De qu¨¦ depende que los nacionalismos unan o separen ANTON COSTAS
La cuesti¨®n nacional est¨¢ en un momento de inflexi¨®n en Espa?a. ?En que direcci¨®n apunta? A mi juicio, ese cambio est¨¢ alimentado por la idea de que la cohesi¨®n y la convivencia dentro de un proyecto pol¨ªtico com¨²n, como es Espa?a, no puede apoyarse ya ¨²nicamente en el "patriotismo de m¨ªnimos" formulado en 1979 (en parte como reacci¨®n al patriotismo esencialista del franquismo), que bas¨® la cohesi¨®n en el reconocimiento constitucional de unos derechos c¨ªvicos y humanos iguales para todos los ciudadanos, y en el reconocimiento de unos derechos de autonom¨ªa. Ahora parece que ese patriotismo basado en la Constituci¨®n no basta, y que hay que buscar un nuevo esp¨ªritu comunitario que act¨²e como cemento de la cohesi¨®n en el interior de cada comunidad. Pero esos intentos no pueden obviar el hecho de que vivimos en un mundo en el que los ciudadanos pertenecemos de forma simult¨¢nea a comunidades de distinto nivel: a un barrio, a una ciudad, a una nacionalidad o regi¨®n, a un estado o a una comunidad europea de naciones. Nuestras lealtades patri¨®ticas son, por tanto, diversificadas y superpuestas. Como esto es as¨ª, ?son excluyentes o compatibles esas distintas lealtades patri¨®ticas? ?C¨®mo se puede construir un pegamento que las una? ?De qu¨¦ depende que esos patriotismos sean compatibles o excluyentes? Probablemente, depende de la forma como se planteen los conflictos.
El conflicto en una sociedad pluralista de libre mercado no necesariamente lleva a la quiebra de la cohesi¨®n. Por el contrario, una vez que se aprende a gestionarlo, se transforma en una fuerza que cohesiona a este tipo de sociedad. As¨ª, el conflicto entre trabajadores y patrones ha sido visto durante mucho tiempo como disolvente de la cohesi¨®n y, por tanto, se buscaba su eliminaci¨®n. Los patronos y el Estado negaban a los trabajadores el derecho a asociarse y a negociar sus condiciones laborales. Y los trabajadores ten¨ªan como objetivo la revoluci¨®n, es decir, la destruci¨®n del capitalismo. En esa fase el conflicto social se plante¨® en la forma "o esto o ...". Era no divisible e innegociable. Despu¨¦s de la II Guerra Mundial ese tipo de conflicto comenz¨® a plantearse de forma divisible y negociable; es decir, en la forma de m¨¢s o menos salario, horas de trabajo, etc¨¦tera. Esa forma y la negociaci¨®n continua entre las partes ha acabado por hacer que el conflicto social act¨²e de pegamento y no de disolvente de las sociedades plurales de econom¨ªa de mercado.
Con el conflicto nacionalista ocurre lo mismo. Sus efectos van a depender de c¨®mo planteen sus conflictos, no de que existan o no partidos nacionalistas de uno u otro signo. Desde la Constituci¨®n hasta ahora los nacionalistas han planteado sus conflictos en t¨¦rminos divisibles y negociables: m¨¢s o menos IRPF, m¨¢s o menos inversiones estatales, m¨¢s o menos competencias pol¨ªticas. Esas reivindicaciones no actuaron como disolventes de la cohesi¨®n de la unidad de Espa?a. Todo lo contrario, la fortalecieron. Ese resultado fue posible porque el conflicto se plante¨® en t¨¦rminos de "m¨¢s o menos", y no en t¨¦rminos esencialistas de "esto o ...". ?sta ha sido quiz¨¢ la aportaci¨®n m¨¢s importante del nacionalismo de Jordi Pujol a la convivencia en Espa?a. Se le ha acusado de pactista y pesetero. Pero, en todo caso, esos calificativos son menos una descalificaci¨®n que un elogio a la forma divisible y negociable con que ha sabido plantear sus reinvindicaciones. Pero ahora las cosas parecen estar cambiando. Desde un lado, las reinvindicaciones comienzan a ser del tipo "o soberan¨ªa o ..."; y, desde el otro, del tipo de "o unidad o mando al ej¨¦rcito".
Planteadas as¨ª las cosas, las posiciones son dificilmente divisibles y negociables y el conflicto acabar¨¢ siendo potencialmente disgregador. Conviene, por tanto, no dejar avanzar las cosas por este camino y m¨¢s que amurallarse detr¨¢s de grandes palabras, como soberan¨ªa o unidad, o de nuevos patriotismos, lo que hay que hacer es buscar las formas de aprender a gestionar los nuevos problemas dentro de aquel patriotismo de m¨ªnimos que tan buenos resultados nos ha dado hasta ahora.
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