Por Enrique Urquijo
Se?or director: creo que va a ser dif¨ªcil solapar la indignaci¨®n que me ha producido el art¨ªculo publicado en EL PA?S el domingo 27 de diciembre sobre la movida madrile?a, aunque lo intentar¨¦.Apenas hace un mes y medio que Enrique Urquijo nos dej¨®, y aunque el motivo fundamental de esta carta sea ese art¨ªculo, no quiero dejar pasar esta ocasi¨®n para decirle que desde un principo me sorprendi¨® la manera en que su peri¨®dico trat¨® la muerte de Enrique Urquijo -y digo bien, su muerte, no su obra, ni su persona-: ser¨¢ dif¨ªcil olvidar el titular del 18 de noviembre, un titular y un contenido que rezumaban mucho m¨¢s que la buena y objetiva intenci¨®n de informar.
Perm¨ªtanme que recuerde a los lectores el t¨ªtulo del art¨ªculo en cuesti¨®n: Balance de un movimiento cultural. Gloria y fango de la movida. Perm¨ªtanme igualmente decirles que bajo ese t¨ªtulo el se?or Manrique se permite dedicar m¨¢s de la mitad de su art¨ªculo a Enrique Urquijo, pero no para hablar de su m¨²sica o de lo que Enrique Urquijo y Los Secretos supusieron dentro de ese movimiento cultural en particular o en el panorama general de la m¨²sica espa?ola de los ¨²ltimos a?os, no.
Bajo ese t¨ªtulo, insisto, se permite contar con pelos y se?ales las supuestas circunstancias que rodearon la muerte de Enrique Urquijo.
Que el se?or Manrique se sienta con la capacidad y la necesidad de sentar c¨¢tedra a prop¨®sito de la movida me trae sin cuidado; ahora bien, los cuatro adjetivos calificativos que le dedica a Enrique no le redimen a usted de nada, y las cuatro an¨¦cdotas sensiblonas, entra?ables y consabidas s¨®lo sirven para mitificar todav¨ªa m¨¢s la falsa imagen de Enrique Urquijo que personas como usted han colaborado a crear. ?Qu¨¦ es lo que ha pretendido demostrar? ?Que la movida madrile?a es igual a "drogas, sexo, sida"? ?Que el ¨²ltimo ca¨ªdo de la movida es, seg¨²n usted, Enrique Urquijo? Que ambas premisas son falsas, capciosas, etc¨¦tera, es evidente; que la conclusi¨®n es un disparate, tambi¨¦n. Se ha inventado un sofisma demasiado barato, demasiado f¨¢cil, demasiado bajo. En vida de Enrique Urquijo nunca se ocup¨® de su vida privada. Enrique nunca fue un personaje p¨²blico m¨¢s all¨¢ de su faceta musical; ¨¦l siempre lo quiso as¨ª. Ahora que ha muerto, ?qu¨¦ sentido ten¨ªa hacer esto? No alcanzo a comprender sus razones.
Pero es que, en cualquier caso, la informaci¨®n que usted da -incorrecta y con lagunas que no hacen m¨¢s que empeorarlo todo-, esa informaci¨®n, aunque hubiera sido cierta, se?or Manrique, no le interesa a nadie. Aunque es cierto que Enrique Urquijo apareci¨® muerto en un portal de Malasa?a, que no muri¨® de un accidente de tr¨¢fico, ni de un c¨¢ncer terminal en una digna cama de hospital, tambi¨¦n es cierto que, cuando muri¨®, las personas a las que correspond¨ªa explicaron muchas cosas, las suficientes, que la mayor parte de los medios tuvieron el respeto suficiente como para hablar del hombre, del m¨²sico, del artista y que cuando se refirieron a las circunstancias de su muerte, siempre dejaron una puerta abierta, porque las cosas no estaban tan claras como parece que lo est¨¢n para usted, porque Enrique Urquijo estaba bien, porque sus crisis depresivas eran cada vez m¨¢s espaciadas, y, en definitiva, por respeto a ese hombre y a los suyos.
He tenido el honor y el privilegio de conocer a Enrique, de contar con su amistad; Enrique era un hombre esencialmente bueno, era un hombre amable y generoso, siempre preocupado por su gente, incapaz de sentir rencor; era un hombre, evidentemente, con sus defectos y sus problemas, como todo el mundo, pero tambi¨¦n un hombre lleno de proyectos, con unas enormes ganas de vivir, que ten¨ªa una hija y una familia a las que adoraba.
Y ese hombre, esa familia, esos amigos y todos los que le quer¨ªan y admiraban se merecen, se?or Manrique, todo el respeto del mundo. Es m¨¢s, se merecen toda la paz para llorarle, para llevar su dolor.
Enrique, amigo, descansa en paz.- Alberto Carrera Blecua. Santa Eulalia la Mayor, Huesca.
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