Un feliz reencuentro
La noche del pasado viernes va a ser inolvidable para los que aman la danza cl¨¢sica. No es que hubiera sucesos extraordinarios, pero s¨ª hubo un honesto despliegue de energ¨ªa, el planteamiento sin alardes de un proyecto modesto pero serio, en el que hay que creer. Viene Carmen Roche erre que erre desde hace dos temporadas dando forma a su joven compa?¨ªa, con la idea del planteamiento esc¨¦nico desde lo did¨¢ctico. El novel conjunto se nutre b¨¢sicamente de la cantera de su escuela y en absoluto elude este espect¨¢culo su vertiente escolar. Se vive y se disfruta como lo que es: un ejercicio de profesionalizaci¨®n donde se entrenan futuros artistas. Roche ha escogido un repertorio dif¨ªcil en cuanto a las piezas acad¨¦micas, y para las de creaci¨®n, las ha encomendado a un miembro de su grupo, a Tony Fabre (que cada vez reafirma sus dotes para crear movimientos) y al catal¨¢n Ram¨®n Oller, el m¨¢s internacional de nuestros core¨®grafos de danza contempor¨¢nea.
En las dos primeras obras los int¨¦rpretes toparon con problemas no por sabidos menos vigentes: adecuaci¨®n de la lectura virtuosa, los riesgos de ceder en la bravura y a los entresijos estil¨ªsticos del prerromanticismo de Saint-Leon primero y del tono heroico de Vaganova despu¨¦s. El muy joven Juan Eymar tiene cualidades que desarrollar y a Eugheni Uzlencov se le siente seguro, dominando el terreno que pisa.
David Vernis ha demostrado su talento histri¨®nico, sus dotes teatrales y su entrega total en escena; Fabre, por su parte, usa la m¨²sica con inteligente modulaci¨®n del grupo, con agresivos despliegues de toda la plantilla hasta dar un claro y r¨ªtmico dibujo a su pieza. Finalmente, Oller reafirma su estilo ir¨®nico, desenfadado a la vez que sentimental, comunicativo y permitiendo el lucimiento coral y solista de chicos y chicas. La variedad de la oferta tambi¨¦n es un reto para los bailarines, que deben constantemente cambiar de registro, algo que tambi¨¦n es parte del proyecto de Carmen Roche.
Es buena ocasi¨®n tambi¨¦n ¨¦sta para reflexionar sobre la dif¨ªcil situaci¨®n del ballet en Espa?a. Pol¨¦micas aparte, y sin entrar en confrontaciones de tendencias, lo cierto es que hoy por hoy carecemos de una verdadera compa?¨ªa que d¨¦ salida y canalice a tanto talento como se ve que existe y madura por momentos; lo moderno en absoluto ri?e con lo cl¨¢sico, en todos los sitios conviven y el pan esc¨¦nico debe ser repartido con equidad. Si algo queda claro es que el cacareado exilio voluntario de los artistas de ballet cl¨¢sico sigue siendo una dura realidad. ?Por d¨®nde ir¨¢n estos muchachos una vez que Carmen Roche haya cumplido con su parte en la labor?
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