Inmigrantes y habitantes
Los espa?oles se extinguen y los inmigrantes son un remedio. G¨¹nter Grass lo avis¨® en los ochenta y los dem¨®grafos de la ONU hacen los c¨¢lculos. Dentro de medio siglo habr¨¢ treinta millones de espa?oles en lugar de cuarenta. Ven dif¨ªcil que aumente la natalidad, aunque, con esos plazos, la apuesta resulta arriesgada. Lleva menos tiempo tomar el atajo migratorio. El hecho es que hemos envejecido a cuenta de la disminuci¨®n de la fecundidad y del aumento en los a?os vividos. El mensaje est¨¢ claro: la econom¨ªa y la demograf¨ªa espa?ola necesitan inmigrantes.Probablemente los excesos de la proyecci¨®n de Naciones Unidas haya producido un efecto contrario al pretendido. Quiz¨¢s los matices ahuyenten los miedos. Me hago dos preguntas. ?Cu¨¢l es la contribuci¨®n demogr¨¢fica de la inmigraci¨®n que recibimos? ?Resulta conveniente incluir la dimensi¨®n pobladora en nuestra pol¨ªtica de inmigraci¨®n? Se sabe que el flujo de inmigrantes tiene un impacto inmediato en el crecimiento de la poblaci¨®n. ?sa es su principal virtud. Lo hace mediante los adultos que enriquecen la poblaci¨®n en edad activa y a trav¨¦s de los nacidos de madre extranjera. Pero semejante inyecci¨®n de juventud no basta por s¨ª sola para darle la vuelta al envejecimiento. No s¨®lo por la escasez de su caudal, sino tambi¨¦n por las caracter¨ªsticas de los protagonistas.
Los extranjeros que tenemos constituyen una minor¨ªa selecta. Sus recursos educativos son abundantes y eso se traduce en una fecundidad escasa. Los datos proceden de una encuesta del CIS a 2.000 indocumentados. El 17% de las mujeres inmigrantes acab¨® los estudios universitarios; un 40% termin¨® la secundaria; una de cada cuatro, la EGB, y el resto (18%) no sabe leer. Estas inmigrantes tienen como promedio 2,3 hijos. Es una fecundidad que duplica la de las mujeres espa?olas (1,1), pero que apenas rebasa el reemplazo generacional, que se ha establecido en torno a los 2,1 hijos. Su salario no llega a las 100.000 pesetas en el 70% de los casos. No vienen a poblar, sino a vivir dignamente. Todo ello explica que las inmigrantes, con el paso del tiempo, se aclimaten a la fecundidad del lugar. A eso tambi¨¦n se le llama integrarse. Y despu¨¦s est¨¢n los que se instalan para siempre. Un d¨ªa, la vejez les alcanza. El resultado es que su estructura demogr¨¢fica se aproxima a la del pa¨ªs de acogida. Con los inmigrantes se crece, aunque no se rejuvenece.
Los criterios demogr¨¢ficos no pueden ocupar el centro de las pol¨ªticas de inmigraci¨®n. Ello es as¨ª por razones de aplicaci¨®n y de aceptaci¨®n. Piensen en la dificultad que entra?a programar un saldo migratorio cuando no se puede impedir que alguien se vaya. O en el debate que abrir¨ªa una selecci¨®n del inmigrante por edad y conducta reproductiva. A pesar de estas y otras limitaciones, se debe valorar m¨¢s el trasfondo demogr¨¢fico de las pol¨ªticas migratorias.
Hasta la fecha, nuestra pol¨ªtica migratoria se ha caracterizado por un impreciso control de flujos y una asignaci¨®n de nichos laborales que despilfarra las habilidades de una inmigraci¨®n bien equipada. Quiero destacar que se trata de un control equ¨ªvoco porque no se conoce su caudal, su composici¨®n, y menos a¨²n sus planes. Controlar no equivale a restringir. Esta pol¨ªtica ha dibujado una inmigraci¨®n con pocos ni?os y viejos. La relaci¨®n es de 18 activos por cada jubilado. Aun as¨ª, en 1998 hay casi diez mil ni?os menores de dos a?os sin trato comunitario. Aprovechando los resquicios legales y pol¨ªticos, los inmigrantes han impuesto su realidad demogr¨¢fica. As¨ª, los cupos de trabajadores est¨¢n siendo demogr¨¢ficamente aprovechados para traer a la familia. No es bueno que se vean forzados a ello. Hay demanda para una inmigraci¨®n estable. Un ejemplo son los miles de mujeres y hombres que est¨¢n cuidando a nuestros ancianos. Su necesidad ir¨¢ en alza. ?ste es el v¨ªnculo actual de la inmigraci¨®n con la sociedad envejecida. Cuanto m¨¢s continuo sea el flujo m¨¢s se frena el envejecimiento. Cuanta m¨¢s estabilidad tenga el inmigrante mayor ser¨¢ el sedimento demogr¨¢fico. Lo menos aconsejable ser¨ªa la pol¨ªtica de hoy abro y ma?ana cierro. ?sa produce crecientes perturbaciones demogr¨¢ficas.
Antonio Izquierdo Escribano es catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad de A Coru?a
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