"Si Lavin gana, habr¨¢ un punto y final"
ENVIADOS ESPECIALESJos¨¦ Miguel Insulza, actual ministro secretario general de la Presidencia de Chile y antiguo ministro de Relaciones Exteriores, es, probablemente, el pol¨ªtico de su pa¨ªs que durante m¨¢s tiempo y de forma m¨¢s intensa ha estado dedicado al caso Pinochet. En su labor actual, como verdadero hombre fuerte del Gabinete de Eduardo Frei, Insulza considera ahora que el Gobierno espa?ol nunca ha tenido margen pol¨ªtico para actuar en el caso de Pinochet de forma distinta a como lo ha hecho y reconoce que en ocasiones se sinti¨® desilusionado, pero nunca enga?ado por las autoridades espa?olas. En su opini¨®n, la detenci¨®n de Pinochet contribuy¨® a acelerar las causas de derechos humanos, pero interrumpi¨® el proceso de despinochetizaci¨®n, que se hab¨ªa iniciado tras el retiro del general de la jefatura del Ej¨¦rcito.
Pregunta. ?Hay posibilidades de reconstruir a corto plazo las relaciones entre Espa?a y Chile?
Respuesta. Lo primero que quiero dejar claro es que aqu¨ª hay una derecha que ha venido pidiendo agresivamente la ruptura de relaciones con Espa?a y con Gran Breta?a, y que, a pesar de eso, el Gobierno ha mantenido siempre una posici¨®n muy clara. De hecho, a pesar de ese conflicto, las relaciones con Espa?a este a?o en otros planos han sido excelentes. No olvidemos que Espa?a est¨¢ construyendo dos submarinos chilenos y que el a?o pasado, en un r¨¦cord hist¨®rico de la inversi¨®n extranjera en Chile, la mayor inversi¨®n fue espa?ola. Por supuesto, es bueno que todo esto vaya acompa?ado de un mejor clima pol¨ªtico, y esperamos que, con la conclusi¨®n del caso Pinochet, el clima pol¨ªtico mejore.
P. Dado el deterioro de las relaciones entre los dirigentes de la Concertaci¨®n y el Gobierno espa?ol, y la mayor proximidad te¨®rica del PP con los partidos de la oposici¨®n chilena, hay quien ha pensado que quiz¨¢s ser¨ªa mejor para las relaciones con Espa?a una victoria de Joaqu¨ªn Lav¨ªn. ?Usted qu¨¦ cree?
R. Yo no creo, porque la mayor¨ªa de las fuerzas pol¨ªticas en Espa?a tienen interlocutores con fuerzas de la Concertaci¨®n. Es cierto que en alguna ¨¦poca el referente del PP fueron Renovaci¨®n Nacional y la Uni¨®n Democr¨¢tica Independiente, pero cuando el PP se afili¨® a la Internacional Dem¨®crata Cristiana esa relaci¨®n cambi¨®. Hay relaciones muy antiguas entre los dos pa¨ªses, entre fuerzas pol¨ªticas, y creo que eso ayudar¨ªa a reconstruir las relaciones bajo un Gobierno de Ricardo Lagos, lo cual no quiere decir que con un Gobierno de Lav¨ªn fuesen a ser malas.
P. ?Est¨¢n ustedes dispuestos a tomar la iniciativa para la reconstrucci¨®n de las relaciones?
R. Hay que esperar a que el caso Pinochet se termine, porque no se ha terminado todav¨ªa.
P. ?C¨®mo juzga usted, con la perspectiva de los 15 meses transcurridos, el comportamiento del Gobierno espa?ol en el caso?
R. Usted sabe que a m¨ª me toc¨® tratar durante mucho tiempo con las autoridades espa?olas. Conozco bastante bien las realidades de la pol¨ªtica espa?ola, y creo que los m¨¢rgenes de acci¨®n que el Gobierno espa?ol ten¨ªa y tiene en este caso son m¨ªnimos por el clima pol¨ªtico que se vive en Espa?a respecto a este asunto. En Espa?a, m¨¢s que en ninguna otra parte de Europa, el caso Pinochet es visto como un asunto interno, como un asunto propio. Ser¨¢ por la proximidad de la dictadura... no s¨¦, pero yo soy consciente de que un Gobierno espa?ol que hubiera optado por la actitud de no pedir la extradici¨®n o algo por el estilo hubiera pagado un precio pol¨ªtico muy alto. Esto no significa que yo siempre haya estado de acuerdo. Yo creo que en algunas ocasiones el Gobierno espa?ol podr¨ªa haber hecho m¨¢s cosas sin graves costes pol¨ªticos. Por ejemplo, haber retrasado un poco m¨¢s la solicitud de extradici¨®n. Pero, al margen de eso, yo reconozco que el Gobierno espa?ol, en t¨¦rminos de pol¨ªtica interna y de inter¨¦s propio, no ten¨ªa mucho margen.
