Herodes
JOS? LUIS FERRIS
Ocurri¨® por estas fechas hace la redonda friolera de dos mil a?os. Un tal Herodes orden¨® mutilar, torturar y ejecutar a decenas de ni?os para destruir as¨ª la profec¨ªa y evitar del modo m¨¢s salvaje que uno de aquellos inocentes hiciera sombra a su grandeza. Sin embargo, la leyenda sagrada nos cuenta que los esfuerzos del malvado rey fueron in¨²tiles, y su anhelada v¨ªctima no s¨®lo sobrevivi¨® al sangriento infanticidio sino que acab¨® reinando por los siglos de los siglos despu¨¦s de caminar sobre las aguas, multiplicar los panes y los peces y crear escuela entre sus seguidores.
Casi dos milenios han transcurrido desde entonces. La humanidad ha alcanzado una madurez que le permite trepar hasta el espacio, otear de cerca el universo y reparar sus sat¨¦lites con la misma frescura con que se cambia un tubo de escape o un juego de buj¨ªas. Y pese a todo, pese a tan civilizado proceder, pese a tanto avance t¨¦cnico y esa c¨ªnica conquista de la sociedad del bienestar que todo lo justifica, la sombra de Herodes permanece tan viva entre nosotros como una lacra sin remedio. El subdesarrollo, ese Saturno despojado de escr¨²pulos, sigue devorando a sus hijos, se ensa?a con los d¨¦biles y se alimenta de criaturas desnutridas, de ni?os excluidos o apartados de este mundo. Parece mentira que dos mil a?os no hayan servido para derribar la cruz de la pobreza, para paliarla al menos, para evitar que millones de ni?os sufran en su carne la explotaci¨®n, se les reviente entre especulaciones, en la humedad oscura de las minas, en los campos bajo el taladro acerado de las f¨¢bricas, en el centro mismo de las guerras, bajo el peso de las armas o tirados en las calles de un suburbio tras inhalar el aire comprimido de una bolsa de pl¨¢stico, narcotizados y solos, abandonados al fin, apaleados incluso hasta el tormento, agonizando en una sala de urgencias, despose¨ªdos, incr¨¦dulos, desnudos u olvidados.
Acabar con Herodes es algo personal y un asunto de Estado, un acto de la conciencia, la condici¨®n elemental y necesaria para ser de una vez civilizados.
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