La atenci¨®n sanitaria de los inmigrantes y sus hijos
No deja de ser sorprendente que las autoridades sanitarias de Espa?a, con una natalidad en el ¨²ltimo lugar del mundo y con una inmigraci¨®n clandestina de 200.000 personas, seg¨²n las ONG, tanto de hombres como de mujeres, cifra que se ir¨¢ incrementando debido a las cat¨¢strofes, las guerras, el hambre y, en resumen, la subsistencia, en especial de la poblaci¨®n infantil, originaria principalmente de ?frica, Am¨¦rica Latina y Asia; con una tasa de natalidad en nuestro pa¨ªs de estos grupos ¨¦tnicos que ignoramos, pero que en la pr¨¢ctica ambulatoria se puede calcular, grosso modo, entre dos y tres hijos por cada pareja de hecho m¨¢s que de derecho, no hayan planteado nuestros responsables de la sanidad la promoci¨®n o mejoramiento de la poblaci¨®n inmigrante en Espa?a (aparte de la Ley de Asistencia Sanitaria 1/96, de reciente aplicaci¨®n), comenzando por la formaci¨®n del personal sanitario ante la nueva problem¨¢tica que se est¨¢ originando, cada vez con mayor frecuencia e intensidad.Para empezar, ni se conocen m¨ªnimamente por los m¨¦dicos de atenci¨®n primaria (entre los que obligadamente debemos incluir a los pediatras-puericultores, ya que bastantes de ellos, la mitad de los ni?os que asisten en la sanidad p¨²blica son hijos de inmigrantes) los h¨¢bitos y ambientes culturales generacionales de los grupos ¨¦tnicos inmigrantes en Espa?a, entre los que, por su importancia, se encuentran los nutricionales, sobre todo entre los ni?os, para los que se contin¨²a aconsejando la misma alimentaci¨®n que para los ni?os espa?oles, sin tomar en consideraci¨®n sus circunstancias socioecon¨®micas, tradicionales, etc¨¦tera, ya que incluso ciertos pesos y medidas son en Espa?a diferentes de los de sus pa¨ªses de origen.
Es m¨¢s, el acto sanitario, en muchos casos, comienza con la dificultad del entendimiento del lenguaje para el conocimiento de los s¨ªntomas y el seguimiento de los tratamientos prescritos, tanto en cuanto respecta a lo que ellos dicen como lo que oyen de los sanitarios espa?oles respecto a las pautas terap¨¦uticas y la educaci¨®n para la salud de sus hijos y de ellos mismos.
En estas condiciones no resulta f¨¢cil explicarles las medidas de higiene para detectar y evitar las enfermedades transmisibles, con el peligro de diseminaci¨®n, sobre todo entre los hijos de inmigrantes que acuden a escuelas y guarder¨ªas, como ha sucedido con el incremento actual de la tuberculosis infantil. Si muchos de los inmigrantes no conocen el manejo del term¨®metro ni tienen poder adquisitivo para comprarlo, ?c¨®mo van a responder si su hijo ha tenido fiebre como motivo para acudir a la consulta de puericultura-pediatr¨ªa?
Pero es que ni siquiera en las historias cl¨ªnicas infantiles del Insalud que he tenido ocasi¨®n de conocer, procedentes de toda Espa?a, consta el referente de la etnia como dato imprescindible para poder vigilar el crecimiento y desarrollo de los hijos de inmigrantes en Espa?a, compar¨¢ndolos enga?osamente con ni?os espa?oles y tratando de educarles en las costumbres y h¨¢bitos sanitarios espa?oles, sin tomar lo m¨¢s m¨ªnimo en consideraci¨®n sus creencias y circunstancias seculares (por las que suelen agruparse en guetos), como es el Ramad¨¢n, la duraci¨®n de la lactancia, las prote¨ªnas animales prohibidas religiosamente, el pescado como origen de parasitosis, el clima de donde proceden como factor de enfermedad, la circuncisi¨®n religiosa, etc¨¦tera. A estas deficiencias se suma la del m¨¢s exacto conocimiento del estado inmunitario vacunal, con calendarios distintos a los espa?oles y con una documentaci¨®n inexistente o incomprensible.
Si seguimos con el diagn¨®stico y tratamiento de las enfermedades de los inmigrantes y sus hijos debemos referirnos a la inexistencia casi absoluta de conocimientos de medicina tropical y subtropical entre el personal sanitario espa?ol ante enfermedades que hasta hace poco se calificaban de rarezas y son actualmente frecuentes entre los inmigrantes y sus hijos, sin que ni siquiera se hayan estudiado en los curr¨ªculos regulares. Un ejemplo vivido: para tratar la fiebre a un ni?o brasile?o de seis a?os se le llegaron a prescribir m¨¢s de media docena de antibi¨®ticos; el haber ejercido en ?frica durante bastante tiempo me permiti¨® f¨¢cilmente sospechar el diagn¨®stico de paludismo.
Ante esta situaci¨®n, que bien podemos calificar como deplorable para los inmigrantes en Espa?a y sobre todo sus hijos, a los que no nos es posible relegar sanitariamente al olvido, tomando en consideraci¨®n que se calcula que la poblaci¨®n infantil que habitar¨¢ en Espa?a en el a?o 2025 ser¨¢ aproximadamente entre el 15% al 20% originaria de inmigrantes y que ocupar¨¢ muy pronto un papel fundamental en la fuerza laboral del sector primario, no se ha mostrado hasta el momento inter¨¦s en que los sanitarios espa?oles, especialmente de los grandes n¨²cleos de inmigraci¨®n, se formen para su correcta adecuaci¨®n a las necesidades sanitarias y antropol¨®gicas planteadas, que se agudizar¨¢n en el futuro arrastrando las deficiencias del presente.
Todav¨ªa suena m¨¢s absurdo, siendo un indicador del escaso inter¨¦s formativo sanitario que despierta este tema, el que la Sociedad Espa?ola de Puericultura, de la que soy su vicepresidente, con los ¨ªmprobos trabajos y esfuerzos realizados para poder subsistir frente a los obst¨¢culos de todo tipo creados para su acoso y derribo, y luego de haber comunicado la necesidad de un nuevo planteamiento del Programa del Ni?o hace ya m¨¢s de un a?o a alguno de los directivos m¨¦dicos del Insalud, sea la primera entidad sanitaria que vaya a organizar, por su cuenta y riesgo, un curso sobre Salud materno-infantil para los hijos de inmigrantes en Espa?a, sin contar con el m¨¢s m¨ªnimo apoyo de los organismos sanitarios ni acad¨¦micos, siquiera sea simb¨®lico.
Mi prop¨®sito, al aprovechar las p¨¢ginas de EL PA?S con la publicaci¨®n de estas l¨ªneas, s¨®lo es poner en conocimiento del lector interesado un grave problema sanitario espa?ol, al que creo no se atiende de una forma adecuada: la formaci¨®n en Espa?a para la correcta asistencia de los inmigrantes y, sobre todo por su vulnerabilidad, de sus hijos. Me consta que cuando los espa?oles emigr¨¢bamos, no hace muchos a?os, a otros pa¨ªses europeos, sus autoridades sanitarias actuaron de la forma que ahora precisan los inmigrantes en Espa?a: estudiando sus necesidades sanitarias para poder aplicarlas.
?scar Valtue?a Borque es doctor en medicina y vicepresidente de la ONG Puericultores sin Fronteras, y ha sido consultor de la oficina regional de ?frica de la OMS y experto en salud materno-infantil en la sede de Ginebra de esta organizaci¨®n durante seis a?os.
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