P. ?Se han sentido ustedes, en ocasiones, enga?ados por el Gobierno espa?ol?
R. Muchas veces nosotros encontramos en las conversaciones con el Gobierno espa?ol m¨¢s comprensi¨®n de la que despu¨¦s se reflejaba en los hechos, y eso hac¨ªa que las cosas se pusieran tirantes. Yo s¨¦ que al Gobierno espa?ol esta situaci¨®n le incomodaba profundamente, probablemente hubiera querido no tener este problema. Abel Matutes, y el propio presidente Aznar, dijeron muchas veces por qu¨¦ tenemos que ser nosotros los justicieros del mundo, y eso reflejaba un cierto deseo de que este problema con Chile no existiera. Cuando ese deseo se traslada a las conversaciones, uno cree que van a hacer algo por ti, y claro, despu¨¦s, al contrastar esa esperanza con la realidad, se provocan tensiones, pero yo dir¨ªa que no me sent¨ª nunca enga?ado. A veces me pude sentir desilusionado, pero nunca he cre¨ªdo que me estuvieran mintiendo.
P. ?En alg¨²n momento el Gobierno espa?ol les dijo: vamos a hacer todo lo posible para que Pinochet vuelva a Chile?
R. No me atrever¨ªa a decir esa frase. No creo que se haya dicho nunca por parte del Gobierno espa?ol una frase parecida.
P. ?Cree usted que, con su regreso, Pinochet desaparecer¨¢ definitivamente de la escena pol¨ªtica chilena?
R. Conf¨ªo en que sea as¨ª. Pero hay todav¨ªa un sector de la derecha que es muy pinochetista, que mantiene una lealtad que ha sido ignorada durante la campa?a electoral y que va a intentar reponerlo, aunque sea como imagen simb¨®lica. Pero el paso del tiempo es inexorable. Yo creo lo que dicen los informes de los m¨¦dicos brit¨¢nicos y, por lo tanto, no creo que el personaje est¨¦ en condiciones de asumir un rol preponderante.
P. ?Sirvi¨® su detenci¨®n para que Pinochet perdiera poder en Chile?
R. La despinochetizaci¨®n hab¨ªa comenzado en Chile cuando ¨¦l dejo la comandancia en jefe del Ej¨¦rcito y precisamente se vio interrumpida con la detenci¨®n de Pinochet. Entre octubre de 1998 y julio de 1999, la derecha se superpinochetiz¨®. Ellos viv¨ªan en funci¨®n de eso, iban a Londres, etc¨¦tera, lo que pasa es que de repente se dieron cuenta de que electoralmente no pod¨ªan hacer eso. Ahora, en el fondo, no creo que hayan cambiado de actitud.
P. Ustedes se han comprometido ante la comunidad internacional a facilitar las condiciones para que Pinochet sea juzgado en Chile. ?Podr¨¢n cumplir con ese compromiso?
R. Es un desaf¨ªo fuerte, sin duda, llevar adelante ese proceso. Yo siempre he dicho que puede haber juicios incluso por delitos cometidos bajo la ley de amnist¨ªa, pero que hay en Chile, en todo caso, un conjunto de delitos que se escapan de la ley de amnist¨ªa, y que existen todas las condiciones jur¨ªdicas para hacer juicios y dictar condenas. Ahora, el poder judicial es aut¨®nomo y tendr¨¢ que decidirlo por su cuenta.
P. ?Aceptar¨¢n las Fuerzas Armadas que Pinochet sea juzgado en Chile?
R. Yo creo que las Fuerzas Armadas no est¨¢n ni se han expresado nunca en la posici¨®n de llevar las cosas al extremo de impedir que se hagan juicios. La preocupaci¨®n de las Fuerzas Armadas ha sido m¨¢s bien que las investigaciones se multipliquen y pasen los oficiales meses y meses ante los tribunales. Yo creo que ellos quisieran que las cosas se resolviesen r¨¢pidamente, pero no creo que tengan ni la voluntad ni la capacidad de impedir que se hagan procesos.
