Las lecciones del "Erika" J. ZAMORA TERR?S
En enero de 1986 el buque de bandera espa?ola Luchana se hundi¨® frente a la entrada del puerto de Avil¨¦s. La causa del naufragio: el buque se parti¨® en dos pedazos en un mar que no deber¨ªa, en condiciones normales, haberle producido esa aver¨ªa. Las consecuencias: cuatro personas fallecidas (3 tripulantes y un familiar acompa?ante), y un buque perdido con toda su carga. El capit¨¢n del buque llevaba alg¨²n tiempo informando a la naviera del peligro observado de rotura del casco por donde finalmente quebr¨®.Al buque de bandera maltesa Erika, que desde hace ya muchos d¨ªas viene alarmando a los ciudadanos de media Europa, le ha pasado lo mismo. Se rompi¨® por donde el capit¨¢n hab¨ªa advertido que pod¨ªa romperse. Primera lecci¨®n: la noble y antigua profesi¨®n de marino -hoy un t¨¦cnico de alt¨ªsima cualificaci¨®n al que se le encomienda la direcci¨®n y el gobierno de una complej¨ªsima industria flotante, m¨®vil, capaz de transportar todo tipo de mercanc¨ªas peligrosas y contaminantes, y al que se le exige, sin apoyos externos, una permanente toma de decisiones de gran calado- resulta constantemente despreciada por los hombres de negocios que se dedican a armadores de buques. Nada pudieron los informes del capit¨¢n del Luchana para evitar su naufragio. Igual suerte corri¨® el capit¨¢n del Erika. El primero, espa?ol; el segundo, hind¨².
Las consecuencias para el medio ambiente del naufragio del Erika est¨¢n conmocionando a la opini¨®n p¨²blica y a algunos gobiernos. En consecuencia, hay varias l¨ªneas de investigaci¨®n t¨¦cnica en marcha para conocer el c¨®mo y el porqu¨¦. Y probablemente dentro de unos a?os hablaremos de determinadas prescripciones reguladas en los convenios mar¨ªtimos internacionales (Solas, Marpol, etc¨¦tera) como "las enmiendas del Erika". Segunda lecci¨®n: la contaminaci¨®n marina se ha convertido en el principal motor de avance de la normativa de seguridad mar¨ªtima y del propio Derecho Mar¨ªtimo (siempre que el vertido afecte a las costas de un pa¨ªs desarrollado y poderoso, naturalmente).
El malvado Erika, al que no le falta siquiera el nombre de mujer, es hoy un barco muerto. Parti¨®. Deja tras de s¨ª tan inc¨®moda suciedad, tanto da?o ecol¨®gico, que su vida est¨¢ siendo investigada (con m¨¢s escr¨²pulos que rigor, dicho sea de paso). Ninguna sorpresa. Estamos ante un ejemplar paradigm¨¢tico de la industria del transporte mar¨ªtimo: un buque amortizado hace muchos a?os que en su inexorable degradaci¨®n hab¨ªa ca¨ªdo en manos de un negociante an¨®nimo, tal vez un naviero arrepentido, que lo hab¨ªa abanderado bajo eso que eufem¨ªsticamente se conoce como "pabellones de conveniencia" y que en otros tiempos (?ay!) llam¨¢bamos banderas piratas. Todo vale si deja beneficios. Adem¨¢s, ?no contaba el viejo Erika con todos los certificados necesarios? Cierto que algunos papeles no fueron f¨¢ciles de obtener, pero justo para eso se han creado las bandiere ombra, que representan administraciones casi inexistentes, un sue?o: el duro y competitivo hombre de negocios puede campar a sus anchas y alardear en los centros financieros de sus tit¨¢nicos esfuerzos para cumplir, ¨¦l solo, con la legalidad internacional. Y adem¨¢s, contratando libremente una dotaci¨®n altamente globalizada: hace unos a?os, filipinos; ahora son m¨¢s baratas las tripulaciones procedentes del derrumbe sovi¨¦tico o del Asia profunda y hambrienta. Para el herrumboso Erika una dotaci¨®n completa de la India. En esas condiciones, el buque se ofertaba en el mercado a un flete excelente que ninguna petrolera (Total, Repsol, Fina, Shell, Exxon, etc¨¦tera) pod¨ªa rechazar. ?No se miden los ejecutivos, y las empresas, por los dividendos que generan? ?Acaso no constituye un blas¨®n ostentar beneficios m¨¢s suculentos cada a?o? El decr¨¦pito Erika era un buen negocio. Todos lo sab¨ªan. Todos sabemos que en estos momentos un buen n¨²mero de Erikas navegan por las costas europeas con cargas amenazantes, banderas insospechadas y tripulaciones ex¨®ticas, y que nadie mueve un dedo para eliminar, o al menos aminorar en serio ese riesgo. Tercera lecci¨®n.
La lecci¨®n cuarta resulta la m¨¢s dolorosa. En este panorama mercantil mar¨ªtimo (banderas de conveniencia, administraciones venales, negociantes impunes metidos a navieros que se hacen
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