Espa?a 2000: subastas preelectorales
Empieza un nuevo a?o, que no un nuevo siglo ni milenio, como la digitalizaci¨®n de la cultura nos quiere hacer creer. Nada pas¨®, aunque no podamos dejar en paro t¨¦cnico a tanto milenarista, tanto profeta de desgracias sin cuento.Sin embargo, algo est¨¢ pasando m¨¢s all¨¢ de los d¨ªgitos, de las falsas angustias que han frustrado millones de planes vacacionales. La revoluci¨®n tecnol¨®gica, como revoluci¨®n comunicacional que acorta el tiempo y la distancia que separa a los seres humanos, sigue su curso, r¨¢pida y profunda como nunca antes, imprevisible en su evoluci¨®n, abriendo ventanas de oportunidad inusitadas y cerrando puertas conocidas como inalterables.
La realidad est¨¢ cambiando, y en Espa?a seguimos sin preguntarnos qu¨¦ nos falta para percibir y aprovechar esas ventanas de oportunidad que se abren, o c¨®mo podemos ir cerrando puertas del pasado pegajoso que nos acompa?a, sin dejar de ser nosotros, manteniendo una identidad imprescindible para enfrentar los desaf¨ªos del dos mil.
Veo, con inquietud, en nuestra pol¨ªtica interior y en la proyecci¨®n exterior, simplificaci¨®n y autocomplacencia. Subastas de precampa?a, para rematar una legislatura vac¨ªa de proyectos y plagada de errores de los que marcar¨¢n derroteros irreversibles si no se corrigen r¨¢pidamente. Pagamos la ausencia de un proyecto de pa¨ªs de este grupo dirigente que hablaba de la segunda transici¨®n como si de un cambio de r¨¦gimen se hubiera tratado m¨¢s que de una alternancia democr¨¢tica del poder.
Se dice que la econom¨ªa va bien, y es cierto que crecemos desde 1994 (no desde 1996), como otros pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, o menos que EEUU durante toda la d¨¦cada. Bajan los tipos de inter¨¦s y se controla la inflaci¨®n, como en el resto de los pa¨ªses citados en esta ¨¦poca de bonanza, aunque aqu¨ª se descontrolen un tanto los precios.
Pero con un reparto injusto de la riqueza que se crea. A un 20% de los ciudadanos les ha repercutido la bonanza en sus econom¨ªas familiares. Al resto, que tambi¨¦n observa que va bien, no les ha beneficiado porque viven de un salario y la moderaci¨®n salarial es clave -se afirma- para el mantenimiento de la competitividad. Y en el reparto del crecimiento, unos pocos, amigos del poder, han hecho su gran agosto, controlando lo que era de todos, a trav¨¦s de las privatizaciones. El mayor pelotazo conocido en nuestro pa¨ªs, a manos de los que denunciaban a bombo y platillo la cultura del pelotazo.
Las privatizaciones se han presentado como proyectos de liberalizaci¨®n de la econom¨ªa, para aumentar la competencia y mejorar la posici¨®n de los consumidores. Pero en realidad, se han privatizado las grandes empresas p¨²blicas de comunicaciones, telecomunicaciones, energ¨ªa, finanzas, tabacos, etc¨¦tera, como los buques insignias del sector p¨²blico rentable, poni¨¦ndolas en manos de los designados por el poder, antes y despu¨¦s de ser privatizadas, para crear una nueva oligarqu¨ªa. Todo un espect¨¢culo que favorece a una nueva clase financiera, econ¨®mica y medi¨¢tica, ligada al poder, con obediencia debida, a veces por duplicado.
?ste ha sido el ¨²nico designio claro del equipo gobernante. Y lo est¨¢n consiguiendo. Cuatro a?os m¨¢s y consolidan la operaci¨®n de control del poder m¨¢s importante realizada en democracia. Durante el viejo r¨¦gimen, a comienzos de los cuarenta o de los sesenta, estas cosas se hac¨ªan por las botas, aunque sean alabadas por Fraga.