P. No es ¨¦sa la impresi¨®n que dio durante la actuaci¨®n de Garz¨®n contra Pinochet.
R. Lo que ocurre es que hay una diferencia entre lo que hace el juez Garz¨®n y lo que hacen los tribunales chilenos. El juez Garz¨®n lo que intenta, de alguna manera, es un enjuiciamiento global del r¨¦gimen militar chileno. En Chile no es eso lo que se est¨¢ haciendo. En Chile se est¨¢n llevando investigaciones concretas, espec¨ªficas, por determinados cr¨ªmenes cometidos durante el r¨¦gimen militar, pero no va a haber un enjuiciamiento a Pinochet por haber dado un golpe o por haber instaurado una dictadura.
P. ?Cree usted que la detenci¨®n de Pinochet ha perjudicado el proceso democr¨¢tico en Chile?
R. Yo no s¨¦ si le habr¨¢ perjudicado en t¨¦rminos permanentes, lo que s¨ª puedo decir es que ha enrarecido mucho el clima pol¨ªtico, por lo menos al principio. Con la campa?a electoral eso se ha ido disminuyendo un poco, pero qued¨® un encono muy fuerte. Alguien dir¨¢ que la detenci¨®n permiti¨® que salieran m¨¢s procesos en la causa de los derechos humanos, y tambi¨¦n eso es verdad. Pero yo creo que ha perjudicado el clima pol¨ªtico.
P. ?Y ha podido beneficiar a la derecha?
R. En la medida en que le ha permitido, al menos en apariencia, hacer un distanciamiento de Pinochet. Durante 15 meses la gente descubri¨® que le gusta vivir sin Pinochet.
P. ?Cree que la victoria de Lav¨ªn supondr¨ªa un retroceso en el proceso de democratizaci¨®n en Chile?
R. Yo no creo que un Gobierno de Lav¨ªn emprender¨ªa demasiadas reformas pol¨ªticas, aunque lo ha prometido. Yo creo que congelar¨ªa las reformas pol¨ªticas.
P. ?Y en el campo de los derechos humanos?
R. En el campo de los derechos humanos, yo creo que ellos har¨ªan un esfuerzo por poner punto y final.
P. ?C¨®mo ha vivido usted, un represaliado por el r¨¦gimen militar, el hecho de tener que defender al dictador que le persigui¨®?
R. Yo entend¨ª, y todav¨ªa lo entiendo y todav¨ªa lo justifico, que una persona que anda pidiendo justicia tiene derecho a buscarla donde se la den, que nadie le puede decir que no vaya a buscarla a otra parte por razones legales, de soberan¨ªa o de extraterritorialidad. Yo siempre manifest¨¦ un gran respeto y una gran comprensi¨®n hacia las personas que promov¨ªan estos juicios. De la misma manera, nadie le puede pedir a un Gobierno que le ceda su competencia a otro, a un pa¨ªs que le ceda su jurisdicci¨®n a otro. Yo siempre entend¨ª que mi papel como representante del Estado de Chile era defender las competencias jurisdiccionales de la justicia chilena. Nunca sent¨ª una contradicci¨®n demasiado grande. Alg¨²n dolor s¨ª, pero nunca una contradicci¨®n demasiado grande.
P. En el momento en que se enter¨® de la detenci¨®n de Pinochet, ?qu¨¦ sensaci¨®n prevaleci¨® en usted, la satisfacci¨®n por la suerte corrida por el dictador o la preocupaci¨®n por el problema pol¨ªtico que se le ven¨ªa encima?
R. La sensaci¨®n de que ¨¦ste era un l¨ªo gordo que iba a ser negativo para el pa¨ªs. Yo recuerdo que a los dos d¨ªas yo me encontr¨¦ con el comandante en jefe del Ej¨¦rcito y lo primero que le dije fue: mire, mi general, yo entiendo que mi posici¨®n puede parecerle poco cre¨ªble porque yo estoy parado en la casa de duelo, pero en mi casa est¨¢n de fiesta, yo s¨¦ que dentro de mi partido est¨¢n todos de fiesta por lo que ha pasado, pero yo le pido que me crea, yo estoy convencido de que esto es negativo para mi pa¨ªs y voy a tratar de resolverlo.
P. ?Temi¨® usted en alg¨²n momento de este caso un acto de insurrecci¨®n por parte de las Fuerzas Armadas?
R. Nunca sent¨ª un riesgo inminente ni tem¨ª que fuese a pasar algo.
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