Instituciones para 28
La reforma de las instituciones europeas que propone la Comisi¨®n Europea dirigida por Prodi va en la buena direcci¨®n. Pensadas para seis Estados miembros en su origen, las instituciones se han ido estirando hasta el l¨ªmite. Pasar ahora, como se contempla, de 15 a 28 miembros requiere algo m¨¢s que parches o meras adaptaciones. Sin embargo, es de temer que en la conferencia de Gobiernos que se abre el 14 de febrero para abordar esta reforma de los tratados domine el conservadurismo y las propuestas relativamente ambiciosas de la Comisi¨®n se vean rebajadas. La visi¨®n generosa de la ampliaci¨®n no se ver¨ªa acompa?ada de una reforma institucional suficiente, lo que generar¨ªa graves problemas en un futuro m¨¢s o menos lejano.Entre una minirreforma o un big bang, la Comisi¨®n Europea tira por la calle de en medio. Propone preservar el derecho de veto nacional en temas cruciales como las variaciones en los tratados, las reformas institucionales o, lo que resulta m¨¢s discutible, ¨¢mbitos como la armonizaci¨®n fiscal o la Seguridad Social. La ampliaci¨®n de las decisiones por mayor¨ªa se limitar¨ªa b¨¢sicamente a nuevos sectores en el comercio internacional.
Para reequilibrar el sistema de votaciones en el Consejo de Ministros, escorado con las sucesivas ampliaciones en favor de los pa¨ªses peque?os, se decanta a favor de un sistema de doble mayor¨ªa simple, de Estados y de las poblaciones que representan, una base razonable y clara para la negociaci¨®n. Tambi¨¦n sugiere facilitar m¨¢s la posibilidad de que un n¨²mero limitado de Estados decidan avanzar m¨¢s en su integraci¨®n que otros m¨¢s reticentes. Lo que se viene a llamar la cooperaci¨®n reforzada es un elemento esencial para la viabilidad de una UE de casi tres decenas de Estados y m¨¢s de 500 millones de habitantes. Es la garant¨ªa de que unos pocos puedan avanzar, y, al cabo, terminar tirando de los dem¨¢s. En cuanto a su propio futuro, la Comisi¨®n deja abierta la elecci¨®n entre un tope de 20 comisarios -es decir, menos que pa¨ªses- o un comisario por Estado, con mayores poderes para su presidente, aunque no llega a proponer que ¨¦ste salga de las elecciones al Parlamento Europeo. S¨ª sugiere, sin embargo, la posibilidad de listas europeas, es decir, las mismas en cada Estado, en las elecciones a la Euroc¨¢mara.
M¨¢s integraci¨®n es la ¨²nica forma de evitar que la UE se diluya en su moral e hist¨®ricamente necesaria ampliaci¨®n geogr¨¢fica. Pero las recientes cr¨ªticas de Jacques Delors, uno de los padres de esta Europa, siguen siendo v¨¢lidas: los dirigentes europeos contin¨²an evitando visualizar qu¨¦ proyecto en com¨²n hay en el horizonte para esta UE a 27 o 30. El debate institucional tapa la inexistencia de otro m¨¢s pol¨ªtico sobre los fines de la Uni¨®n. Ahora bien, si esta negociaci¨®n para la reforma institucional es tan dif¨ªcil, es porque en ella se juega mucho poder para los Estados y para las instituciones, ya sea en capacidad de arrastre o de bloqueo.
Hoy por hoy, los Estados grandes son, en general, los m¨¢s reticentes a una reforma que vaya m¨¢s all¨¢ de lo que qued¨® pendiente desde el Tratado de Amsterdam: los votos y los comisarios. Pero en otras cuestiones como la cooperaci¨®n reforzada o la ampliaci¨®n de las decisiones por mayor¨ªa sorprende la actitud cerrada del Gobierno de Aznar, que, como ha quedado claro en la cumbre hispano-lusa en Salamanca, no comparte con Portugal, al que le corresponde presidir este semestre el Consejo de la UE y, por tanto, la Conferencia Intergubernamental. El Gobierno aspira a situar a Espa?a entre los grandes, pero a la vez a preservar su coto como pa¨ªs de la cohesi¨®n. Es decir, recibir e influir. Dos objetivos que cada vez van a resultar m¨¢s dif¨ªciles de conciliar en una Uni¨®n Europea ampliada.
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