El Bar?a se hace fuerte en Zaragoza
ZARAGOZA 0 BARCELONA 0Zaragoza: Juanmi; Pablo, Paco, Lanna, Sungren; Mart¨ªn Vellisca (Marcos Vales, m. 88), Luis Helguera,. Arag¨®n, Garitano; Radimov y Milosevic.
Barcelona: Arnau; Puyol, Reiziger, Abelardo, Zenden; Litmanen (Luis Enrique, m. 76), Xavi, Cocu; Figo, Dani (Simao, m. 65)y Rivaldo.
?rbitro: P¨¦rez Burrull, c¨¢ntabro. Mostr¨® la tarjeta amarilla a Radimov, Lanna, Garitano, Abelardo, Milosevic y Puyol.
La Romareda: Una gran entrada. Unos 34.000 espectadores en un estadio con capacidad para 35.000 personas.
A las flaquezas del Deportivo, no respondieron ni el Zaragoza ni el Bar?a en su encuentro en la Romareda, as¨ª que la Liga camina a¨²n decapitada, con un cierto desgobierno, sin un jerarca, como si todav¨ªa quedara mucho tiempo para que la clasificaci¨®n aclarara. Hoy por hoy se impone la prudencia. Hasta el Bar?a, un equipo ofensivo por naturaleza, parece haber ca¨ªdo en la cuenta de que conviene no tomar riesgos, sobre todo si se atiende al ejercicio turbulento que viene manteniendo desde el inicio. Ha aparecido de pronto un equipo que sabe manejarse en defensa, un factor decisivo cuando las individualidades no resuelven, como ayer fue el caso.
Puestos a dirimir la contienda por el juego colectivo, el Zaragoza estuvo a la altura del Barcelona. El partido result¨® un duelo t¨¢ctico que acab¨® por negar a las dos delanteras m¨¢s fecundas del campeonato. Ni un solo gol hubo en la Romareda, fiel reflejo tanto de la escasez de ocasiones como del poco f¨²tbol de ataque. El control del juego estuvo siempre un punto por encima de cualquier aventura individual. Los azulgrana echaron en falta a Kluivert y el Zaragoza qued¨® lastrado por Juanele. Uno y otro grupo acotaron sus deficiencias elogiando las virtudes ajenas. A falta de autoridad, el encuentro fue un dec¨¢logo de lo que debe ser el respeto mutuo a partir del buen juego.
Quiz¨¢ porque se sabe dominador psicol¨®gico del campeonato, el Barcelona va recuperando las se?as de identidad justo cuando la Liga plantea las primeras preguntas. Ya gan¨® en Vigo, feudo del Celta, el equipo m¨¢s bien tratado del torneo, y ayer se plant¨® en Zaragoza con Rivaldo situado de nuevo en el margen izquierdo del campo. Pero no le alcanz¨® para la victoria. Van Gaal ha vuelto a dar cuerda a la m¨¢quina y el equipo azulgrana se estira por la cancha por los extremos con dos futbolistas capaces de decidir tanto por la v¨ªa solidaria como individual, como son Figo y Rivaldo. Vuelve el equipo al punto de partida -el campo abierto, no perder la posici¨®n y no rifar nunca la pelota: el tic-tac, tic-tac-, aunque las secuelas de su pelea interna no le permiten todav¨ªa despachar los partidos con suficiencia. Rivaldo est¨¢ algo despistado y Figo no es un goleador, pese a lo que digan las estad¨ªsticas de los ¨²ltimos partidos.
La alineaci¨®n del Bar?a pareci¨® tener un efecto intimidatorio en el Zaragoza. Rojo prefiri¨® cerrar las bandas antes que abrirlas, as¨ª que dispuso a Mart¨ªn Vellisca, un zurdo, como volante derecho, para asegurarse el control defensivo del juego. El juego posicional tuvo un peso determinante en el primer tramo del encuentro, tan bien parido como mal resuelto por uno y otro equipo. Jugaron al toque, de forma aseada, muy puestos, con tanta educaci¨®n que la falta fue siempre interpretada como un recurso cobarde. Nadie perdi¨® la pelota en la zona de penalizaci¨®n de la misma manera que no hubo un solo futbolista capaz de comprometer el orden colectivo de la contienda.
Dani tuvo un par de remates francos en la arranque, cuando Sungren no le hab¨ªa tomado a¨²n la distancia a Figo, y entre Garitano y un manotazo de Reiziger a la salida de un golpe franco arm¨® el Zaragoza dos ataques cargados de dinamita. La falta de punter¨ªa conden¨® a locales y forasteros, y el encuentro recuper¨® el tono de suspense abortado que le presidi¨® desde el inicio. El entrejuego result¨® tan vistoso como est¨¦ril el f¨²tbol de ataque. El ritmo fue veloz en la zona de medios y demasiado pausado al balc¨®n del ¨¢rea. Y las marcas defensivas dejaron pocas opciones a los delanteros. La ausencia de pases interiores, la falta de unos contra unos, expres¨® el dominio de lo t¨¢ctico sobre lo imprevisible, a expensas de la suerte de los golpes francos.
A la vista de que no escampaba, Van Gaal movi¨® el partido con un cambio cantado: dio entrada a Simao, dej¨® que Rivaldo campara por la zona del ariete y m¨¢s tarde tir¨® de Luis Enrique, terreno abonado para que los futbolistas decidieran por su cuenta y riesgo. El Zaragoza, sin embargo, no se dej¨® vencer. El trabajo defensivo del equipo aragon¨¦s, el menos batido del campeonato, result¨® especialmente loable, tanto como el marcaje de Abelardo a Milosevic, as¨ª que uno y otro equipo se retiraron de la cancha con la sensaci¨®n del deber cumplido. Nadie se raj¨® y, sin embargo, el uno se excus¨® en la actuaci¨®n del otro, muestra de la paridad del campeonato, una situaci¨® que, en cualquier caso, parece jugar a favor del Bar?a simplemente porque tiene mejores futbolistas que los dem¨¢s.
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