Hillary combate su imagen de primera dama seria y aburrida
La se?ora Clinton, primera dama, fiel defensora del vilipendiado presidente norteamericano, nunca se ha lucido por su sentido del humor, pero desde que empez¨® su carrera por el esca?o de senadora por Nueva York, la candidata Hillary se apunta a un bombardeo, sobre todo para combatir su imagen de candidata cunera. El pasado mi¨¦rcoles por la noche hizo una incursi¨®n en pleno territorio enemigo al dejarse entrevistar por David Letterman, estrella de la cadena CBS y uno de los humoristas que m¨¢s ridiculizaron los episodios sical¨ªpticos de Bill Clinton durante el esc¨¢ndalo Lewinsky.?sta no era la esposa ultrajada que compareci¨® ante las c¨¢maras de televisi¨®n a principios de 1998 para denunciar una gran conspiraci¨®n conservadora contra su marido, tras conocerse las visitas de la becaria al Despacho Oval. La candidata Hillary es una nueva mujer: relajada, sonriente, incluso elegante ahora que ha dejado los tradicionales tonos pastel propios de una primera dama por el color favorito de las neoyorquinas, el negro.
El mi¨¦rcoles por la noche, Hillary llev¨® su nueva imagen y su ambici¨®n pol¨ªtica a una arriesgada y hasta ahora desconocida arena: la del late show de CBS, que, con su competidor de la NBC, torn¨® el caso Lewinsky en objeto de pitorreo nacional a lo largo y ancho de 1998.
La candidata pas¨® el examen con creces. Se someti¨® con acierto a un peque?o test sobre algunas caracter¨ªsticas de Nueva York y despleg¨® su nuevo encanto. "?El presidente sabe que est¨¢ aqu¨ª?", le pregunt¨® el presentador. "Mejor no se lo diga", contest¨® la invitada.
Haciendo gala de humor desconocido, pero cuidadosamente ensayado, Hillary list¨® las razones que la hab¨ªan llevado a dar el paso. "Era una buena excusa para escaparme de una cena con Donald Trump" o "ha sido una aut¨¦ntica falta de criterio", fueron algunas de sus razones.
Tener sentido del humor es pol¨ªticamente correcto y electoralmente aconsejable en Estados Unidos. En un pa¨ªs donde cualquier discurso que se respete contiene al menos un par de bromas para relajar la audiencia, un buen candidato debe saber re¨ªrse de s¨ª mismo. Rudolph Giuliani, el alcalde republicano de Nueva York y futuro rival de Hillary en la carrera al Senado, lleva 14 apariciones en el Late Show de Letterman. Incluso ha llegado a disfrazarse de mujer en el programa sat¨ªrico por excelencia de la televisi¨®n norteamericana. Quiz¨¢s Hillary no llegue a tanto.
El presentador llevaba un mes pidiendo la presencia de la nueva neoyorquina. Los asesores pol¨ªticos de la aspirante a senadora pensaron que ¨¦sta pod¨ªa ser una buena ocasi¨®n para combatir la imagen que m¨¢s perjudica a Hillary, la de candidata cunera.
La primera dama, que iniciar¨¢ oficialmente su campa?a el mes que viene, justific¨® su elecci¨®n pol¨ªtico-geogr¨¢fica al asegurar que pensaba mudarse de todas formas a la gran manzana cuando deje la Casa Blanca el a?o que viene.
Desde la semana pasada, Hillary reside oficialmente en Chappaqua, un barrio adinerado a una hora en tren de Manhattan, en una residencia valorada en 1,7 millones de d¨®lares (unos 275 millones de pesetas). La primera dama no estaba sola para desempaquetar unas cajas cerradas desde que se mud¨® a la residencia del gobernador de Arkansas hace 17 a?os. Bill Clinton tambi¨¦n estaba all¨ª ayudando en la decoraci¨®n de la nueva casa.
El matrimonio presidencial hace todo lo posible por preservar la imagen de familia feliz y acallar los rumores de una separaci¨®n. Hasta ahora, ninguna primera dama hab¨ªa abandonado el domicilio conyugal para seguir una carrera personal, menos a¨²n pol¨ªtica.
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