Croacia: la importancia de un cambio
El destino de los dictadores es triste: Franjo Tudjman fue enterrado a toda prisa, tan s¨®lo tres d¨ªas despu¨¦s de que se declarara oficialmente su muerte, y con mucha menos pompa de lo que probablemente le habr¨ªa gustado. Como si su agon¨ªa hubiera durado demasiado y de pronto todo el mundo se hubiera hartado de las mentiras sobre su recuperaci¨®n inmediata, tanto los que las fabricaban como aquellos a quienes se las serv¨ªan. Ahora que el poderoso Padre de la Naci¨®n ya no est¨¢ aqu¨ª para tener una de sus rabietas e imponer sus castigos, hasta su propio pueblo puede respirar con m¨¢s tranquilidad.De hecho, a¨²n no se le hab¨ªa declarado muerto cuando ya le hab¨ªa traicionado uno de sus colaboradores. Zlatko Canjuga, apodado C¨¦sar, el presidente del club de f¨²tbol Croacia, sigui¨® fielmente las ¨®rdenes de Tudjman, tanto en pol¨ªtica como en f¨²tbol, mientras ¨¦ste viv¨ªa. Libr¨® una batalla p¨²blica defendiendo ante los seguidores del Dinamo al presidente cuando ¨¦ste personalmente le cambi¨® al equipo el nombre por el de Croacia, en contra de la voluntad popular. Tudjman odiaba tanto aquel nombre porque era comunista, yugonost¨¢lgico, y, por tanto, un mal nombre. Aun as¨ª, semanas antes de que Tudjman muriera, C¨¦sar, actuando como Bruto, propuso un refer¨¦ndum para volver al viejo nombre de Dinamo. No hab¨ªa absolutamente nada que pudiera enfurecer tanto a Tudjman como mencionar siquiera esa posibilidad. Croacia era su mascota, su juguete m¨¢s preciado, mientras que el nombre Dinamo le recordaba su propio pasado comunista, que lleg¨® a detestar en los ¨²ltimos a?os. El club era pr¨¢cticamente propiedad suya y uno pod¨ªa expresar f¨¢cilmente su lealtad hacia el presidente con s¨®lo maldecir el nombre Dinamo. Para cualquiera que estuviera familiarizado con esta historia, el acto de traici¨®n de C¨¦sar quer¨ªa decir que el presidente estaba verdaderamente muerto y no regresar¨ªa para castigar al traidor.
Evidentemente, C¨¦sar lo hizo para anticiparse a los resultados de las elecciones al Parlamento. Uno tiene que pensar en los nuevos amos. Ahora soplan otros vientos y uno puede sentirlos. La muerte de Tudjman casi coincide claramente con la muerte del milenio. Muri¨® justo a tiempo para hacerle un servicio a Croacia. Los electores que ten¨ªan intenci¨®n de votar a la Uni¨®n Democr¨¢tica Croata (HDZ) por Tudjman no han sido capaces de encontrar a otra figura de su talla en el partido. De modo que su muerte ha contribuido a¨²n m¨¢s a la victoria de la coalici¨®n de socialdem¨®cratas y liberales, en la oposici¨®n, que se hizo popular el a?o pasado. Despu¨¦s de pasar diez a?os en el congelador de la historia, no es de extra?ar que el pueblo croata desee un cambio. Lo ir¨®nico es que tuviera miedo de expresar de alguna manera este deseo de cambio mientras Tudjman siguiera con vida, porque ¨¦ste tildaba cualquier cambio de Gobierno de peligroso para la independencia de Croacia. Pero ahora que la naturaleza, no la gente, ha puesto fin a su r¨¦gimen no democr¨¢tico, la v¨ªa est¨¢ libre y el cambio est¨¢ en camino.
