Decreto
El alcalde Monteseir¨ªn tom¨® aire, llen¨® la despensa de sus pulmones como s¨®lo los ojos de los huracanes caribe?os son capaces de almacenar tanta energ¨ªa, esper¨® a que las isobaras de la pol¨ªtica fueran las id¨®neas y comenz¨® a soplar sobre los escombros del muro del Bazar Espa?a para hacerlos caer sobre las cabezas de sus socios municipales en el Ayuntamiento sevillano. Primer balance de p¨¦rdidas, una dimisi¨®n irrevocable del primer teniente de alcalde andalucista, Mariano P¨¦rez de Ayala, y un pacto cosido con alfileres que puede deshacerse con la menor corriente de aire. La pol¨ªtica no entiende de socios. Ni de buenas voluntades ni de buenos compa?eros. Monteseir¨ªn, al margen del chiste que nos cuenta sobre la solidaridad municipal con las v¨ªctimas, lo que acaba de rubricar es una operaci¨®n pol¨ªtica como un piano.De entrada, descompensa al grupo municipal andalucista, llev¨¢ndose por delante al de mayor experiencia pol¨ªtica. Y, de salida, aqu¨ª el que lleva la vara de mando soy yo, mando yo y no me tose nadie. Desenfundar, ya lo hemos visto, desenfunda r¨¢pido, fr¨ªo y certero. Sin perder su rostro un ¨¢pice de esa jesu¨ªtica mirada que guarda tras sus espejuelos. Un amigo del alcalde que sabe much¨ªsimo de atascos me dec¨ªa el mismo d¨ªa de la crisis que el decreto Monteseir¨ªn est¨¢ limpio de mala intenci¨®n y para nada es electorero. L¨ªbrenos del cielo de decretos como esos porque con esos decretos no hacen falta los otros... El decreto, se mire como se mire, es una patada pol¨ªtica en donde m¨¢s le duele al socio confiado, amigable y entretenido que ha hecho posible que Monteseir¨ªn gobierne esta ciudad. Es una patada testicular que ha terminado por inflarle los propios al mentado Mariano que, con muy buen criterio, no quiere pasar en esta historia por ser el verdugo del muro del Bazar Espa?a.
Lo peor de todo es que el asunto est¨¢ sub j¨²dice y ser¨¢ un tribunal quien decida qu¨¦ tipo de responsabilidades concurren en el caso. Que a lo peor no hay responsabilidad municipal alguna. Los tribunales decidir¨¢n. Pero para entonces habr¨¢n pasado unas elecciones, los caliches del muro se los habr¨¢ llevado el viento y habr¨¢ unas familias tremendamente damnificadas que le dir¨¢n a sus vecinos que Monteseir¨ªn fue el ¨²nico que se acord¨® de ellos. C¨®mo es el jesuita...
J. F?LIX MACHUCA
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