Misterios del "oro negro" catal¨¢n
Un hombre entra en el bar, no sin cierto sigilo. Se dirige a una mesa del fondo, donde se encuentran un par de hombres de avanzada edad, e intercambia con ellos unas palabras. Las justas para acabar de discutir el precio, que se debate entre 27.000 y 32.000 pesetas el kilo. El trato se cerrar¨¢ despu¨¦s, en el coche de uno de ellos, donde guarda como oro en pa?o el saquito con poco m¨¢s de un kilo de trufas negras, las m¨¢s apreciadas.Los s¨¢bados, la escena se repite varias veces en uno de los bares m¨¢s tradicionales del centro de Vic. Que la lonja de precios de la ciudad tenga reservado un sitio para los compradores y vendedores de trufas les importa bien poco a estos tofonaires: "Siempre hemos hecho el mercado en este bar, la lonja s¨®lo nos sirve para fijar los precios", explica uno de ellos. Todo el mundo en este bar, Can Gepet, afirma que all¨ª se han cerrado ventas millonarias de trufas. La cautela de estos vendedores de trufas no es gratuita. La leyenda negra del sector, que tambi¨¦n la tiene, habla de coches quemados por envidias entre tofonaires, de incendios forestales provocados por la disputa de las mejores zonas e incluso del asesinato de un incauto que se adentr¨® a buscar trufas en un encinar de alguien que no quer¨ªa compartir su oro negro.
Pocas veces los vendedores de trufas declaran sus ingresos a la Seguridad Social. Adem¨¢s, pocos de ellos admiten que se ganan la vida con la recolecci¨®n y venta de trufas. "En una buena jornada puedo encontrar hasta medio kilo de trufas, pero al d¨ªa siguiente quiz¨¢ vuelva con las manos vac¨ªas", dice Antoni Plana, un vecino de Sant Lloren? de Morunys (Solson¨¨s). El lugar exacto del bosque donde encuentra las trufas es algo que jam¨¢s revelar¨¢. Forma parte de la tradici¨®n.
Todo este secretismo no ha impedido que la trufa catalana haya logrado un reconocimiento internacional como nunca hab¨ªa tenido. En los mercados franceses, los m¨¢s exigentes, se valora extraordinariamente la que ha sido recolectada en el norte del Vall¨¨s Oriental, la Plana de Vic y el Solson¨¨s. En la lonja de Vic se cotizaba la semana pasada en torno a 38.000 pesetas el kilo. A finales de enero es posible que alcance las 60.000 pesetas. La competencia de la trufa china, que puede encontrarse por unas 7.000 pesetas el kilo, y la proliferaci¨®n de los viveros artificiales impedir¨¢n que la trufa negra catalana llegue a 82.000 pesetas el kilo, precio al que se pag¨® la temporada pasada.
Nadie sabe qu¨¦ cantidad de dinero mueve la trufa. Forma parte del secretismo que impera en el sector y que ha acompa?ado a los tofonaires desde tiempos inmemoriales. Los recolectores acusan a los intermediarios de especuladores. ?stos, a su vez, creen que semejante locura de precios se debe a la regulaci¨®n del mercado que ejercen las empresas envasadoras, que exportan el producto.
En Castellter?ol (Vall¨¨s Oriental) se ha creado una aut¨¦ntica industria en torno a la comercializaci¨®n, el envasado y la exportaci¨®n de trufas. El mercado de destino es mayoritariamente el franc¨¦s, concretamente el de P¨¦rigord. Las empresas de esta regi¨®n no tienen ning¨²n reparo en comprar trufas de la Catalu?a central y posteriormente etiquetarlas como trufas del P¨¦rigord, seg¨²n asegura un empresario de Castellter?ol dedicado al comercio de trufas.
El futuro del sector de la trufa es incierto. La escasez de lluvias y los incendios forestales que han afectado a la Catalu?a central han hecho bajar mucho la cantidad de trufas, extremadamente sensibles a la alteraci¨®n del territorio. Parad¨®jicamente, la demanda nunca hab¨ªa sido tan elevada, sobre todo la de los restaurantes.
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