Veinte a?os despu¨¦s de aprobada la Constituci¨®n, con una Espa?a m¨¢s moderna, m¨¢s din¨¢mica, m¨¢s cohesionada socialmente, la derecha vuelve al poder, e intenta por los votos, aunque escasos en diferencia, lo que siempre hab¨ªa hecho por las botas: la creaci¨®n de una oligarqu¨ªa nueva, controladora de las finanzas -en un pa¨ªs con poca autonom¨ªa empresarial- de la econom¨ªa en sectores estrat¨¦gicos, y de la mayor parte de los medios de comunicaci¨®n.
Para eso han servido las privatizaciones. No s¨®lo para enriquecerse con voracidad sin l¨ªmites. Naturalmente, con un lenguaje posmoderno y falsamente regeneracionista que har¨ªa las delicias de Joaqu¨ªn Costa.
Panorama preocupante, tras el que se oculta la idea obsesiva de controlar a la opini¨®n p¨²blica, eliminando el principio de igualdad de oportunidades inherente a la democracia. O, si prefieren, el de aceptabilidad de la derrota, que es su esencia. La mediocracia controlada como ¨²nico proyecto de pa¨ªs.
Aqu¨ª, privatizar no es equivalente a liberalizar. Incluso puede significar lo contrario: crear oligopolios que dejen en manos de un grupo de poder una parte sustancial del mercado y del poder medi¨¢tico. Puede ser una oportunidad perdida, irrecuperable, de preparar a Espa?a para los desaf¨ªos de la globalizaci¨®n, de la econom¨ªa abierta. Nada, en los precios al consumidor, ha mejorado con la operaci¨®n.
Clama el presidente su reci¨¦n adquirida pasi¨®n constitucional, alarmado por la progresiva desafecci¨®n que su falta de proyecto de pa¨ªs ha provocado. Critica, en estos proleg¨®menos de la campa?a, a socios de legislatura y oposici¨®n, alz¨¢ndose como garante del texto que nunca quiso, como si tuviera la man¨ªa de llegar siempre tarde. Iniciaron su mandato con la reinvenci¨®n de una Confederaci¨®n Espa?ola de Derechas Aut¨®nomas, aunque se conformaban con una Confederaci¨®n de Derechas Aut¨®nomas, sin la E, despu¨¦s de sus pactos con los nacionalismos de vieja data o de nuevo cu?o.
As¨ª, negociaron sistemas de financiaci¨®n auton¨®mica inviables y disparatados para conseguir socios. As¨ª, cambiaron de la noche a la ma?ana su consideraci¨®n y su percepci¨®n de los nacionalismos vasco y catal¨¢n, y fomentaron otros con prebendas irresponsables. As¨ª, menospreciaron la cohesi¨®n que representaba una financiaci¨®n sanitaria razonablemente igual para todos.
Nadie como ellos para defender la Constituci¨®n, ahora que se aproxima el momento del voto, como si la memoria hist¨®rica fuera inexistente, y no hubiera sido el propio Aznar el cr¨ªtico m¨¢s implacable del texto.
Demonizado el nacionalismo vasco moderado, imprescindible, sin embargo, para la soluci¨®n de la violencia, ha dejado de ser para Aznar el factor de gobernabilidad de Espa?a del que ven¨ªa
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Felipe Gonz¨¢lez es ex presidente del Gobierno espa?ol.
Espa?a 2000: subastas preelectorales
Viene de la p¨¢gina anterior presumiendo estos a?os. Pero, cuando se vea con perspectiva hist¨®rica este momento, esta legislatura, quedar¨¢ el regusto amargo de una pol¨ªtica que distanci¨® a grupos importantes de la lealtad constitucional que se hab¨ªa mantenido durante toda la transici¨®n. ?De qu¨¦ se queja el protagonista de este desaguisado?
Descalifica al partido socialista, que viene insistiendo durante a?os en la necesidad de un Pacto de Estado en temas de esta naturaleza, sin que el Gobierno actual responda.
La Constituci¨®n era, y es, un buen texto para garantizar la convivencia en libertad y en democracia, as¨ª como para dar respuesta a las aspiraciones identitarias de los pueblos de Espa?a. Ha de ser respetada en sus contenidos y en los procedimientos para reformar lo que se crea necesario, con extremada prudencia, con el mismo consenso con el que fue aprobada. Es un sarcasmo que los que ayer la atacaban se conviertan hoy en guardianes de la piedra filosofal reci¨¦n descubierta. M¨¢s a¨²n si son sus pol¨ªticas las responsables de su debilitamiento.
