Los efectos 2000
La prevenci¨®n del efecto 2000 ha costado unos 50 billones de pesetas; la mitad de ellos en Estados Unidos. A la vista de que han pasado los primeros d¨ªas del nuevo a?o sin caos, la pregunta, formulada con mayor o menor cortes¨ªa, sobre si era necesario invertir tanto dinero se multiplica en muchos foros. Un debate que no puede cerrarse, porque el goteo de conflictos derivados del efecto 2000 no permitir¨¢ un resultado final en meses.Hacer un juicio de intenciones y tachar de comerciantes embusteros a quienes previnieron sobre el problema y sus consecuencias tiene, como m¨ªnimo, la dif¨ªcil carga de la prueba. Una cosa es que haya habido negocios sobredimensionados gracias al miedo y otra que se haya creado miedo para hacer negocio. El problema exist¨ªa. La cuesti¨®n es saber si se ha exagerado en el remedio. A favor de esta hip¨®tesis existe la evidencia de que tan inmunes al efecto 2000 han resultado quienes han invertido millones de d¨®lares como quienes se han sabido resguardar del efecto de manera m¨¢s econ¨®mica.
Varios expertos ya han intentado evaluar el dispendio de la Administraci¨®n norteamericana en la operaci¨®n. Aunque es verdad, como argumentan las autoridades de Washington, que cuanto m¨¢s complejo fuese un sistema inform¨¢tico, m¨¢s costoso resultaba el rastreo de sus millones de l¨ªneas de c¨®digo o el chequeo de sus terminales, el efecto no parece haber penalizado m¨¢s a los m¨¢s descuidados. Es obvio que los pa¨ªses con una red inform¨¢tica m¨¢s tupida tienen m¨¢s riesgos que los carentes de tecnolog¨ªa. Y el reguero de peque?os problemas que se han detectado pasada la euforia de las primeras horas sin cataclismos obliga a no cerrar el caso.
La cautela ha tenido aspectos, a pesar de todo, beneficiosos. Se ha hecho una masiva revisi¨®n y actualizaci¨®n de equipamientos que van a ser claves para el desarrollo de las empresas y la sociedad en general. Alguna gran corporaci¨®n, a la que han querido avergonzar por haber invertido tanto en la prevenci¨®n, ya ha argumentado que da el dinero por bien empleado, porque la mejora de su productividad y competitividad ha sido una consecuencia a?adida al objetivo de evitar un par¨®n inform¨¢tico. En muchas empresas sus ejecutivos han sentido por primera vez la necesidad de evaluar en conjunto la eficiencia de sus sistemas inform¨¢ticos y la modernizaci¨®n de los mismos ha permitido aminorar redundancias de equipos y programas. Esta higiene inform¨¢tica es la misma que en determinados sectores ha supuesto la revisi¨®n con vistas a la adaptaci¨®n al euro. La colaboraci¨®n internacional para coordinar el combate contra el efecto 2000 ha sido un buen ensayo.
Sin embargo, el ¨¦nfasis con que se anunci¨® que ven¨ªa el lobo va a provocar un aumento de la desconfianza de la ciudadan¨ªa hacia los expertos en nuevas tecnolog¨ªas, que hab¨ªan abusado de su condici¨®n de brujos de la tribu. Y para la cultura democr¨¢tica es todav¨ªa peor haber visto a muchos medios de comunicaci¨®n y autoridades sometidos a los augurios t¨¦cnicos m¨¢s catastrofistas, a la obediencia ciega de los mensajes m¨¢s apocal¨ªpticos que llegaban de la metr¨®poli norteamericana. Es dif¨ªcil saber si la dimensi¨®n de los m¨²ltiples gabinetes de crisis -m¨¢s pensados para un supuesto caos de primera hora que para tutelar las disfunciones cotidianas que se vayan presentando- estaba basada en la convicci¨®n de un c¨¢lculo o en una simple precauci¨®n pol¨ªtica de no ser menos que el vecino. En cualquier caso, mientras que es l¨ªcito y saludable dejar abierto el debate sobre si ha habido exageraci¨®n, no parece sensato, por el solo hecho de que no se produjo una Nochevieja fat¨ªdica, sostener que hubiera sido mejor no haber hecho nada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.