Nuevas teor¨ªas sobre el autismo
Varios equipos cient¨ªficos formulan explicaciones sobre el desarrollo de esta misteriosa enfermedad
Inspirados por los recientes hallazgos sobre el desarrollo del cerebro animal antes y despu¨¦s del nacimiento, algunos cient¨ªficos est¨¢n presentando nuevas y sugestivas teor¨ªas para explicar el autismo, una misteriosa anormalidad del cerebro que impide que los ni?os desarrollen habilidades sociales y cognitivas normales. Mediante el estudio de la anatom¨ªa de cerebros autistas, los investigadores quieren descubrir en qu¨¦ fase del desarrollo y en qu¨¦ zona del cerebro se produce la compleja interacci¨®n de genes y causas medioambientales que provoca la enfermedad. Entretanto, estudian tambi¨¦n los circuitos cerebrales que dan lugar a las caracter¨ªsticas m¨¢s humanas, como el lenguaje, la empat¨ªa y la conciencia de que los dem¨¢s tienen creencias y deseos diferentes de los propios.
En el autismo aparece da?ado todo un circuito cerebral, seg¨²n David G. Amaral, neurocient¨ªfico de la Universidad de California en Davis (EE UU). Los investigadores acaban de empezar a estudiar c¨®mo interact¨²an din¨¢micamente las diferentes regiones cerebrales para dar lugar a dichos circuitos, lo que pone al autismo en el punto de mira de la neurociencia moderna. El autismo afecta a muchos aspectos de la conducta humana, como el movimiento, la atenci¨®n, el aprendizaje, la memoria, el lenguaje, el car¨¢cter y la interacci¨®n social. Se puede detectar en los movimientos de beb¨¦s que se dan la vuelta, se sientan, gatean y andan de forma extra?amente descoordinada. A los 18 meses, un autista no se?ala, no comparte la atenci¨®n con otros, ni sigue las expresiones de otras personas. A los 2 o 3 a?os, los ni?os autistas presentan una profunda falta de respuesta hacia los dem¨¢s. Muchos no hablan; por el contrario, pueden embarcarse en rituales, como agitar los brazos, que estimulan su cuerpo. Les disgusta cualquier cambio.Los s¨ªntomas del autismo var¨ªan de leves a graves, con lo que la verdadera incidencia de la enfermedad es dif¨ªcil de evaluar, seg¨²n Marie Bristol-Power, coordinadora de la investigaci¨®n sobre autismo que se est¨¢ llevando a cabo en el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano de EE UU.
El autismo cl¨¢sico en su forma m¨¢s grave, que provoca retraso mental, se da en uno de cada 1.000 nacimientos. Si se incluyen formas m¨¢s leves de autismo como el s¨ªndrome de Aspberger, la incidencia es de uno de cada 500. La caracter¨ªstica com¨²n en todos los ni?os con autismo es una falta de relaci¨®n social.
Hace 50 a?os los investigadores cre¨ªan que el autismo estaba causado por madres fr¨ªas y padres d¨¦biles y ausentes. Hoy, los cient¨ªficos centran la atenci¨®n en los genes. En el caso de los gemelos id¨¦nticos, si uno padece autismo, hay un 90% de probabilidades de que el segundo tambi¨¦n lo padezca. Seg¨²n Bennett Leventhal, director de psiquiatr¨ªa infantil de la Universidad de Chicago, al autismo contribuyen cinco o seis genes. Hasta el momento, los estudios sobre hermanos autistas indican que estos genes se encuentran en los cromosomas 7, 13 y 15, aunque su funci¨®n todav¨ªa no se conoce.
Tras el nacimiento, diversos genes comienzan a crear conexiones mientras que otros provocan la muerte de las c¨¦lulas en una danza din¨¢mica de crecimiento y reducci¨®n. Pero el crecimiento y la elaboraci¨®n del sistema nervioso es un proceso continuo y si se produce un trastorno grave al comienzo, todo el desarrollo posterior se puede ver perturbado. La cuesti¨®n es cu¨¢ndo y d¨®nde.
Patricia M. Rodier, embri¨®loga de la Universidad de Rochester cree que el fallo cerebral en el autismo se produce entre los d¨ªas 20 y 24 de la gestaci¨®n, antes de que la mujer sepa que est¨¢ embarazada. Y tiene pruebas de que genes encargados de establecer estructuras corporales y cerebrales b¨¢sicas, denominados genes hox, est¨¢n mutados en el autismo.
Margaret L. Banman, neur¨®loga en la Facultad de Medicina de Harvard, considera que el defecto puede producirse antes de la mitad del segundo trimestre de embarazo. Basa esta teor¨ªa en su extenso conocimiento sobre c¨®mo y cu¨¢ndo se conectan ciertos circuitos. Afirma que algunas c¨¦lulas se pueden "perder" s¨®lo si el defecto tiene lugar en la mitad del desarrollo del feto.
Pero Eric Courchesne, neurocient¨ªfico de la Universidad de California en San Diego, explica que el problema podr¨ªa tambi¨¦n producirse despu¨¦s de que el beb¨¦ naciese. En octubre, los investigadores detectaron el defecto gen¨¦tico espec¨ªfico de un trastorno, el s¨ªndrome de Rett, que en alg¨²n momento se diagnostic¨® equivocadamente como autismo. Los ni?os nacen y se desarrollan normalmente hasta una edad aproximada comprendida entre los 6 y los 24 meses, cuando un gen que reprime otros genes no consigue la eficacia necesaria. Como consecuencia, los otros genes no pasan a la acci¨®n y los ni?os dejan de crecer, se retuercen las manos y padecen retraso mental. Courchesne y otros investigadores creen que en el autismo se puede dar un proceso similar.
