El Al Nassr llena de regalos al Madrid Gol de Anelka en un partido del que los blancos salieron a salvo gracias a las concesiones saud¨ªes
Finalmente lo que Anelka necesitaba era un amigo. Invertir su depresi¨®n an¨ªmica, quitarse de encima ese aire solitario y triste tan nocivo e implicarse de una vez en el d¨ªa a d¨ªa del equipo. En los ¨²ltimos d¨ªas, efectivamente, al franc¨¦s se le ve¨ªa m¨¢s feliz, m¨¢s comprometido con sus compa?eros, en una especie de anuncio de tiempos mejores con gol incluido. Pero quedaba algo para completar su recuperaci¨®n, un amigo sincero y fiel. Lo tuvo en Geremi, que le entendi¨® casi todos sus desmarques. Pero tambi¨¦n en Al Shokia, el defensa libre del Al Nassr, que tuvo ayer un comportamiento ejemplar con Anelka, que est¨¢ en deuda de por vida con el saud¨ª. Casi tanto como el Madrid con Babkr, el portero rival, la persona que le arregl¨® el asunto al conjunto blanco cuando m¨¢s torcido se le hab¨ªa puesto. Al Shokia le pint¨® un paisaje encantador a Anelka. Le regal¨® metros para que explotar la velocidad y el desmarque, le obsequi¨® tambi¨¦n con un sentido de la colocaci¨®n desastroso y le concedi¨® incluso los cruces m¨¢s mansos del mundo. Los presentes de Al Shokia permitieron que Anelka, el mismo tipo al que el caprichoso f¨²tbol le negaba todo hace diez d¨ªas, estrenase el cap¨ªtulo goleador del Mundial con una vaselina de rebote.El Madrid, tras pasar diez minutos algo aturdido por unos toques cortos y valientes de los saud¨ªes que no se esperaba, intent¨® el gol por la v¨ªa ortodoxa. Es decir, buscando las bandas, la llegada hasta la l¨ªnea de fondo y el pase atr¨¢s. Los regates de Savio fueron la mejor munici¨®n en ese sentido. Hasta que Al Shokia se qued¨® retrasado mirando una conducci¨®n de Geremi, habilit¨¢ndole a Anelka una autopista para el desmarque, hasta que decidi¨® salirle tarde al franc¨¦s y hasta que, para rematar la sucesi¨®n de errores, lleg¨® blandito al cruce y al despeje. Anelka se puso delante, el bal¨®n le dio en el pie y se fue volando en direcci¨®n a la porter¨ªa. A Babkr la acci¨®n le sorprendi¨® y no pudo evitar el gol.
Con el 1-0, y siendo tan clamorosa la debilidad del Al Nassr -tiene habilidad con la pelota, buen toque y t¨¦cnica, pero no sabe jugar al f¨²tbol-, el partido se declar¨® sentenciado. O as¨ª lo entendi¨® el Madrid, que prefiri¨® sestear, dormir la pelota y, pese a que a¨²n le quedaba m¨¢s de una hora de vida, esperar a que el partido cerrara los ojos tranquilamente. Cuando el descanso estaba a punto de llegar, sin embargo, el Madrid se llev¨® un susto letal. Bahja prob¨® suerte de forma individual, lleg¨® al ¨¢rea de Casillas y Karembeu le derrib¨® por detr¨¢s: penalti y gol.
El segundo tiempo, al menos el arranque, fue un suplicio para el Madrid. El 1-1 le sac¨® del partido y no le dejaba ver. Era el Al Nassr el conjunto que parec¨ªa perro viejo, el que ense?aba oficio, el que manejaba ahora la pelota de un lado a otro y el que no le dejaba decir ni mu al rival.
Cuando peor estaba el panorama, Babkr, un horror de portero, le salv¨® la vida al Madrid. Una gran incursi¨®n de Geremi -sus facultades f¨ªsicas fueron tal vez el mejor argumento del Madrid- y su posterior pase a tierra de nadie termin¨® en la red s¨®lo porque as¨ª lo quiso el portero saud¨ª. Que meti¨® el pu?o sin que hubiera nadie cerca, que le peg¨® mal a la pelota y que tampoco supo rectificar su torpeza. El Madrid no consinti¨® m¨¢s sustos. Anelka quebr¨® al portero y fue derribado tras otro despiste. Savio marc¨® el penalti y puso fuera de peligro el resultado, pero la noche fue de alguna manera de Anelka. Ven¨ªa de no haber hecho nada durante medio a?o y se fue con su primer gol en partido oficial, con un penalti provocado y con esa sensaci¨®n de que realmente su recuperaci¨®n es posible. No hay nada como tener amigos. Lo sabe Anelka, que desde ayer y para siempre, tiene en Al Shokia, el libre del Al Nassr, a uno de sus ¨ªntimos.
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