A la b¨²squeda del voto de "la mujer mujer"
Ya lo dijo Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar con una de sus c¨¦lebres tautolog¨ªas: al nuevo centrismo le gusta "la mujer que sea mujer". Su esposa, Ana Botella, elabora algo m¨¢s el discurso y explica que su ideal es una mujer que se resiste a "masculinizar su papel", que rechaza "el feminismo de confrontaci¨®n" y que aporta "humanidad" a la pol¨ªtica. La mujer centrista, seg¨²n ha insistido Botella en su primera e intensa gira de precampa?a electoral, que concluy¨® ayer en Santiago, exige igualdad en el trabajo y colaboraci¨®n en las tareas dom¨¦sticas, sin renunciar por ello al marido ni a los hijos porque la familia "es la instituci¨®n m¨¢s importante". Cualidades que se aderezan, por lo visto entre los auditorios que le aplaudieron en Galicia, con un fervoroso amor al vis¨®n y la mecha rubia.Si hay algo que parece molestar a esta mujer de car¨¢cter sereno y afable es que le persiga la comparaci¨®n con Hillary Clinton. Pero, cuando se le pide que defina su papel, Botella copia a su esposo desliz¨¢ndose por las pendientes de la obviedad. "Soy una persona normal que ahora est¨¢ casada con el presidente del Gobierno", dijo ayer en la televisi¨®n gallega. El d¨ªa anterior, en Ourense, se hab¨ªa considerado "una militante m¨¢s", alguien que "cree en un ideal y hace lo posible por llevarlo a la pr¨¢ctica". Cierto que a la inmensa mayor¨ªa de los militantes m¨¢s no los adulan los dirigentes regionales ni les preparan comidas con dise?adores de moda, visitas a centros de toxic¨®manos o charlas en selectos clubes financieros.
Tampoco sus compa?eras de partido encuentran f¨¢cil definir el papel de la primera dama. "Es una militante que da la casualidad de que est¨¢ casada con el presidente del Gobierno", coment¨® ayer Mar¨ªa Jes¨²s Sainz, portavoz adjunta del PP en el Congreso reci¨¦n disuelto. Marta ?lvarez, diputada del Parlamento gallego, hab¨ªa sido algo m¨¢s precisa: "Es una militante destacada porque es la mujer de un militante destacado". Con explicaciones as¨ª no es de extra?ar que la confusi¨®n cunda alrededor del personaje y facilite deslices como el de los responsables del Club Financiero de A Coru?a, que le otorgaron el t¨ªtulo de excelent¨ªsima se?ora. "No sab¨ªamos que los tratamientos se adquiriesen por v¨ªa conyugal", ironiz¨® Pilar Garc¨ªa Negro, dirigente del BNG, que protest¨® por que su conferencia coru?esa, el ¨²nico acto de su gira que no organizaba el PP, contase con el patrocinio de la Xunta.
Botella, que viaja con una jefa de prensa contratada por La Moncloa, es una animosa defensora de la pol¨ªtica de su marido. Con las cifras bien aprendidas, esgrime los ¨¦xitos del que siempre llama "este Gobierno", desde las legiones de parados que hallaron empleo hasta las mujeres maltratadas que recibieron atenci¨®n. Procura no parecer agresiva, pero tampoco puede evitar la tentaci¨®n de responsabilizar al PSOE de los m¨¢s variados males, incluido el descenso de la natalidad, debido, seg¨²n sostiene, a una pol¨ªtica econ¨®mica "que destruy¨® puestos de trabajo y mantuvo alt¨ªsimos los tipos de inter¨¦s".
Pero el aut¨¦ntico target, que dir¨ªa un publicista, de los discursos de Botella es el voto de las mujeres, a las que ofrece un feminismo atemperado por la virtud de la paciencia. Una vez lograda la igualdad jur¨ªdica, razona, ya no tiene sentido la "confrontaci¨®n", ¨²til "a principios de siglo". Ahora se trata de ocupar los puestos de responsabilidad, acabar con las discriminaci¨®n laboral y esperar a que la educaci¨®n en igualdad rinda sus frutos en pr¨®ximas generaciones.
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