Como otros investigadores, a los cient¨ªficos que estudian el autismo les impresionaron enormemente los recientes descubrimientos de que el cerebro humano contin¨²a produciendo nuevas c¨¦lulas cerebrales, y no s¨®lo nuevas conexiones, como se pensaba anteriormente, hasta bien entrada la edad adulta. Un cient¨ªfico incluso tiene pruebas de que el n¨²mero de neuronas humanas se dobla entre el nacimiento y los seis a?os.
De ser esto cierto, seg¨²n Courchesne, el cerebro infantil estar¨ªa todav¨ªa experimentando un gran proceso de construcci¨®n creado por la interacci¨®n de genes y entorno. Seg¨²n este cient¨ªfico, es posible que las alteraciones de esta construcci¨®n diesen lugar al autismo.
Nancy J. Mishew, psiquiatra de la Universidad de Pittsburgh, sostiene que seg¨²n algunos investigadores, esta teor¨ªa se ve respaldada por el hecho de que la cuarta parte de los ni?os autistas parecen normales hasta los 14-22 meses y despu¨¦s experimentan la aparici¨®n repentina de los s¨ªntomas autistas. La aparici¨®n puede estar provocada por un fallo en el funcionamiento de uno o m¨¢s genes. O podr¨ªa dispararse por alg¨²n factor ambiental que interactuase con el ni?o gen¨¦ticamente vulnerable.
Bauman y sus colaboradores llevan estudiando desde 1983 tejido cerebral obtenido de autopsias de autistas. Aunque grandes porciones de los 11 cerebros que han estudiado parecen normales, en general son m¨¢s grandes y pesados que la mayor¨ªa. Y lo que es m¨¢s importante, presentan anomal¨ªas en tres regiones relacionadas con la conducta social (l¨®bulos frontales, sistema l¨ªmbico y cerebelo). Seg¨²n Amaral, los s¨ªntomas del autismo se pueden asociar a problemas en cada una de estas regiones.
Conducta social an¨®mala
Los experimentos realizados con ni?os autistas muestran rasgos an¨®malos de la conducta social. Por ejemplo, estos ni?os pueden utilizar el sabotaje, pero no el enga?o, para evitar que otra persona alcance un objetivo. Saben utilizar gestos comunicativos, como "ven aqu¨ª", para influir en la conducta de otra persona, pero no gestos expresivos, como "bien hecho", para influir en el estado mental del otro. Sienten el placer de la ejecuci¨®n correcta de una tarea, pero no el orgullo, afirma Chris Frith, neurocient¨ªfico del University College London. Una emoci¨®n como el orgullo requiere tener en cuenta las expectativas de otras personas, explica.Otro grupo de experimentos no publicados muestra que los ni?os autistas son bombardeados por sus propios sistemas nerviosos, lo que los hace m¨¢s sensibles a los est¨ªmulos, seg¨²n la experta Portia Iverson. "Si conectas a una persona normal a un aparato que mide el nivel de alerta y estableces contacto visual directo con esa persona, puedes observar cuatro picos por minuto. En la misma situaci¨®n, el ni?o autista presenta 12 picos o m¨¢s por minuto, y adem¨¢s son extremadamente altos y bajos, m¨¢s fuertes y err¨¢ticos. Es lo mismo que nosotros sentir¨ªamos durante un terremoto, pero ellos lo experimentan todo el d¨ªa".
En el aprendizaje y en la memoria normal, dice Iverson, las personas codifican la nueva informaci¨®n unos 30 segundos despu¨¦s de experimentar un pico de alerta. "?Pero qu¨¦ pasa si tienes seis veces esos picos? Podr¨ªas codificar una enorme cantidad de informaci¨®n especialmente irrelevante".
Diagn¨®stico precoz
Quienes investigan el autismo est¨¢n de acuerdo en que har¨¢n falta muchos a?os para comprender la gen¨¦tica y la neuroqu¨ªmica de la enfermedad y obtener tratamientos eficaces.Mientras, las terapias intensivas individuales que ense?an a los ni?os a controlar sus movimientos y a relacionarse socialmente tienen ¨¦xito entre un 30% y un 50% de los casos tratados, siempre que el tratamiento comience pronto, idealmente entre los dos y los tres a?os.
El objetivo es interceptar la conexi¨®n err¨®nea del cerebro autista y, mientras el cerebro se desarrolla, ayudarle a establecer las conexiones que precisa. Aun as¨ª, seg¨²n Marie Bristol-Power, en muchos ni?os autistas la enfermedad no se diagnostica hasta los cinco o seis a?os, cuando van al colegio. La mayor¨ªa de los pediatras y m¨¦dicos de familia creen todav¨ªa que el autismo es una afecci¨®n relativamente rara y no est¨¢n formados para detectar los s¨ªntomas, afirma. Se deber¨ªa evaluar a cualquier ni?o que a los dos a?os no ha comenzado a hablar con frases cortas.
Portia Iverson, fundadora de Cure Autism Now, una asociaci¨®n de padres con sede en Los ?ngeles, afirma: "El hecho de que el cerebro de los ni?os sea din¨¢mico y el¨¢stico es nuestra mayor esperanza. La propia esencia del ser humano es su interacci¨®n con el medio ambiente. Si esa interacci¨®n no se realiza adecuadamente la primera vez, podemos completarla con terapias restauradoras y regeneradoras para el cerebro. Quiz¨¢ no hagamos que los ni?os sean completamente normales, pero podemos cambiar el curso de la enfermedad".
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