La justicia argentina interroga a los suboficiales detenidos por robar beb¨¦s
Los suboficiales retirados de la Marina argentina detenidos por su presunta participaci¨®n en el robo de beb¨¦s durante la dictadura empezaron ayer a desfilar por los tribunales de Buenos Aires, donde declararon ante la juez Mar¨ªa Servini de Cubr¨ªa. Para los investigadores emerge la punta del iceberg de un plan de sustracci¨®n de hijos de detenidas desaparecidas. Estela de Carlotto, presidenta de la agrupaci¨®n Abuelas de Plaza de Mayo, lo describe as¨ª: "Hemos descubierto una cueva de ladrones en la que los beb¨¦s eran el bot¨ªn de guerra".La "cueva de ladrones" a la que se refiere Carlotto no es otra que la base naval de Mar del Plata, a la que pertenec¨ªan los siete suboficiales detenidos y acusados del robo y suplantaci¨®n de identidad de una decena de menores. Cobra fuerza, pues, la teor¨ªa de que este perverso m¨¦todo represivo obedeci¨® a un plan sistem¨¢tico, tal y como sostiene el juez Adolfo Bagnasco, que instruye otra causa por el mismo delito, y se desvanece el argumento de que s¨®lo hubo casos aislados de robo de beb¨¦s.
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, la organizaci¨®n que inici¨® la larga b¨²squeda del paradero de sus nietos, acusa a la c¨²pula de la Marina de encubrir y proteger a quienes se apropiaron de los menores. "Lo hicieron durante la dictadura y lo siguen haciendo hoy", asegura. ?Hay pruebas de esta presunta connivencia de los jefes de la Armada? "Qu¨¦ mejor prueba que ver la realidad", responde Carlotto. "Estas personas que han sido detenidas estaban en un edificio donde se repart¨ªan los beb¨¦s. Era vox populi y la c¨²pula no hizo nada. Hay marinos que se apropiaron de nuestros nietos y nadie, ning¨²n jefe, vio nada. Cuando termine la investigaci¨®n de la juez Servini presentaremos una demanda al Ministerio de Defensa para que intervenga".
?ltima prueba
El ¨²ltimo indicio de una supuesta responsabilidad de los jefes de la Marina lo aport¨® una fuente reservada a la juez Servini, a la que inform¨® de que el capit¨¢n de fragata Jorge Vildoza, en situaci¨®n de pr¨®fugo de la justicia desde 1985, entr¨® clandestinamente en Argentina para pasar las fiestas de fin de a?o. Este militar est¨¢ acusado de apropiarse de un beb¨¦ que naci¨® en el centro de detenci¨®n clandestino de la Escuela Mec¨¢nica de la Armada (ESMA).
Inscrito al ser alumbrado en 1977 como Javier Gonzalo, 21 a?os despu¨¦s el joven se someti¨® voluntariamente a los estudios gen¨¦ticos por sospechar que era hijo de desaparecidos. Las pruebas demostraron que sus padres biol¨®gicos eran Hugo Reynaldo Penino y Cecilia Vi?as, que fueron secuestrados en julio de 1977. Las abuelas de Plaza de Mayo replican que si se confirma que Vildoza entr¨® en Argentina y nadie lo detuvo quedar¨ªa demostrada la colaboraci¨®n de los jefes de la Marina con los apropiadores de beb¨¦s. "El ¨²nico militar que tuvo un gesto positivo fue el general Balza , cuando reconoci¨® los errores de la guerra sucia y pidi¨® perd¨®n. La Marina y la Fuerza A¨¦rea jam¨¢s han abierto la boca", afirma Estela de Carlotto.
Fuentes de la investigaci¨®n se?alan que la documentaci¨®n incautada en los domicilios de los militares detenidos es comprometedora. Citan, por ejemplo, las partidas de nacimiento, que tienen el aspecto de haber sido falsificadas. Junto a estos documentos, la juez Servini cuenta con valiosos testimonios de esposas de suboficiales y vecinos de los detenidos. No ser¨¢ f¨¢cil la tarea que tiene por delante la magistrada. Ni exenta de riesgos.
La juez Servini investiga el paradero de los menores sustra¨ªdos, de los que hasta la fecha han sido localizados 65. De esta cifra, 34 viv¨ªan con matrimonios civiles que hab¨ªan recibido a los chicos sin conocer su origen. Otros ocho fallecieron. Son datos de Abuelas de Plaza de Mayo, que cifran en torno a los 500 el n¨²mero de beb¨¦s robados. El tambi¨¦n juez federal Adolfo Bagnasco investiga "la metodolog¨ªa general" del plan dise?ado por los altos mandos de la dictadura, algunos de los cuales est¨¢n procesados y en arresto domiciliario.
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