Otros an¨®nimos
La Audiencia Provincial de Sevilla ha dictado sentencia en el llamado caso Ollero. Dice el tribunal que no existe prevaricaci¨®n ni cohecho. A?ade: "No es que no exista la m¨¢s m¨ªnima prueba de estos delitos", sino que "de la propia din¨¢mica de los hechos se deduce lo contrario". Juan L¨®pez Martos es inocente.Es el juego de la justicia y la desjusticia. Hoy te acuso y dentro de unos a?os te absuelvo. M¨¢s de lo mismo. Sin embargo, en esta ocasi¨®n, hay algo distinto. El ex consejero pide que se d¨¦ publicidad a su inocencia. Dice que: "Si fui primera l¨ªnea informativa en 1992 que, de igual forma, la opini¨®n p¨²blica conozca mi inocencia". Hay cosas que no se pueden pedir, ni siquiera, a los Reyes Magos. El proceso arranca de un an¨®nimo, dura siete a?os, las grabaciones se realizan en un retrete y ha sido declarado inocente. Hay que conformarse. Su renuncia, el que su honestidad quedara entre par¨¦ntesis y que su derecho constitucional a un proceso sin dilaciones haya sufrido de estre?imiento, carecen de importancia.
Hay que saber que la Justicia, adem¨¢s de lenta, es ciega, por lo que no ha podido darse cuenta de que, si la sentencia se publica el 30 de diciembre, los ciudadanos la conocen el 31 y, como el 1 de enero no hay diarios, se aten¨²a parte de la publicidad de la inocencia que estuvo en entredicho. Cuesti¨®n de mala suerte. Lo que es otra cosa son las palabras de Te¨®fila Mart¨ªnez. No aguanta esta inocencia. Hay que disculparla, es su forma de destacar, adem¨¢s no es juez y pasa el tiempo inaugurando con el ministro de Fomento, el de los aeropuertos, Correos y ya se sabe, c¨®mo vuelan o c¨®mo est¨¢n los precios de los arrendamientos, m¨¢s caros que las ventas.
En cualquier caso, y no es un consuelo, muchas personas han sufrido estas miserias. No hace mucho le toc¨® al inocente juez Rico Lara. Merecer¨ªa la pena preguntarse por aquellos otros an¨®nimos que son absueltos siete a?os despu¨¦s y no son jueces ni ingenieros. C¨®mo habr¨¢n pasado esos a?os y c¨®mo ser¨¢n los siguientes s¨ª, para siempre, quedan sobre ellos la duda de las te¨®filas de turno y nadie resulta responsable de los da?os que les han ocasionado o pueden seguir caus¨¢ndoles.
EUGENIO SU?REZ PALOMARES
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