M¨¢gico
El pasado mi¨¦rcoles se celebr¨® una importante reuni¨®n en Sevilla. La reuni¨®n de accionistas de una sociedad que, a pesar de su magia, s¨®lo saca de la chistera sorpresas desagradables. En esa reuni¨®n, los accionistas de Isla M¨¢gica, una de las mayores empresas de ocio del sur de Espa?a, abordaron la vulnerable situaci¨®n econ¨®mica de la entidad, presa de sus dudosas previsiones e hipotecada por su trompicada gesti¨®n. La reuni¨®n termin¨® con m¨¢s sombras que luces sobre el futuro pr¨®ximo del parque, toda vez que, nos da el p¨¢lpito, en la citada empresa sobra magia y falta dinero, mucho dinero. Heredera natural del desinfle pos 92, Isla M¨¢gica naci¨® como una apuesta ambiciosa en la geograf¨ªa de los parques tem¨¢ticos europeos y espa?oles. Un lugar de encuentro para el ocio y el negocio. A la vista est¨¢ que ni uno ni el otro se encuentran y andan perdidos por la inmensidad de la isla.El dinero que necesita Isla M¨¢gica para prolongar su vida (o su agon¨ªa, vaya usted a saber) tambi¨¦n est¨¢ en paradero desconocido. A ver: qui¨¦n se afloja el bolsillo para poner sobre la mesa 1.000 kilos, d¨®nde est¨¢ el generoso, d¨®nde est¨¢ el valiente, d¨®nde est¨¢ ese t¨ªo con lo que hay que tener para hablar menos, llevarse lo justito y aflojar la cartera para que sigamos haciendo lo que tan divinamente nos sale, divertirnos, y adem¨¢s hacerlo rentable para los empresarios y la ciudad. Hay alguien al que se le enciende la bombilla y encuentra la gran idea, la magn¨ªfica idea, la idea de las ideas, la "malajidea". Que lo ponga Sevilla, que lo paguen los sevillanos. ?se es el argumento que intentan vender. Pero ?por qu¨¦? Por qu¨¦ raz¨®n tiene usted que pagar el negocio de unos cuantos cuando del suyo no se acuerda nadie. Y si lo tiene que pagar la ciudad, ?por qu¨¦ lo van a tener que pagar tambi¨¦n con la p¨¦rdida de su trabajo la plantilla del parque que quieren reestructurar? ?No se pueden reestructurar ellos mismos? ?No pueden echar a la calle a los socios incompetentes?
Dif¨ªcilmente puede salir adelante un proyecto como ¨¦ste si los socios que tienen que invertir no lo hacen y los que lo hacen se empe?an en arriesgar tan blindadamente que imponen sus propias empresas para que el parque se nutra de sus servicios. Como Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como. Y quieren que Sevilla, encima, pague la convid¨¢. Eso s¨ª que es m¨¢gico.
J. F?LIX MACHUCA
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