªquico. "Lo primero que piensan es que van a hacer algo malo o que son psic¨®patas", denuncia. Esta actitud conduce muchas veces a la falta de autoestima de los enfermos y a un aislamiento mayor. Ofrecer ayudas y estimular su autonom¨ªa es el objetivo de la experiencia que se desarrolla en Gandia, para que en un futuro "se vean capaces de vivir solos y sin angustia", comenta la trabajadora social. La iniciativa, por el momento, est¨¢ siendo todo un ¨¦xito, se?ala Silvia Frasquet. Ximo y Ricardo han descubierto una afici¨®n com¨²n: el cine. Por su parte, Juan ha mejorado su aspecto f¨ªsico y ha visitado por primera vez una biblioteca, acompa?ado por Ricardo. Comparten su predilecci¨®n por el cortado despu¨¦s de las comidas. Combinan las tareas dom¨¦sticas con el trabajo fuera de casa, en talleres ocupacionales o cursos de inform¨¢tica. Adem¨¢s de las labores del hogar, "la plantilla de la limpieza la cumplen a rajatabla" precisa Silvia, aprenden a administrar su dinero y, lo que es m¨¢s importante, a no depender m¨¢s que de s¨ª mismos. Toda una lecci¨®n de civismo para el resto de la sociedad.
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