(Los sondeos de opini¨®n el a?o pasado mostraban que la popularidad del HDZ hab¨ªa descendido un 17%, mientras que seis partidos de la oposici¨®n -que se presentaban por separado en una combinaci¨®n de 2+4- se acercaban al 70%.) Pero no porque los l¨ªderes de la oposici¨®n como Drazen Budisa, del Partido Social Liberal (HSLS), o Ivica Racan, del Partido Socialdem¨®crata (SPD), hayan dicho o hecho nada importante, o hayan propuesto un programa claro, una visi¨®n estrat¨¦gica para el futuro de Croacia. Por el contrario, la oposici¨®n se gan¨® el apoyo de las masas limit¨¢ndose a guardar silencio sobre los temas candentes, desde las "injustas" sospechas del Tribunal Internacional de La Haya respecto de los generales croatas como responsables de cr¨ªmenes de guerra hasta el aplazamiento del regreso de los refugiados serbios, pasando por la liberalizaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n. Est¨¢n apoyados por el puro agotamiento e inercia de un pueblo que no siente especial apego por ellos, pero que no tiene a nadie m¨¢s a quien recurrir y a quien votar. La gente sencillamente est¨¢ harta de promesas sin cumplir acerca de una vida mejor, harta de su pobreza evidente y de la no menos evidente corrupci¨®n de la nueva nomenklatura. Los estudios muestran que cerca del 50% de la poblaci¨®n vive por debajo del umbral de pobreza, que el PIB ha ca¨ªdo desde 5.186 d¨®lares hasta 4.226 en siete a?os, y que la cifra de parados ha aumentado de 140.000 a 333.000.
Unos sue?os rotos y una econom¨ªa destrozada, unidos al aislamiento internacional, hacen que la gente est¨¦ lista para que se produzca un cambio de Gobierno por primera vez desde la independencia de 1991. Pero tambi¨¦n les hace desear un cambio demasiado grande. El tejido social es tan fino y est¨¢ tan desgastado que los croatas esperar¨¢n del nuevo Gobierno como m¨ªnimo un milagro. Querr¨¢n no s¨®lo un cambio pol¨ªtico, es decir, una democracia que funcione, sino tambi¨¦n un prodigio econ¨®mico, as¨ª como un renacimiento social y moral. ?sta ser¨¢ una tarea imposible para cualquier nuevo Gobierno. Ciertamente, la oposici¨®n se ha guardado muy mucho de hacer promesas vac¨ªas, pero esto carece de importancia. Han salido elegidos precisamente por una lista de candidatos con altas expectativas.
Como los ganadores son mayor¨ªa en el Parlamento, tienen relativamente m¨¢s posibilidades de hacer que los cambios esperados funcionen, como por ejemplo revisar la privatizaci¨®n de las propiedades estatales y muchos tratos altamente sospechosos llevados a cabo bajo los auspicios del partido HDZ. Tambi¨¦n estar¨¢n en mejor posici¨®n para complacer a la comunidad internacional cumpliendo las promesas hechas hace tiempo relativas a los derechos humanos, la entrega de supuestos criminales de guerra al Tribunal de La Haya, y as¨ª sucesivamente. Las inversiones extranjeras llevan bastante tiempo paradas, y, si el nuevo Gobierno da muestras de estar abierto a Europa, ¨¦sta ser¨¢ la se?al para que el dinero empiece a entrar. Sin embargo, en lo que se refiere a las altas expectativas de la gente, esto no har¨ªa sino empeorar las cosas.
A pesar de todas las dificultades que se avecinan, lo m¨¢s importante en la Croacia pos-Tudjman es el cambio en s¨ª. Para un pueblo que, despu¨¦s de 45 a?os de Gobierno comunista, experiment¨® casi otros diez de un sistema de partido pr¨¢cticamente ¨²nico y de una imitaci¨®n de Tito despu¨¦s de Tito, ver a alguien diferente en el poder tiene un valor esencial. Es de esperar que el convencimiento de la gente de que es ella la que da el poder con su voto, que el poder viene de ella y no de Dios, de la historia o de la naci¨®n, cambie el futuro de Croacia.
Slavenka Drakulic es escritora croata.
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