No nos enga?emos, ni nos dejemos arrastrar por las subastas preelectorales: el balance de esta legislatura no ser¨¢ bueno. La cohesi¨®n social se ha debilitado; la territorial, tambi¨¦n. Las infraestructuras para la modernizaci¨®n de Espa?a se han parado, a pesar de inauguraciones sin cuento, de obras que no se empiezan ni tienen dotaci¨®n presupuestaria. La sanidad se desvirt¨²a como servicio p¨²blico que iguala derechos c¨ªvicos en el territorio, como la educaci¨®n. Incluso la Universidad se siente acosada en el ejercicio de su autonom¨ªa constitucional.
Se cuentan bien las stock options, pero se pierde la cuenta del n¨²mero de ciudadanos, como ocurre en Andaluc¨ªa, con efectos negativos en la financiaci¨®n de servicios b¨¢sicos de salud y educaci¨®n. Por cierto, que si este sistema de opciones sobre acciones sirve para fidelizar a los ejecutivos, ?por qu¨¦ se van tantos?
Se cuentan bien los beneficios de la prolongaci¨®n de concesiones en autopistas, con la enga?ifa de que pagar¨¢n menos los usuarios, que deber¨ªan dejar de pagar al final del periodo de concesi¨®n.
Y as¨ª, con el precio de la energ¨ªa y la financiaci¨®n de las el¨¦ctricas. As¨ª, con los salarios de los altos cargos y con su imparable crecimiento en n¨²mero, contra todo lo dicho. As¨ª, con el tratamiento de la inmigraci¨®n, dando marcha atr¨¢s a sus propias iniciativas, para cargar la responsabilidad sobre otros. As¨ª, con temas m¨¢s dolorosos, de los que no queremos hablar, como el tratamiento de la violencia.
Otro d¨ªa hablaremos de la pol¨ªtica exterior de este Gobierno, que no es m¨¢s, porque no podr¨ªa ser otra cosa, que la proyecci¨®n hacia fuera de su idea de Espa?a. Por eso pierde peso y carece de consenso.
A los socialistas les queda una ardua tarea a partir de marzo:
Recomponer un proyecto de pa¨ªs. Prepararlo para los desaf¨ªos de la globalizaci¨®n y de la econom¨ªa abierta, haci¨¦ndolo, de verdad, m¨¢s competitivo. Defender al usuario, al consumidor, y no a los grupos olig¨¢rquicos de poder. Fomentar el esp¨ªritu emprendedor, desarrollando la iniciativa y la innovaci¨®n, en materia econ¨®mica, cultural y social. Perfeccionar el sistema sanitario, no destruirlo, como se pretende. Desarrollar una Universidad con calidad y autonom¨ªa y recuperar el ritmo de atenci¨®n al sistema educativo b¨¢sico, imprescindible para la sociedad del conocimiento que se prepara. Replantear la relaci¨®n con las autonom¨ªas, recuperando parte de la confianza perdida, etc¨¦tera.
El Gobierno de Aznar se ha beneficiado de lo que va bien en Europa y mejor en EEUU: el crecimiento de la econom¨ªa. Otorgu¨¦mosle el m¨¦rito de no haberlo estropeado. No ha sabido responder a los retos m¨¢s serios de Espa?a, ni territoriales, ni sociales, ni culturales, porque carece de un proyecto de pa¨ªs y vive obsesionado con el partido socialista, al que considera enemigo a batir y no adversario pol¨ªtico en la contienda democr¨¢tica.
Lo ¨²nico que han hecho con prop¨®sito deliberado ha sido la privatizaci¨®n de lo p¨²blico, para qued¨¢rselo. Esto merece ser revisado, para que se conozca c¨®mo ha ocurrido, en todos sus detalles y las cosas vuelvan a su lugar. Sin marcha atr¨¢s en un proceso que podr¨ªa ayudar a mejorar nuestras posiciones en la econom¨ªa abierta, si se elimina el prop¨®sito olig¨¢rquico de control financiero, econ¨®mico y medi¨¢tico que lo mueve.
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